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lunes, diciembre 28, 2009

VEGAMO : ASESINAR PARA COMER

¿QUE ES EL VEGANISMO?

El veganismo no es una moda. El veganismo es una filosofía y un estilo de vida basado en el respeto hacia los animales sintientes, esto es debido a que los veganos afirmamos que todo ser sintiente merece respeto moral (sensocentrismo). Por respeto a los animales sintientes los veganos dejamos de participar en todas aquellas actividades que los explotan de forma directa e indirecta absteniéndonos del total uso o consumo de productos de origen animal.

El veganismo es parte del movimiento animalista que pide, además de respeto, derechos básicos para los animales sintientes. Es bastante frecuente, incluso entre los medios de "información", la confusión entre los términos animalismo y ecologismo, pero el movimiento animalista y el movimiento ecologista son dos movimientos distintos. El movimiento animalista o animalismo se preocupa por los derechos de animales concretos, en cambio, el movimiento ecologista o ecologismo se preocupa por la conservación de los ecosistemas y de las especies (abstracción), ya sean animales o plantas. El veganismo y la ecología confluyen en un punto: muchos animales necesitan de un medio natural idóneo para poder vivir, y todos, a fin de tener una mejor salud, necesitamos aire, agua y alimentos no contaminados.

En resumen, los veganos consideramos moralmente a los animales sintientes como a un tipo de personas (cada uno según sus características) que también merecen respeto y no como a cosas que podamos usar como si fueran de nuestra propiedad.
Stop asesinatos
Los homo sapiens adultos sanos, al contrario que bebés, disminuidos psíquicos y animales de otras especies, somos animales éticos y como tales somos agentes morales.
respuestasveganas.blogspot.com

Los llamados "seres humanos" somos animales mamíferos pertenecientes a la especie homo sapiens. Si los homo sapiens somos omnívoros eso quiere decir que podemos obtener nutrientes tanto del reino vegetal como del reino animal, no que estemos obligados a comernos a otros animales. La ciencia de la nutrición afirma que las dietas 100% vegetarianas bien planificadas son saludables, nutricionalmente adecuadas para todas las etapas del ciclo vital, y proporcionan beneficios para la salud en la prevención y el tratamiento de determinadas enfermedades. Lo anterior se suma a la evidencia empírica de millones de veganos que llevan vidas saludables. Incluso hay deportistas profesionales que son 100% vegetarianos.

Los homo sapiens adultos sanos, al contrario que bebés, disminuidos psíquicos y animales de otras especies, somos animales éticos y como tales somos agentes morales, es decir, somos responsables del resultado de nuestros actos, por ello nuestro comportamiento ético no debe guiarse por comportamientos naturales practicados por animales de otras especies. También podemos comprobar que aunque un acto fue o sea "lo normal" en una época histórica o lugar concreto eso no garantiza que éticamente sea correcto.

Los veganos no respetamos a los demás animales porque estén vivos sino porque son sintientes (sensocentrismo). La sintiencia es la principal característica a tener en cuenta a la hora de mostrar respeto moral. Quienes podemos empatizar con el sufrimiento de los demás sabemos que ningún animal sintiente quiere ser dañado ni sufrir. Los animales, al contrario que las plantas, disponemos de un sistema nervioso que integra un cerebro el cual nos da consciencia, permitiéndonos así tener experiencias subjetivas (dolor, placer, miedo, etc), es decir, cada animal somos "alguien vivo", no "algo vivo" como ocurre con las plantas. Aún así, y que solo sirva para responder a los no vegetarianos defensores de la vida per se, las dietas vegetarianas matan menos plantas que las dietas no vegetarianas.

Si no caemos en la falacia ecológica comprobaremos que no existe ningún "defecto" que tengan los animales de otras especies que no sea también característica de algún grupo de homo sapiens, y aún así nadie piensa que es moralmente aceptable utilizar a ese determinado grupo de homo sapiens para ser usados en experimentos, como alimento, etc. Las diferencias entre los animales no homo sapiens y nosotros son cuantitativas y no cualitativas. Cada animal sintiente no ha nacido ni existe para ser propiedad de otro sino para vivir y disfrutar su propia vida. Millones de animales son matados cada hora en mataderos y barcos de todo el mundo. Incontables horas de sufrimientos, mutilaciones, privaciones, miedo, angustia, hambre y desesperación. No se trata de las condiciones en las que son explotados, se trata del hecho de que sean explotados. Todos y cada uno de los animales que no pertenecen a nuestra especie son individuos únicos que también tienen la capacidad de sufrir y el interés de disfrutar de su vida, dichas características, a ojos humanos, les convierten en pacientes morales que deberíamos respetar dado que pueden ser afectados por nuestros actos. No existe ningún argumento mínimamente coherente que pueda establecer que sus intereses deban ser infravalorados por nuestra especie homo sapiens. El criterio de especie (discriminación conocida como especismo) es un criterio arbitrario, y por lo tanto injusto, así como lo son los criterios de raza, sexo, inteligencia o nacionalidad.

El respeto a los animales, además, produce un resultado beneficioso para la conservación de la Naturaleza hasta tal punto que el máximo responsable de la lucha contra el cambio climático en Reino Unido ha dicho en una entrevista exclusiva al diario británico The Times que la única vía para salvar el mundo es que todo el planeta se haga vegano. Las dietas veganas producen una mayor eficiencia energética y disponibilidad de recursos que, con buena voluntad, podrían acabar con las 16.000 muertes de niños por desnutrición, que cada día ocurren en este mundo.

Ya va siendo hora de parar esta masacre, de momento es tan facil como cambiar de menu,

SI A TI TE PARECE DIFICIL SER VEGANO, A LOS ANIMALES SE LES HACE AUN MAS DIFICIL QUE NO LO SEAS

Más información:
NOTA:
¿COMO PARAR EL HAMBRE EN EL MUNDO? ; LA COSA EN VERDAD, TIENE "GRACIA",AUNQUE PARA LAS 15.000 PERSONAS QUE MUEREN AL DIA, NO CREO QUE LES HAGA MUCHA GRACIA, SI NO SUFRIMIENTO,DOLOR,RABIA...,Y TODA CLASE DE SENTIMIENTOS EN CONTRA DE LAS PERSONAS QUE DIA A DIA CONSIENTEN ESTO, TENIENDO FONDOS PARA PARARLO, Y SI ESTO TERMINARA "HOY", YA SERIA ALGO, PERO NO ES DIA TRAS DIA, MAÑANA,AL OTRO, AL OTRO,..., Y ASI.
ANTES, HACE UNOS AÑOS, CUANDO OIA QUE TANTA MUERTES POR HAMBRE, PENSABA EN ESCASEZ DE ALIMENTOS, QUE EL PAIS, NO PRODUCIA LO MINIMO PARA PODER ALIMENTAR A SU GENTE, A SU PUEBLO, Y RESULTO QUE YO NO TENIA RAZON, CADA PAIS, TIENE PARA ALIMENTAR A LOS SUYOS, 4 O 5 VECES LA CANTIDAD NECESARIA PARA ESO?, ¿ENTONCES?, SI ENTONCES, QUE?, ES MAS PRODUCTIVO VENDERLO AL NORTE, POR CANTIDADES IRRISORIAS, QUE DARSELO A SUS "HERMANOS", QUE NO TIENEN CON QUE PAGARLO, se vende todo al por mallor: granjas de pollos, si los pollos llegan bien, pues carne, si llegan mal, en abonos, junto con el guano, y todo asi: harinas, comidas de perros y gatos,preparados de todas clases, botes de frutas en almibar (piñas,melocotones, y muchas conservas vendidas como lujo); ese es el precio de 15.000 muertes diarias...¿PIENSAS QUE TU, NO ERES CULPABLE DE NINGUNA DE ESAS VIDAS QUE SE APAGAN...?

SUMAN TRES ACTIVISTAS ASESINADOS OPOSITORES A LA MINERIA


EL SALVADOR: CONTINUAN LOS ASESINATOS DE AMBIENTALISTAS OPOSITORES A LA MINERIA

domingo 27 de diciembre de 2009

Desconocidos asesinan a una mujer ambientalista en El Salvador

San Salvador, 27 dic (EFE).- Una ambientalista salvadoreña falleció a manos de desconocidos en una zona rural del departamento de Cabañas (centro), con lo que suman tres los activistas asesinados este año, denunciaron hoy integrantes de ese movimiento.

Dora Recinos Sorto, de 32 años, fue tiroteada ayer en una zona del cantón Trinidad, donde el pasado 21 de diciembre fue asesinado el ambientalista Ramiro Rivera y una mujer de 57 años que viajaba junto a él en un vehículo.

"Recibió cinco impactos de balas por la espalda", relató a Efe Francisco Pineda, coordinador del comité ambiental de Cabañas, al señalar que la víctima era esposa de otro ambientalista.

Indicó que la mujer, quien se encontraba en estado de embarazo, estaba al momento del ataque junto al menor de sus seis hijos, quien, según Pineda, "está baleado, pero ya salió de peligro".

