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sábado, septiembre 19, 2009

Absuelta de la muerte de dos menores


BARCELONA.
El tribunal de la Sección Décima de la Audiencia Provincial de Barcelona ha decidido absolver a Yolanda A. de todos los delitos que se le imputaban en relación con la muerte de dos menores el 2 de abril de 1999, en Barcelona.Los hechos se remontan a la Semana Santa de aquel año, cuando Rosa María Artero, de 17 años, y Sandra Pérez, de 16, salieron del Centro de Acogida de Menores Vilana, dependiente de la Generalitat, y decidieron no regresar tras un permiso de salida del 31 de marzo.
En veinticuatro horas, las jóvenes pasaron de la sensación de libertad a ser víctimas de una muerte que ni podían imaginar.
El 1 de abril habían entrado en contacto con Yolanda A. en la calle Sant Ramon, en el barrio del Raval. Las chicas le dijeron que no sabían dónde iban a dormir aquella noche y ella les ofreció la posibilidad de pasarla en su casa, en la calle Valldemosa, en Nou Barris.
Las menores acudieron allí y a la mañana siguiente las encontraron muertas en un parque cercano.
Las pruebas periciales detectaron una ingesta de metadona, que en el caso de Rosa María se sumó a un número indeterminado de pastillas Trankimazin.
La sobredosis les provocó congestión visceral generalizada, edema pulmonar y cerebral que determinó una parada cardiorrespiratoria a eso de las 9.00 horas del día 2.
No hay nada probado
El tribunal da por probado que las menores y Yolanda A. se encontraron y estuvieron en la vivienda de ésta, pero no que fuera ella quien les proporcionó la metadona,
ya que la sustancia pertenecía a Armando Carlos Pascual,
quien seguía un tratamiento de desintoxicación y el día del suceso llevaba tres botes encima porque le habían entregado esa cantidad en el C.A.S. Garbivent para que él se la administrara en los días de vacaciones de Semana Santa que quedaban hasta el lunes día 5.
Armando, alias «Lilia» en los ambientes travestis, y otras tres personas sin identificar consumieron cocaína aquella noche junto con Yolanda A., lo que ha hecho más difícil al tribunal señalar quién provocó la sobredosis de las menores,
si tal vez fueron ellas mismas las que generaron la situación.
Tampoco se da por probado que Yolanda A. obtuviera los botes amenazando con un «cutter» a «Lilia».
Ellas durmieron solas en el piso aquella noche y en el caso de Rosa María Artero, el Departamento de Justicia sabía que antes de entrar en el centro de menores había consumido cannabis, cocaína, heroína y drogas sintéticas.
Yolanda A. queda absuelta así de todos los delitos: robo con intimidación y uso de arma,
contra la salud pública, contra la Administración de Justicia,
doble homicidio por imprudencia, faltas de lesiones y hurto.

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