"Tenía ocho meses de embarazo y ni así pudieron detenerse estas personas de asesinarla", añadió en otras declaraciones a la Radio Nacional El Salvador (estatal).

El hijo que esperaba Recinos Sorto también murió.

LEER COMPLETO

Publicado por Norberto Costa en 18:00

viernes, diciembre 25, 2009

gotico

literatura novel,poesia,pulp,undergroud,gotica,dark, y etapas oscuras de muchos escritores

http://bloodgothic.blogspot.com

con referencia a: iGoogle (ver en Google Sidewiki)

viernes, diciembre 18, 2009

DESGRACIADAMENTE

DESGRACIADAMENTE
Fredric Brown

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Ralph NC-5 suspiró aliviado cuando tuvo a la vista el Cuarto Planeta de Arturo en el espacioscopio, exactamente en el lugar en que el computador le había advertido que lo encontraría. Arturo IV era el único planeta habitable o inhabitable de su ruta y se encontraba a muy pocos años luz del más próximo sistema estelar.
Necesitaba alimento - las reservas de combustible y de agua eran las correctas, pero el departamento de Plutón había cometido un error al cargar comida - y, probablemente, de acuerdo con el manual espacial, los nativos eran amistosos: le darían cualquier cosa que les pidiera.
El manual resultaba poco claro en aquel punto; volvió a releer la breve sección dedicada a los arturianos tan pronto como hubo dispuesto los mandos para el aterrizaje automático.
Los arturianos, leyó, son inhumanos, pero muy amables. Un piloto que aterrice en Arturo IV sólo tendrá que pedir lo que quiere y ellos se le entregarán gratuita, amablemente y sin pedir explicación alguna.
La comunicación con ellos, sin embargo, debe hacerse mediante papel y lápiz, pues carecen de órganos vocales y auditivos. No obstante, leen y escriben inglés con cierta corrección.
Ralph NC-5 intentó decidir que querría comer en primer lugar, después de dos días de completa abstinencia alimenticia, precedidos por cinco de alimentación racionada: hacía una semana que descubrió el error de la carga de comida en las bodegas.
Comidas, maravillosas comidas, pasaban una tras otras por su mente.
Aterrizó. Los arturianos, una docena de seres efectivamente inhumanos - doce pies de alto, con seis brazos y de un brillante color magenta - se acercaron a él; su jefe hizo una reverencia y le tendió un papel y un lápiz.
En aquel instante, supo exactamente lo que quería: escribió rápidamente y devolvió el bloc. Pasó de mano en mano entre los arturianos.
Abruptamente, sintió que le agarraban y que le maniataban. Y que le llevaban hasta una estaca donde los inhumanos apilaban ramas y arbustos. Uno de ellos les prendió fuego.
Chilló en protesta, pero ellos, como no tenían orejas, no pudieron oírle. Gritó de dolor y luego dejó de gritar.
El manual del espacio era muy correcto al decir que los arturianos leían y escribían el inglés con cierta corrección. Pero omitía el hecho de que eran muy parcos de vocabulario: lo último que tendría que haber pedido Ralph NC-5 era un filete a la plancha.


FIN

jueves, diciembre 03, 2009

Una tienda 24 horas, sufre su tercer atraco

Una tienda 24 horas, sufre su tercer atraco

Una tienda de las que abren las 24 horas, lleva funcionando un año y ya ha sufrido tres atracos. El último, esta semana, fue grabado por las cámaras de seguridad del local. Gabriel Pascual el propietario de la tienda ha asegurado que los ladrones no se conformaron con llevarse el dinero.
En las imágenes de las cámaras de seguridad se muestra cómo dos hombres entran en esta tienda abierta las 24 horas del día. Aprovechan la salida de un cliente para colarse y dirigirse al mostrador del fondo en busca del empleado. De pronto, uno de ellos que va encapuchado saca una pistola y apunta al dependiente. El otro atracador, el que va a cara descubierta, comienza a golpear una y otra vez al empleado.Para eso le llevan ante la caja registradora y le piden el dinero, pero el propietario no puede dárselo ya que no le dejan encender el ordenador. Finalmente, arrancan de cuajo la caja registradora y se van con 4.500 euros. Pero no es el primer atraco que sufre Rodolfo. Es el tercero en un año. En esta ocasión ha tenido la "dudosa suerte" de que sólo le hayan fracturado la nariz. Pero Rodolfo seguirá en su puesto. Sólo espera que estas imágenes ayuden a capturar a los ladrones.

Un obispo oficia misa con la bandera franquista

Un obispo oficia misa con la bandera franquista
"La bandera siempre está ahí. Desde 1936. Fue testigo de los asesinatos", afirma muy solemne Ángel Gascón, presidente de la Hermandad de Nuestra Señora de los Mártires de Paracuellos. Se refiere a una enseña española con el águila de san Juan. La preconstitucional. La misma que el pasado domingo oscilaba en el altar junto al obispo de Alcalá, Monseñor Juan Antonio Reig Pla, mientras oficiaba la misa anual "por los caídos en Paracuellos". Esta ceremonia, a la que asistieron entre otros el antiguo líder de Fuerza Nueva, Blas Piñar, se celebra anualmente en el cementerio de esta localidad donde fueron fusilados presos de las cárceles republicanas. Los años anteriores, según confirmó el propio Gascón, el anterior obispo de Alcalá, Jesús Catalá, no había asistido al evento.

La participación de Reig Pla incluyó una bendición en las siete fosas y algunas frases hiperbólicas, según el testimonio de algunos testigos recogido por el diario Levante: "Esta es la catedral más grande edificada jamás pues ha sido levantada con la sangre de miles de mártires, de modo que es el santuario más grande del mundo".
Ángel Alfajeme, secretario del obispado, se arrogó el error: "Fue mi culpa, yo acepté que continuase la bandera. Seguro que fue por las prisas de celebrar la ceremonia".
ENTRE LINEAS: ¿COMO UN OBISPO DICE QUE LA CATEDRAL, FUE LEVANTADA CON LA SANGRE DE LOS MARTIRES, SI LOS CONSTRUCTORES DE CATEDRALES, Y OTROS EDIFICIOS FUNERARIOS, ERAN LOS CURAS QUIEN LO PROPONIAN?

Tres personas armadas entraron de forma violenta en dos bancos y en una tienda

GALICIA
Desde el pasado mes de mayo se han registrado en la comarca cuatro atracos, contando el ocurrido el pasado martes en A Pobra. Dos de ellos se produjeron en sendas sucursales bancarias, una de Palmeira y otra en Cabo de Cruz. El otro tuvo lugar en una tienda de móviles del casco urbano de Ribeira. Se da la circunstancia que los tres primeros robos con intimidación fueron cometidos por personas que actuaron de forma individual y que, por otra parte, todavía no han podido ser identificadas.
El atraco del banco de Palmeira se produjo el 29 de mayo y fue muy similar al ocurrido el 22 de agosto en Cabo de Cruz. En ambos casos las actuaciones delictivas acontecieron a primera hora de la mañana por una persona que iba con el rostro completamente tapado y con una pistola. Nadie le vio entrar ni salir.
En el atraco a la tienda de móviles, el delincuente iba armado con un cuchillo y llevaba el rostro tapado por un pasamontañas.
A estos actos en solitario hay que añadir ahora el suceso de la joyería pobrense en el que intervinieron dos asaltantes.

sábado, noviembre 28, 2009

MALAGA : El kamikaze de Larios se enfrenta a 40 años por 5 asesinatos frustrados

MALAGA
El kamikaze de Larios se enfrenta a 40 años por 5 asesinatos frustrados
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La Fiscalía de Málaga pide 40 años de cárcel para el conductor
que trató de atropellar a cinco personas en la calle Larios el 30 de agosto de 2008.
Le acusan de cinco delitos de asesinato en grado de tentativa.
Por cada uno de ellos se le solicitan ocho años de cárcel.
Según la calificación, A. B. M. (ex guardia civil),
"consciente de lo que hacía y queriendo hacerlo,
deseoso de su propia muerte y de la de otros",
se dirigió a primera hora del 30 de agosto de 2008
desde Fuengirola hasta Málaga.
"Tenía la idea de cruzarse por la autovía haciendo un trompo
para que le golpearan los coches y así morir,
pero no encontró ni la ocasión ni el valor para hacerlo",
dice el fiscal.Ya en la Alameda, pensó
"en arrollar a policías con su vehículo, para que así le pegaran algunos tiros
y le mataran, pero no los encontró".
Al llegar a la calle Larios, lo vio claro:
"Pensó en entrar en ella y atropellar a gente,
y luego estrellarse con la última pared de la plaza de la Constitución",
pero como la vía estaba bloqueada giró para la avenida de Andalucía
buscando un agente, sin ver a ninguno.
Al final decidió entrar en la calle Larios,
sabiendo que se trataba de una vía peatonal.
A las 11.00 horas, la zona se hallaba repleta de gente
"confiada en su seguridad".
Desde el principio, continúa el ministerio público, quiso
"atropellar sorpresivamente a todas aquellas que pudieran huir,
asumiendo cualquier resultado que pudiera producirse,
incluida su propia muerte".
Una vez en la calle, aceleró, derrapó y, tomando velocidad,
se dirigió hacia la plaza de la Constitución.
Arrolló, a la altura del BBVA, a un matrimonio de ancianos italianos
que iba cogido de la mano.
El marido salió disparado a la derecha y la mujer se elevó por los aires.
Iba a 70 u 80 kilómetros por hora.
Después, a la altura del hotel Larios,
dirigió su coche contra una mujer en silla de ruedas,
pero la esquivó y se lanzó contra una pareja alemana de mediana edad
(iban con ellos los dos hijos).
Alcanzó a la esposa, a la que levantó por los aires,
cayendo ésta sobre el parabrisas del coche.
Aceleró y continuó hacia la plaza de la Constitución,
atropellando a Encarnación G. C. y Antonio G. S.
Dio la vuelta y volvió a la calle Larios, pero no pudo
escapar al estar bloqueada la calle Martínez.
Un camión de Limasa también le dificultó la huida.
Dos agentes de policía que estaban fuera de servicio
detuvieron al individuo en la rotonda del Marqués de Larios,
evitando que fuera linchado por los ciudadanos.
Fallecimiento. Los afectados habrían muerto de no haber
recibido una rápida asistencia sanitaria,
y hoy en día dos de las heridas arrastran graves secuelas de salud.
Una de ellas, la de nacionalidad alemana, ha perdido incluso facultades mentales.
El hombre sufre un trastorno de la personalidad que propició
su absolución en un caso del año 99.
Se le aplicó la eximente de alteración psíquica por lesiones con arma de fuego.
Para no ir a la cárcel, debía someterse a un tratamiento.
"Sin embargo, sabedor de su enfermedad, lo abandonó en septiembre de 2006,
ocultándoselo al médico que le trataba,
lo que pone de manifiesto su alta peligrosidad",
afirma el fiscal.
Para éste, su trastorno carece de relevancia penal.
Los informes psiquiátricos son contradictorios,
por lo que la intención del fiscal de Seguridad Vial, Javier de Torres,
es que en el juicio se establezca un debate sobre si el individuo
era consciente o no de lo que hacía.
En definitiva, sobre si es inimputable o no.
Y, de no serlo, que la Sección Primera establezca qué medidas han de tomarse
y por cuánto tiempo.
Todo estriba en si se puede entender que el individuo,
sabiendo que debía recibir tratamiento para no incurrir
en hechos agresivos, lo dejó voluntariamente,
por lo que, ´motu proprio´,
se colocó en posición de cometer actos de naturaleza peligrosa.

El atracador del 'súper'

ALAVA
La Ertzaintza detiene a un «peligroso delincuente» acusado de asaltar dos tiendas a punta de pistola
La peculiar carrera delictiva de un «peligroso» atracador de supermercados de 29 años tocó ayer a su fin en Zarautz, tras ser arrestado por agentes especiales de la Ertzaintza. El joven, con un amplio historial delictivo, es el presunto autor de varios atracos a punta de pistola cometidos este mes en supermercados alaveses y guipuzcoanos.

El último de ellos ocurrió el 14 de noviembre en un comercio de Orio. Las investigaciones llevadas a cabo por la Policía Autonómica permitieron identificar y localizar al autor del robo.
Se trataba de un delincuente que al ser considerado «peligroso» precisó de la actuación de especialistas del Grupo de Intervención de la Ertzaintza para ser detenido, informó Interior.

Fue interceptado el jueves cuando circulaba al volante de su vehículo por la carretera de la costa, a la altura de Zarautz. Posteriormente, las investigaciones practicadas permitieron determinar que el arrestado era también el autor de otros dos robos con intimidación ocurridos en la capital alavesa.
Uno de ellos perpetrado el pasado 9 de noviembre en un supermercado del centro de la ciudad, donde irrumpió cubierto y a mano armada, intimidó a una empleada y se apoderó de varias sacas con el dinero de la recaudación. Asimismo, se le acusa de otro intento de robo ocurrido una semana antes en otro establecimiento comercial situado en la misma zona.

El jueves por la tarde se llevó a cabo un registro en su domicilio, en donde los agentes hallaron una de las prendas de vestir que fue utilizada en el atraco cometido el 9 de noviembre en Vitoria.
Además, se le incautó una partida de droga compuesta por más de medio kilogramo de 'speed', motivo por el que se le imputan también los cargos de tráfico de drogas.

El arrestado pasó ayer por la mañana a disposición judicial. El juez ordenó poco después su ingreso en la prisión guipuzcoana de Martutene.

MEXICO : Ataca un comando al jefe de la Policía Federal del estado

Chihuahua: la violencia, fuera de control; reportan 18 asesinatos
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Lorenzo Castrejón Tavira, jefe de la Policía Federal Ministerial en el estado de México, y Pablo Cruz Salazar, agente de la corporación, fueron atacados por un comando cuando se trasladaban en un vehículo rumbo a la delegación de la Procuraduría General de la República (PGR).
La agresión ocurrió a las nueve de la mañana, en la esquina que forman las calles Guillermo Marconi y Albert Einstein, en la colonia Científicos, en una de las zonas comerciales más concurridas de Toluca.

El comandante y el policía lograron repeler el ataque y detuvieron a dos de los cuatro pistoleros, uno de las cuales resultó herido, al igual que Cruz Salazar, quien recibió siete impactos de bala y fue trasladado a un hospital privado.

El sicario lesionado fue identificado como José Luis Colín, quien fue llevado al nosocomio Adolfo López Mateos para recibir atención médica.

Su cómplice, Jaime Torres, detenido a unas cuadras de donde ocurrió el atentado, fue trasladado a las instalaciones de la delegación de la PGR en Toluca. Los demás gatilleros huyeron.

La camioneta en que viajaban los elementos de la corporación recibió al menos 30 impactos de bala de grueso calibre y en el lugar del ataque se detectaron casquillos de rifle AR-15.
En Chihuahua, la violencia generada por el crimen organizado sigue fuera de control y ayer cobró la vida de 18 personas, ocho en la capital del estado, seis en Ciudad Juárez, dos en el municipio de Bocoyna, una en Camargo y otra en Ojinaga. Entre las víctimas se encuentran un niño de ocho años y una mujer.

En esta entidad, además, personal de la Secretaría de Seguridad Pública Federal detuvo a siete elementos de la Policía Federal comisionados al Operativo Conjunto Chihuahua, acusados de secuestrar a 20 personas, entre ellas un profesor universitario, propietarios de restaurantes y comerciantes.

Otras tres personas fueron ejecutadas a balazos en Michoacán y Sinaloa, reportaron autoridades policiacas de esas entidades.

Por otra parte, luego del enfrentamiento ocurrido el jueves en el municipio de Teúl de González Ortega, Zacatecas, que dejó saldo de cinco presuntos narcotraficantes muertos, militares detuvieron a ocho presuntos sicarios de Los Zetas, entre ellos tres adolescentes, y decomisaron un arsenal y cinco vehículos.

En Tijuana, Baja California, seis integrantes de una célula del cártel de Sinaloa –comandada por Raydel López Uriarte, El Muletas–, dedicada al secuestro, fueron aprehendidos en un operativo policiaco-militar, durante el cual se logró la liberación de dos personas que permanecían en cautiverio en una casa de seguridad.

jueves, noviembre 19, 2009

LOS ENIGMAS DEL 11-M

LOS ENIGMAS DEL 11-M

LUIS DEL PINO

¿CONSPIRACION O NEGLIGENCIA?


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Desiertos y montañas
En su comparecencia ante la Comisión 11-M,
el ex-presidente Aznar hizo dos afirmaciones
que levantaron una inmensa polvareda. La
primera de ellas fue que "los atentados
tenían por objetivo el vuelco en las elecciones", y hace poco
hemos conocido (gracias a un documento hallado en el
ordenador de uno de los terroristas) hasta qué punto era
certera esta frase. La segunda de las controversias la
levantó Aznar cuando afirmó que "los que planificaron y
escogieron precisamente esa fecha no andan en montañas
lejanas ni en desiertos remotos".
Esta frase fue pronunciada hace sólo siete meses, pero
parece que hubiera transcurrido una eternidad. Sin
embargo, por muy lejana que parezca, al final está
resultando ser también enormemente certera, a la luz de
los datos que hemos ido conociendo. Porque las
revelaciones periodísticas y la reciente desclasificación de
decenas de miles de folios del sumario han dibujado ante la
opinión pública una imagen del 11-M que nada tiene que
ver con la que trataron (con tanto éxito) de vendernos
desde el mismo día de los atentados.
En esta serie de artículos sobre los enigmas del 11-M,
intentaré explicar por qué considero certeras esas palabras
de Aznar, repasando lo que se sabe de aquellos atentados y
también las incógnitas que continúan existiendo. Diecisiete
meses después de la masacre, las incógnitas siguen siendo
más numerosas que las certidumbres, pero hemos
alcanzado un punto que al menos nos permite distinguir la
información relevante entre el alud de cortinas de humo
que desde el primer momento rodearon a estos atentados.
Un mar de enigmas
Son muchas las cosas que todavía ignoramos. No sabemos,
por ejemplo, qué explosivos se utilizaron en los trenes, ni
quiénes fueron exactamente los que colocaron las
mochilas-bomba, ni cómo fueron los terroristas a Alcalá, ni
quién eligió la fecha de los atentados. Resulta desalentador
comparar lo que sabemos con lo que la Policía inglesa ha
descubierto del 7-J en sólo unas semanas. ¿Se ha fijado el
lector, por ejemplo, en que nadie nos ha mostrado una
imagen de los terroristas del 11-M? En Londres, la Policía
localizó rápidamente fotografías de los terroristas suicidas
subiendo a los trenes, después de revisar las grabaciones
de las cámaras de seguridad, y esas fotografías fueron
aireadas en todos los medios de comunicación. ¿Dónde
están las imágenes correspondientes de los atentados de
Madrid? ¿Dónde están las grabaciones de las estaciones de
tren madrileñas? ¿No había ninguna cámara activa el 11-M
en ninguna estación? ¿Y en los establecimientos
comerciales próximos a la estación de Alcalá?
Como veremos a lo largo de esta serie de artículos, no son
las de las estaciones las únicas imágenes que nos han
hurtado, ni tampoco es éste el más importante de los
enigmas. A lo largo de los últimos meses, y mientras el
gobierno insistía en que todo estaba claro en el 11-M, unos
pocos medios de comunicación nos han ido revelando la
presencia de numerosos confidentes policiales en la trama,
los sucesivos avisos que fueron llegando a distintas
instancias, la participación de miembros de las fuerzas de
seguridad en aspectos clave de los atentados, los intentos
de ocultar información al juez Del Olmo, ...
A lo largo de los próximos artículos, trataré de exponer los
hechos que conocemos, basándome fundamentalmente en
los datos que han quedado acreditados a lo largo de la
instrucción judicial. Intentaré, siempre que pueda,
presentar esos hechos sin abrumar al lector con nombres,
lugares y fechas, porque soy consciente de que resulta fácil
perderse en esa maraña de datos. De hecho, la confusión
que existe en torno al 11-M se debe en buena medida a las
pistas falsas que parecen conscientemente dejadas para
dificultar la investigación policial y judicial, quizá porque la
forma más sencilla de tapar una información incómoda es
sepultarla en un mar de información irrelevante.
Las diversas tramas
En realidad, todo el embrollo de implicados y detenidos del
11-M no es tan complicado como parece. Las tramas que
confluyen son cuatro, una de las cuales no tiene en realidad
nada que ver con la masacre. En próximos artículos
profundizaremos en cada uno de los temas, pero vamos a
hacer un resumen preliminar que ayude a comprender
mejor las explicaciones.
La milagrosa mochila que se encontró en Vallecas la misma
noche del 11-M (y que muy posiblemente fue "colocada"
para dirigir las investigaciones en el sentido deseado)
condujo a la Policía con sorprendente rapidez a
la primera de las tramas, la que se ha dado en
denominar "los pelanas de Lavapiés". El 13-M
eran detenidos, en plena jornada de reflexión,
tres marroquíes y dos hindúes, y en los días
sucesivos se producirían unas cuantas detenciones más de
personas relacionadas con las anteriores. A fecha de hoy,
está claro que aquellas primeras detenciones estaban
previstas por los organizadores del 11-M simplemente como
primera cortina de humo, una cortina de humo que habría
de tener, eso sí, una importante influencia en las
elecciones. A fecha de hoy, de aquellos detenidos no queda
nadie en la cárcel, salvo la última cabeza de turco, Jamal
Zougham, sobre quien tendremos ocasión de hablar largo y
tendido.
Una semana después de los atentados, las investigaciones
policiales ya habían conducido a la identificación (aunque
no a la detención) de varios miembros de la segunda de las
tramas, la de los suicidas de Leganés. El carácter
mercenario de este grupo lo acredita el hecho de que
sabemos exactamente cuánto dinero se ofreció por colocar
una mochila-bomba en los trenes: 3.000 euros. Los datos
del sumario apuntan además a que esta trama, formada
por vulgares chorizos reclutados en el mundo del hampa,
jugó un papel fundamental tanto en la logística de los
atentados como en el establecimiento de las diversas
cortinas de humo. Sabemos también que el dinamizador del
grupo era Jamal Ahmidan (El Chino) y que formaban parte
de ella otros cuatro de los siete suicidas de Leganés.
También una semana después de los atentados se
producían las primeras detenciones de miembros de la
trama asturiana (la tercera trama), que estaba compuesta
fundamentalmente por confidentes policiales y trabajadores
de las minas de caolín asturianas. No está todavía claro que
los explosivos de los trenes salieran de las minas
asturianas. De hecho, hay indicios más que suficientes para
por lo menos sospechar que la trama asturiana no es más
que la segunda de las cortinas de humo tendidas por los
organizadores del 11-M, pero sí parece demostrado que los
asturianos suministraron al menos la dinamita encontrada
en las vías del AVE, así como la que apareció en el piso de
Leganés después de la explosión. Aunque la verdadera
importancia de esta trama asturiana reside en otro aspecto:
su simple existencia y la condición de confidentes de varios
de sus miembros lleva a la conclusión ineludible de que los
preparativos del 11-M tuvieron forzosamente que ser
conocidos en determinados ambientes policiales y de
inteligencia. Las preguntas que no sabemos todavía
responder (porque la Comisión del 11-M se ha negado a
investigarlo) son: ¿Hasta dónde llegó esa información? ¿Por
qué no se pudo parar el atentado? Como contacto entre
esta trama y la de los suicidas aparece un personaje
peculiar, Rafá Zouhier, del que también tendremos ocasión
de hablar.
El núcleo duro del 11-M
Finalmente, la cuarta trama. Dos semanas después del
atentado (en torno al 26 de marzo) se identificó y localizó a
los primeros miembros del núcleo duro del 11-M, que
estaba articulado en torno al "piso franco" que los
hermanos Almallah poseían en la C/ Virgen del Coro de
Madrid. Este núcleo duro, como luego pusieron de
manifiesto las investigaciones judiciales, estaba formado
por Moutaz Almallah, Mouhannad Almallah (el presunto
terrorista afiliado al PSOE) y varios otras personas, casi
todas de origen sirio, muchas de ellas nacionalizadas
españolas, muchas de ellas casadas con españolas. Como
enlace de este grupo con el de los suicidas de Leganés
aparece El Tunecino. Fue este grupo el encargado de tender
la primera cortina de humo que condujera a detenciones el
13-M, fue este grupo el encargado de alquilar a los suicidas
de Leganés la casa de Morata de Tajuña y es también este
grupo el que aparece vinculado a algunas personas
pertenecientes a la trama española de Al Qaeda.
Si este núcleo duro del comando hubiera sido desarticulado
en el momento en que se identificó a sus principales
miembros (en torno al 26 de marzo) es posible que hubiera
podido evitarse la explosión de Leganés. Sin embargo, la
explosión de Leganés hizo que desaparecieran los
componentes de la trama mercenaria y alguno de los
miembros del núcleo duro del comando (El Tunecino y
Lamari), con lo que se perdieron datos fundamentales para
el esclarecimiento de los hechos. De todos modos, nadie
acomete una operación como la del 11-M sin dejar cabos
sueltos y es en tirar de esos cabos donde se han centrado
las investigaciones judiciales, como tendremos ocasión de
comentar.
Es mucho lo que queda por investigar y es de esperar que
pasen todavía meses antes de que empecemos a
vislumbrar una solución a los numerosos enigmas. Pero ya
sabemos al menos un dato fundamental: la presencia de
mercenarios indica, sin posibilidad de duda, que el 11-M fue
un crimen de encargo. ¿Quién dio la orden de contratar a
los mercenarios que luego morirían en Leganés? No lo
sabemos, pero por lo menos somos conscientes de que lo
que debemos buscar no es únicamente a los subalternos
que colocaron las mochilas, sino a quienes les encargaron
que las colocaran.
2. ¿Participó Al-Qaeda en los atentados del 11-M?
En el capítulo anterior nos preguntábamos quién contrató a
los mercenarios que murieron en Leganés. ¿Fue Al-Qaeda,
como sostiene la versión oficial, quien les reclutó y les
encargó el atentado? Curiosamente, ésta es una de las
pocas preguntas para la que disponemos de una respuesta
plausible, y esa respuesta no corrobora precisamente la
versión oficial. En un tema como el del 11-M, donde los
enigmas son mucho más numerosos que las certezas, una
de las pocas cosas que ha estado clara desde el principio es
que no se trató de un atentado de Al-Qaeda como tal, por
mucho que algunos se empeñaran en sostener lo contrario.
El atentado del pasado 7-J en Londres ha vuelto a plantear
ante la opinión pública, para consternación del gobierno, el
debate sobre quién ideó los atentados de Madrid, porque
las diferencias entre ambos atentados son tan evidentes
que resulta difícil pasarlas por alto. En realidad, el 11-M
difiere no sólo del de Londres, sino de todos los atentados
realizados por Al-Qaeda anterior y posteriormente. Son
varios los aspectos que diferencian al de Madrid de todos
los demás ataques reivindicados por esa organización
terrorista:
1) La inexistencia de terroristas suicidas
¿Por qué Al-Qaeda, que ha utilizado terroristas suicidas en
Nueva York, en Casablanca, en Pakistán, en Túnez, en
Yemen, en Londres... iba a actuar de forma distinta en
Madrid? Éste es uno de los aspectos más chocantes del 11-
M. Al-Qaeda utiliza comandos formados por personas
enormemente fanatizadas, convencidas de que tras el
atentado suicida accederán al Paraíso. ¿Por qué en España
iba a cambiar Al-Qaeda su modus operandi, utilizando
terroristas no suicidas? Desde determinados medios de
comunicación se difundió el 11-M, de hecho, la falsedad de
que había suicidas en los trenes precisamente porque ese
indicio es el que hubiera certificado con más fiabilidad la
participación de Al-Qaeda. Pero en los trenes no había
suicidas.
2) La participación de personas no musulmanas
En España, a diferencia de lo que ha sucedido en todos los
atentados de Al-Qaeda, los terroristas utilizaron a
españoles (la trama asturiana) para aprovisionarse de
explosivos. No resulta comprensible. Los terroristas de Al-
Qaeda, fanáticos integristas, no recurren jamás a una
persona no musulmana para organizar un atentado, por la
simple razón de que no se fían de quien no comparta sus
mismos planteamientos religiosos extremistas, y
mucho menos iban a fiarse de un "cristiano". Y
eso nos indica, precisamente, que quien atentó
en España no tenía los escrúpulos de carácter
ideológico y religioso que caracterizan a los
terroristas de Al-Qaeda. Si eran integristas quienes
encargaron los atentados, eran unos integristas muy
peculiares.
3) La presencia de confidentes policiales
En los atentados de Madrid, la trama entera está cuajada
de personas vinculadas a las fuerzas de seguridad. El
número de confidentes de la Policía, de la Guardia Civil o de
algún servicio de inteligencia presuntamente implicados en
la trama es enorme: Antonio Toro, Carmen Toro, Suárez
Trashorras, Rafa Zouhier, ... A ellos se unen otros
confidentes que, sin estar implicados en la trama, avisaron
de lo que se preparaba cuando tuvieron conocimiento de
ello: Lavandera, el libanés Joe, el imán Cartagena, ... Para
terminar, los teléfonos supuestamente utilizados en las
mochilas bomba fueron liberados en la tienda de un policía
español de origen sirio, Maussili Kalaji, que tenía (una de
las muchas "casualidades" del 11-M) relación con los
miembros del comando de Virgen del Coro. ¿Puede alguien
seriamente sostener que Al-Qaeda, especializada en la
ejecución de ataques suicidas por sorpresa, montó esta
trama donde a cada paso que damos aparece un nuevo
confidente, sin vinculación ninguna con el integrismo? Si Al-
Qaeda actuara de una manera tan permeable a las
infiltraciones, hace tiempo ya que los servicios secretos
americanos tendrían a Osama Ben Laden en una celda de
Guantánamo.
4) La utilización de delincuentes mercenarios
¿Cómo es posible que en Madrid se utilizara, para cometer
el atentado, a un conjunto de delincuentes de poca monta
(los suicidas de Leganés), cuando Al-Qaeda nunca emplea a
gente del hampa, por los riesgos que conlleva? Dejando
aparte la probabilidad (certificada en el caso de Madrid) de
tropezarse con un confidente, la utilización de delincuentes
comunes pone en riesgo cualquier operación. Sabemos, por
ejemplo, que El Chino participó en un ajuste de cuentas por
droga en diciembre de 2003, pegándole un tiro en la pierna
a un presunto traficante en Bilbao. ¿Iba Al-
Qaeda a utilizar a un sujeto como El Chino para
organizar el atentado, sabiendo que le pueden
detener en cualquier momento y que puede
comprar un trato favorable de la Policía a cambio
de contar lo que sabe de un futuro atentado integrista?
Hace escasos días, los medios de comunicación nos
contaban cómo un semanario iraní había reclutado decenas
de miles de voluntarios para realizar atentados suicidas. Sin
embargo, en Madrid se contrata a vulgares camellos para
cometer los atentados. ¿Alguien puede seriamente sostener
la hipótesis de que fue Al-Qaeda (a quien le sobran
fanáticos suicidas) quien contrató a esos hampones
mercenarios?
5) La finalidad electoral de los atentados
Al-Qaeda es una organización para quien poca diferencia
existe entre unos partidos políticos occidentales y otros.
Todos ellos son, a ojos de Al-Qaeda, representantes de ese
poder occidental decadente que pretenden destruir. A
Osama Ben Laden le importa poco quién gobierne en un
país, y la mejor demostración es la elección de fechas para
el atentado de Londres. En lugar de atentar unas semanas
antes, en plena campaña electoral británica, Al-Qaeda
seleccionó una fecha para el atentado con mucha más
repercusión internacional, en plena reunión del G8 en
Escocia. Porque Al-Qaeda pretende crear una sensación
indiscriminada de terror, no inmiscuirse en unas luchas
políticas que, en el fondo, desprecia. Sin embargo, los
atentados de Madrid perseguían influir decisivamente en un
resultado electoral y estaban dirigidos a provocar la salida
del PP del gobierno, lo que nos indica que la motivación de
quienes concibieron el 11-M era mucho más "cercana" a la
mentalidad occidental, para quien esas luchas políticas sí
tienen sentido.
6) Los detalles logísticos
Los terroristas de Al-Qaeda no corren nunca riesgos
innecesarios que puedan poner en peligro su misión. Si
necesitan un coche, lo compran o lo alquilan, pero nunca se
les ocurriría robarlo, porque cualquier casualidad (por
ejemplo un control rutinario de la Policía) podría dar al
traste con toda la operación. En Londres, los terroristas
alquilaron el vehículo en el que se desplazaron hasta la
estación donde tomaron el tren; en Estados Unidos,
gastaron el dinero a espuertas para todo aquello que
necesitaron, desde clases de vuelo hasta alquileres de pisos
y de vehículos. De la misma manera, los terroristas
londinenses fabricaron sus propios explosivos utilizando
fórmulas químicas fáciles de encontrar en numerosas webs
radicales islámicas y empleando compuestos de fácil
adquisición en los comercios, porque es ésta una forma de
conseguir explosivos mucho menos arriesgada que tratar
de introducirlos en Inglaterra desde el exterior o que
adquirirlos a algún delincuente local. Sin
embargo, en España, los terroristas
adquirieron los explosivos a suministradores
locales no musulmanes que, además, eran
confidentes de las fuerzas de seguridad. No
contentos con eso, transportaron los explosivos desde
Asturias en un coche robado, con placas de matrícula
dobladas y llevando documentación falsificada,
arriesgándose a que la Guardia Civil pudiera pararles en
cualquier momento por simple casualidad (como así
sucedió, aunque inexplicablemente los terroristas pudieron
seguir su viaje). De nuevo, una manera de actuar que no
se corresponde con el comportamiento habitual de Al-
Qaeda.
7) La desinformación
Si algo sorprende en el atentado de Londres, al compararlo
con el de Madrid, es la perfecta claridad de lo sucedido.
Sabemos ya, con un alto grado de precisión, quiénes
pusieron las bombas, cómo llegaron hasta sus objetivos,
qué explosivos utilizaron, cómo los fabricaron. En España,
no sabemos quién puso la bombas en los trenes, ignoramos
cuál era la composición de las bombas, carecemos de datos
sobre cómo llegaron los terroristas a Alcalá, tenemos dudas
sobre cómo pudieron obtenerse los explosivos, ... y esto
después de diecisiete meses de investigaciones policiales,
judiciales y periodísticas. Y la razón de que no sepamos
nada de nada es que, en cuanto se produjeron los
atentados, se puso en marcha una campaña de
desinformación que quienes idearon la masacre habían
previsto hasta en sus mínimos detalles: furgonetas
llamativas, oportunas cintas coránicas, mochilas bomba que
aparecen por ensalmo, pistas que conducen a personas que
son detenidas en plena jornada de reflexión para luego ser
puestas en libertad a las pocas semanas, ... Quien ideó el
atentado no se limitó a planificar la masacre, sino que
también urdió cuidadosamente el conjunto de cortinas de
humo que pudieran dirigir rápidamente a la opinión pública
y al juez en la dirección que hacía falta. Ese dominio de las
técnicas de desinformación no apunta precisamente a Al-
Qaeda, sino a otro tipo de elementos para quienes esas
técnicas son sólo parte de su arsenal de herramientas
cotidianas de trabajo.
¿Qué fue lo que sucedió en Madrid?
Es poco todavía lo que sabemos de los atentados de
Madrid. Como ya apuntábamos en el capítulo anterior,
ignoramos incluso qué explosivos se utilizaron en los
trenes. Pero el atentado de Londres ha resaltado todavía
con más fuerza una de esas pocas cosas de las que
podemos estar seguros: que el primer sorprendido al recibir
las noticias de España el día 11 de marzo fue,
seguramente, el propio Ben Laden.
Eso no quiere decir que no hubiera participación de
elementos integristas en el atentado de Madrid. Por
supuesto que la hubo. Está constatado que algunos de los
participantes en la trama (concretamente, varios de los
miembros del comando de la C/ Virgen del Coro)
pertenecían a círculos más o menos conectados con la
periferia de Al-Qaeda, personas dedicadas al reclutamiento,
a la recaudación de fondos y al soporte genérico a las
actividades de dicha organización terrorista. Pero las
evidencias apuntan a que esos elementos integristas no
actuaron al dictado de la dirección de Al-Qaeda, sino que
fueron convenientemente manipulados (y utilizados) desde
otras instancias que contaban con un grado de
conocimiento de la realidad política española y de las
posibles reacciones de la opinión pública ante los atentados
mucho mayor del que Ben Laden pudiera llegar jamás a
tener.
3. ¿Participó ETA en el 11-M?
El 31 de diciembre de 2003, el jefe de la trama mercenaria
del 11-M, Jamal Ahmidan (El Chino), entró en el bar Txikia
de Bilbao, se dirigió a donde se encontraba sentado Larbi
Raichi y le descerrajó un tiro en la rodilla, por una deuda de
narcotráfico. Este episodio ilustra a la perfección dos
hechos distintos: en primer lugar, que el principal
responsable de la colocación de las bombas del 11-M era en
realidad un vulgar camello que nada tiene que ver con las
redes integristas islámicas. En segundo lugar, que El Chino
se movía a sus anchas por los bajos fondos de Bilbao y San
Sebastián, ciudades ambas a las que viajaba con frecuencia
(según cinco testigos distintos) para llevar a cabo sus
negocios.
Cualquiera que conozca el País vasco sabe
que nada se mueve en el submundo de la
droga sin que ETA tenga constancia y sin que
ETA lo controle y autorice, especialmente desde que hace
ya años la banda terrorista asesinara a diversos traficantes
"díscolos". ¿Quién protegía en el País Vasco las actividades
de El Chino?
Un falso debate
En su comparecencia ante la Comisión del 11-M, el exdirector
del CNI, Jorge Dezcallar, hizo una afirmación que
determinados medios de comunicación amplificaron hasta
la saciedad: "ETA y Al Qaeda no pueden colaborar, porque
son como el agua y el aceite". Es una afirmación muy
contundente, pero vacía de contenido. También la Alemania
de Hitler y la Rusia de Stalin eran como el agua y el aceite,
lo que no fue obstáculo para que ocuparan Polonia al
alimón. Porque el ser tan distintos no les impedía compartir
un mismo planteamiento estratégico (su desprecio por las
democracias liberales occidentales) ni determinados
intereses tácticos (ampliar su territorio a costa del débil
vecino polaco).
De la misma manera, es completamente cierto que existen
enormes diferencias ideológicas y políticas entre ETA y Al
Qaeda, pero eso no les impide compartir unos mismos
planteamientos estratégicos (un antiamericanismo y
antiliberalismo feroces) ni compartir coyunturalmente unos
mismos enemigos (por ejemplo, la España de Aznar).
Las diferencias existentes entre ETA y Al Qaeda no nos
dicen nada sobre si han colaborado o no, y las pruebas
demuestran que ETA ha tenido, tiene y seguirá teniendo
contactos numerosos, continuados e intensos con el mundo
islámico. Los grupos terroristas comparten unos mismos
circuitos de aprovisionamiento y eso hace que entren en
contacto grupos que, en principio, nada tienen que ver
entre sí. Existe constancia de operaciones cruzadas de
venta de explosivos y misiles entre ETA y grupos terroristas
islámicos y existe también constancia de la presencia de
etarras en campos de entrenamiento de Afganistán durante
el régimen de los talibanes.
Sin necesidad de remontarnos a los tiempos en que los
etarras vivían y se entrenaban en lugares como Argelia, el
antiamericanismo esencial que profesan es el que movió al
entorno de ETA a enviar cinco grupos de
brigadistas batasunos a Irak en vísperas de
la invasión americana. Contamos,
asimismo, con numerosas cartas
intercambiadas por presos etarras e
islamistas, llenas de consideraciones sobre el mejor modo
de atacar al gobierno español. Agua y aceite, sí, pero con
unos mismos intereses. Es posible que sus dioses sean
distintos, pero comparten idénticos demonios. Un ejemplo
de esa "permeabilidad ideológica" debida a la existencia de
un enemigo común lo constituye Yusuf Galán, que de
interventor de Herri Batasuna pasó a militar en las redes
terroristas islámicas vinculadas a la trama española del 11-
S.
Pero, de todos modos, todo este debate es un debate falso,
porque nada tiene que ver con el 11-M. El que ETA y Al
Qaeda hayan colaborado alguna vez es irrelevante para
conocer quién organizó la masacre de Madrid. No sabemos
si ETA contrató a los mercenarios que colocaron las
mochilas-bomba, pero de lo que sí estamos seguros (como
se ha puesto de manifiesto en capítulos anteriores) es de
que no los contrató Al Qaeda.
Así pues, centrémonos en la pregunta fundamental: ¿tuvo
ETA algún conocimiento o participación en los atentados del
11-M?
La sombra de ETA
En su comparecencia ante la Comisión 11-M, Rodríguez
Zapatero aseguró vehementemente que todas las
investigaciones realizadas apuntaban a que la
responsabilidad del 11-M correspondía en exclusiva a
terroristas islámicos. Esta afirmación es, a la vez, falsa e
incompleta. Es falsa porque ya hemos visto que la
ejecución material de los atentados correspondió a
mercenarios, no a integristas, y porque en el sumario sí
hay indicios numerosos que apuntan a conexiones con el
mundo de ETA. Y es incompleta porque Rodríguez Zapatero
hubiera debido añadir que ni a las fuerzas de seguridad ni
al ministerio fiscal se les ha dejado tirar de esos hilos que
apuntan a la banda ETA, quizá porque el ovillo que hay al
otro extremo resulta demasiado incómodo.
Para empezar, ya el mismo día 12 de marzo de 2004 dos
testigos distintos afirmaron haber visto a la etarra Josune
Oña en Madrid. El día 13, otro testigo afirmaba haber
presenciado una reunión en un bar a mediados de febrero
entre el etarra Asier Eceiza y una persona de origen árabe
bien conocida como traficante dentro del barrio.
Suponemos que la Policía descartó estos testimonios por
considerarlos poco sólidos, pero resulta sorprendente, por
ejemplo, que no conste en el sumario si se han enseñado a
este último testigo las fotos de los traficantes de origen
árabe implicados en la trama.
El sumario pone también de manifiesto que varios de los
principales implicados habían residido o residían en el País
Vasco: Basel Gayoun, uno de los miembros del núcleo duro
de la C/ Virgen del Coro, residió en San Sebastián y
Oyarzun; Jamal Ahmidan El Chino, en San Sebastián;
Adnan Waki, otro de los miembros del núcleo duro, residía
en Irún, donde compartía piso con tres argelinos que vivían
de algún tipo de subvención del gobierno vasco.
Los seguimientos telefónicos también arrojan datos
interesantes. El Chino realizó un viaje relámpago a
Pamplona inmediatamente después del 11-M. La pista de
uno de los terroristas huidos tras los atentados (Daoud
Ouhnane) se pierde el 12 de marzo en Corella (Navarra).
Los hermanos Chergui viajan a Olaberría (Guipúzcoa) poco
después del estallido del piso de Leganés. Asimismo, la
intervención del teléfono de Lofti Sbai (uno de los
miembros del grupo de El Chino) permitió interceptar
diversas conversaciones con un misterioso personaje
español que se hace llamar José y que en un momento
determinado le comenta a Lofti que tiene que ir a Navarra y
el País Vasco "por tema político".
Todos estos datos no significan por sí mismos nada de
nada; pero cuando los completamos con la información de
que los hampones mercenarios del 11-M se sentían tan
cómodos en Bilbao y San Sebastián como para entrar en un
bar y pegarle un tiro en la pierna a un presunto deudor, esa
extraña "predilección" que muestran los implicados en la
trama por el País Vasco adquiere una nueva dimensión. Y
esa dimensión se agranda cuando constatamos otro
inquietante punto de unión: Moutaz Almallah (presunto
líder del núcleo duro del 11-M) fue compañero de piso del
batasuno Yusuf Galán.
Es posible que se trate de meras casualidades, pero sería
cuando menos interesante saber quién "protegía" las
actividades delictivas de El Chino en aquella zona y qué
información sobre el 11-M pudieron compartir Yusuf Galán
y Moutaz Almallah, o sus círculos de allegados.
El extraño viaje
Diversos medios de comunicación se han hecho eco de
otras "casualidades" que nadie ha querido investigar:
- Las palabras captadas a Josu Ternera en el aeropuerto de
Francfort pocas semanas antes de los atentados: "Se van a
enterar los españoles de lo que somos capaces". ¿Se refería
al 11 de marzo? Curiosamente, al informador que captó
aquella conversación parece habérselo tragado la tierra, de
acuerdo con nuestras noticias.
- Los papeles distribuidos en el casco viejo de San
Sebastián el día 10 de marzo de 2004 en los que el entorno
de ETA instaba a boicotear a Renfe durante la campaña
electoral. ¿Un aviso a los miembros de su entorno para que
no tomaran trenes hasta el 14 de marzo?
- La aparición en la celda de Abdelkrim Beresmail (el
lugarteniente de Allekema Lamari con el que departía
Fernando Huarte) de los teléfonos de Henri Parot y Harriet
Iragui, dos sanguinarios etarras, y de la fórmula de la
cloratita, el explosivo utilizado por ETA habitualmente.
- El robo de un coche por parte de ETA en el callejón de
Emilio Suárez Trashorras, coche con el que atentaría en
Santander utilizando un explosivo de tipo dinamita cuya
marca no ha podido ser determinada ¿Era quizá Goma-2
ECO?
Con respecto a este último punto, Rodríguez Zapatero
atribuyó todo el episodio a la mera casualidad. Esa
explicación podría quizá valer (¡aunque es mucha
casualidad, caramba!) si los etarras hubieran robado un
coche cualquiera. Pero los etarras que robaron aquel coche
ya traían las matrículas preparadas para doblarlo, lo que
implica necesariamente que buscaban un coche de una
marca y modelo determinados. Que encontraran aquel
preciso modelo de coche en aquel preciso callejón ya
excede la simple casualidad para convertirse en una
coincidencia asombrosa.
Pero la "casualidad" más inquietante de toda esta historia
es la que afecta a la simultaneidad temporal de las dos
caravanas de la muerte. Para el actual gobierno, el que la
caravana etarra interceptada en Cañaveras saliera con
menos de 24 horas de diferencia con respecto a la que
bajaba de Asturias y el que ambas caravanas siguieran
rutas paralelas obedece, asimismo, a la casualidad.
Sin embargo, hay muchas cosas que no cuadran en aquel
transporte desde Asturias. Por poner sólo un ejemplo
(aunque tendremos oportunidad de hablar más de ese viaje
en los próximos capítulos), aquel fin de semana del 28 de
febrero de 2004 cayeron en la mitad norte de la península
unas impresionantes nevadas, que atraparon a miles de
conductores en Burgos y obligaron al gobierno vasco a
cerrar las carreteras de la comunidad autónoma a la
circulación de vehículos pesados. ¿Por qué los marroquíes
renunciaron a bajar desde Avilés a Madrid por autopista y
se dirigen en su lugar desde Avilés hacia Torrelavega por la
costa, bajando luego a Madrid por la N-I? Es decir, ¿por qué
eligieron un camino mucho más largo, adentrándose en el
temporal y arriesgándose a que se les quedara atrapado en
la nieve un coche cargado de explosivos? Nadie hace eso
sin una poderosa razón. ¿Era la caravana de ETA un mero
señuelo, destinado a que pasara la otra? ¿Pretendían
dirigirse a Bilbao y se vieron forzados a torcer hacia Madrid
por el temporal? ¿Torcieron hacia Madrid
porque alguien les avisó de que la otra
caravana había sido interceptada? Descartar de
un plumazo todos esos interrogantes
atribuyéndolo todo a la mera casualidad es inaceptable, a
menos que uno quiera cerrar a toda costa el paso a
cualquier investigación que pueda conducir a ETA.
Conclusiones
Si en el capítulo anterior decíamos que es prácticamente
imposible que Al Qaeda contratara a los mercenarios que
colocaron las mochilas, en el caso de ETA la respuesta no
está tan clara. En vísperas de las elecciones, ETA estaba
derrotada. Acosada policial y judicialmente, asfixiada desde
el punto de vista económico, sin capacidad ya de
convocatoria, su desaparición era cuestión de tiempo. Los
únicos caminos posibles eran el abandono de las armas o
emprender una huida hacia adelante con atentados
masivos, que hubiera terminado por hacer de ETA un nuevo
IRA-Auténtico. Otra victoria del Partido Popular hubiera
sentenciado definitivamente a la banda y lo único que podía
salvarla del desastre era un cambio de gobierno.
De hecho, el comportamiento de ETA en las semanas
previas al atentado resulta inexplicable sin la masacre del
11-M. Si ETA hubiera querido tender un cebo para que el
gobierno del PP picara el anzuelo, no habría podido
encontrar nada mejor que el esperpéntico intento de
atentado en Chamartín y la esperpéntica caravana detenida
en Cañaveras, con un mapa en el que aparecía señalado el
Corredor del Henares. Ambas operaciones fueron
encargadas a etarras sin experiencia y ambas estaban tan
chapuceramente organizadas que parece como si ETA
hubiera enviado a ambos comandos únicamente para
dejarse coger. En otras palabras: ambas operaciones
parecen pensadas para que el gobierno del PP
responsabilizara inmediatamente a ETA de la masacre de
Madrid unos días después.
¿Fueron etarras los que colocaron las mochilas en los
trenes? Según los datos que tenemos, no. ¿Participaron
etarras en la logística de los atentados? No lo sabemos,
pero hay extrañas casualidades que alguien nos debería
aclarar. ¿Fue ETA quien realizó la contratación de los
mercenarios? No tenemos datos que permitan demostrarlo,
así que a lo mejor no lo hizo. Pero atribuir de nuevo a la
simple casualidad los cebos tendidos por ETA en las
semanas previas al atentado es cerrar los ojos a una de las
pocas realidades incuestionables de todo el asunto 11-M:
de entre todos los posibles sospechosos de haber
contratado a los mercenarios que colocaron las bombas en
los trenes, ETA es el único que no tenía nada que perder
con la operación y sí mucho que ganar. Como los hechos
posteriores han demostrado.
No sabemos si ETA es la responsable última del 11-M, pero
sí nos consta que el gobierno ha hecho lo indecible porque
no se investigue el papel que ETA jugó. Y para evitar que la
opinión pública o el juez pusieran en duda la versión oficial,
el gobierno no ha dudado ni siquiera en ocultar y manipular
información fundamental sobre los atentados, como
tendremos ocasión de comprobar en el artículo siguiente.
4. Una impúdica cadena de mentiras
El sumario del 11-M pone de manifiesto que el jefe de los
Tedax, Sánchez Manzano, manipuló los análisis que la
Policía Científica realizó a los explosivos inmediatamente
después de los atentados. La manipulación tenía por objeto
ocultar que el explosivo hallado en la furgoneta de Alcalá y
el encontrado en la mochila de Vallecas no coincidían.
Mientras que la mochila de Vallecas sólo contenía Goma-2
ECO pura, el fragmento de explosivo hallado en la
furgoneta de Alcalá contenía también METENAMINA, que es
un componente utilizado en ciertos explosivos de tipo
militar, como por ejemplo el T-4 (ciclonita). El engaño fue
destapado por la Guardia Civil un año después de la
masacre, aunque hasta ahora no había trascendido a la
opinión pública.
La ocultación
Existen muchos tipos distintos de dinamita,
como por ejemplo Titadyne o Goma-2. Existen
también varios subtipos de Goma-2 diferentes,
uno de los cuales es la famosa Goma-2 ECO.
Todos los tipos y subtipos de dinamita se
diferencian por su composición química. En concreto, la
Goma-2 ECO se fabrica utilizando cinco componentes:
nitrocelulosa, nitroglicol, nitrato amónico, ftalato de dibutilo
y carbonato cálcico.
Nada más producirse los atentados, se pusieron en marcha
los distintos servicios policiales para tratar de esclarecer lo
sucedido, entre ellos el servicio de Policía Científica, que se
encargó de realizar el análisis químico de los explosivos
encontrados. Tras la localización de una milagrosa mochila
en Vallecas, la Policía Científica se encontró con la tarea de
analizar y comparar tres muestras distintas:
1. Los restos de explosivo que habían sido localizados en la
furgoneta de Alcalá.
2. El explosivo encontrado en la mochila de Vallecas.
3. La muestra de Goma-2 ECO que los Tedax entregaron
como "muestra patrón".
Antes de que finalizaran esos análisis, el jefe de los Tedax,
Sánchez Manzano, circuló un informe preliminar con fecha
12 de marzo en el que afirmaba textualmente: "En las
pruebas analíticas, aún no finalizadas, los resultados
obtenidos hasta el momento confirman que [el explosivo de
Vallecas] se trata de la misma sustancia que la hallada en
la furgoneta Renault ya mencionada, que a su vez se
corresponde con la muestra patrón de dinamita Goma-2
ECO". Es decir, las pruebas no han finalizado aún, pero
Sánchez Manzano se atreve a asegurar el 12 de marzo que
las tres muestras son iguales y que además se trata de
Goma-2 ECO.
Debía de tener mucha prisa el jefe de los Tedax, porque le
hubiera bastado esperar unas pocas horas para conocer el
informe que la Policía Científica emitió ese mismo día, y
cuyas conclusiones no confirmaban precisamente lo que
Sánchez Manzano había predicho.
El análisis realizado indicaba, efectivamente, que la mochila
de Vallecas sólo contenía Goma-2 ECO. Sin embargo, tanto
el explosivo de la furgoneta de Alcalá como la "muestra
patrón" contenían METENAMINA además de los
componentes normales de la Goma-2 ECO.
La importancia de ese hallazgo era tremenda:
1. En primer lugar, la METENAMINA no es un componente
de la Goma-2 ECO, pero sí de ciertos explosivos de tipo
militar (como por ejemplo la ciclonita, también llamada
hexógeno, RDX o T-4), lo que apuntaba a que se hubiera
podido utilizar una mezcla de explosivos en el 11-M.
2. En segundo lugar, los análisis demostraban que el
explosivo de la mochila de Vallecas tenía diferencias con
respecto al encontrado en la furgoneta de Alcalá, lo que
viene a confirmar definitivamente las sospechas sobre el
origen de la milagrosa mochila y sobre toda la cadena de
investigaciones a que condujo su providencial hallazgo.
3. En tercer lugar, un hecho inexplicable: la presencia de
METENAMINA en el fragmento que los Tedax entregaron
como "muestra patrón" de Goma-2 ECO apunta a la
posibilidad de que lo que fuera entregado para el análisis
fueran dos fragmentos del mismo explosivo encontrado en
la furgoneta, y no una verdadera muestra patrón.
En su informe 173-Q2-04 de 12 de marzo la Policía
Científica refleja de forma clara y explícita la diferencia
entre las tres muestras, indicando que las tres muestras
son coincidentes "excepto en lo concerniente a la
METENAMINA", que no aparece en el análisis efectuado al
explosivo de la mochila de Vallecas. Estos resultados de los
análisis fueron cuidadosamente ocultados a una opinión
pública que tenía que enfrentarse, dos días
después, a una crucial cita electoral.
La manipulación
Pero a quien no podía dejarse de informar es
al juez, y a partir de este momento comienza la cadena de
manipulaciones. En el informe remitido al juez por Sánchez
Manzano el 16 de marzo el jefe de los Tedax afirmaba que
el explosivo de la furgoneta, el explosivo de Vallecas y la
muestra patrón de Goma-2 ECO son iguales, y enumera los
componentes para el juez: nitrocelulosa, nitroglicol, nitrato
amónico, ftalato de dibutilo, METENAMINA y carbonato
cálcico. En otras palabras, Sánchez Manzano le añade por
su cuenta al explosivo de Vallecas la METENAMINA que le
faltaba.
Con ese informe, Sánchez Manzano efectúa una doble
manipulación: por un lado, le oculta al juez que la Policía
Científica había encontrado diferencias entre las muestras,
mientras que por otro le hace creer a Del Olmo que la
METENAMINA es un componente de la Goma-2 ECO, con lo
que se evitaban incómodas preguntas sobre posibles
explosivos de tipo militar.
Gracias a esa doble manipulación, la verdad oficial fue
convenientemente apuntalada ante la opinión pública y
ante el juez. A partir de ese momento, todo el mundo daría
ya por supuesto que el explosivo utilizado en los atentados
era Goma-2 ECO. De hecho, los informes posteriores de
Sánchez Manzano al juez ya sólo mencionan el nombre de
dicho subtipo de dinamita, sin entrar en peligrosas
explicaciones sobre la composición química de las muestras
encontradas en la mochila y en la furgoneta.
La huida hacia adelante
Esta manipulación tenía que terminar por descubrirse antes
o después, y así fue, aunque para ello tuvo que transcurrir
un año. La primera señal de alarma saltaría en enero de
2005, al recibir el juez un informe de la Guardia Civil
relativo a una serie de cartuchos de dinamita recogidos en
Asturias. El análisis de los cartuchos de Goma-2 ECO
arrojaba la presencia de los cinco productos normales que
componen dicho explosivo. Por supuesto, no aparecía la
METENAMINA por ninguna parte.
Para remachar la jugada, el juez Del Olmo recibía el 21 de
marzo de 2005 un informe elaborado por la Comandancia
de Toledo de la Guardia Civil, encargada de investigar el
atentado fallido en el AVE. En ese informe, la Guardia Civil
solicitaba, muy sibilinamente, que se pidiera a la Policía
información sobre si había sido detectada METENAMINA en
los explosivos de Leganés, lo que era una hábil manera de
llamar la atención del juez sobre el punto fundamental del
engaño.
Después de revisar la documentación obrante en su poder,
el juez Del Olmo detectó las contradicciones y solicitó a
Sánchez Manzano las clarificaciones oportunas con fecha
5/4/2005.
En su informe de contestación de 20 de abril de 2005,
Sánchez Manzano se ve cogido en la tremenda red de
engaño tejida en torno a este tema y emprende la huida
hacia adelante. Por un lado, reconoce que en la mochila de
Vallecas no había METENAMINA, pero la explicación que da
para haber dicho que sí la había es que se trata de un
"error de transcripción". Un error muy providencial, sí. Ese
"error de transcripción" indujo al juez a considerar durante
un año, equivocadamente, que todas
las muestras se correspondían con el
mismo tipo de explosivo. En
determinados puestos, y sobre
determinados asuntos, uno no puede
permitirse semejantes "errores de transcripción".
A continuación, Sánchez Manzano reconoce que la
METENAMINA no forma parte de la composición de la
Goma-2 ECO (entonces, ¿por qué dejó, con su primer
informe de 16 de marzo de 2004, que el juez creyera que la
Goma-2 ECO sí contiene METENAMINA?). Reconocido esto,
el jefe de los Tedax se ve forzado a dar una explicación al
hecho de que en la muestra patrón de Goma-2 ECO
entregada para los análisis sí hubiera METENAMINA. ¿Y cuál
es la explicación que da Sánchez Manzano? Pues que "se
trata inequívocamente de una sustancia contaminante
ajena y extraña a la composición originaria". Peculiar
explicación. Lo que Sánchez Manzano nos dice es que la
Policía Científica permite que se le contaminen las muestras
que se le entregan para su análisis. Y además no se trata
de una contaminación cualquiera, sino que "casualmente"
se le contaminan muestras de dinamita con componentes
de explosivos militares. Si eso fuera así, la conclusión
ineludible es que tendrían que tirarse esos análisis a la
basura, porque ¿quién nos garantiza que el resto de
sustancias detectadas en el análisis no sean también
"sustancias contaminantes"?
Pero hay más: ante la pregunta del juez de si la
METENAMINA es relevante para identificar el tipo de
explosivo, Sánchez Manzano reconoce que se trata de un
compuesto utilizado para fabricar ciclonita (que es,
recordemos, un explosivo de tipo militar) pero se apresura
a añadir que "no es una sustancia explosiva en sí misma" y
que de aquí "se deduce que nunca puede ser relevante para
la identificación de sustancias explosivas y que por ello en
los informes emitidos por esta Unidad... nunca se ha
utilizado, mencionado o tenido en cuenta" (sic). Es decir:
1. Por un lado, Sánchez Manzano afirma, con todo
desparpajo, que nunca ha "utilizado, mencionado o tenido
en cuenta" la METENAMINA en sus informes, porque es
irrelevante. ¡Hombre! Teniendo en cuenta que hubo que
recurrir a un "error de transcripción" para añadir
METENAMINA a una de las muestras y que el juez creyera
que todas las muestras de explosivo eran iguales, esa
afirmación de Sánchez Manzano resulta un tanto
descarada.
2. Por otro lado, el jefe de los Tedax nos está diciendo que
un componente de ciertos explosivos de tipo militar "no es
relevante" para conocer el explosivo que estalló en los
trenes. Muy lógico, si. Supongo que lo que está diciendo es
que a él le daba igual qué componentes aparecieran en los
análisis, porque al final tenía que decir de todos modos que
se trataba de Goma-2 ECO.
Conclusiones
Esta secuencia de informes pone sobre la mesa dos
interrogantes fundamentales. Dada la presencia de
METENAMINA en la furgoneta de Alcalá, ¿de qué tipo de
explosivo se trataba, ya que no puede ser sólo Goma-2
ECO? Todavía más importante: dado que
en la Goma-2 ECO no hay METENAMINA,
¿cómo se explica que aparezca ese
producto en el fragmento entregado por
los Tedax como muestra patrón? ¿Es que ese fragmento de
muestra no se extrajo de un cartucho de Goma-2 ECO?
¿Hay alguna otra marca de dinamita donde sí intervenga la
METENAMINA como componente?
En cuanto a los explosivos de los trenes y a los que se
encontraron en otros escenarios relacionados con la
masacre, tratemos de resumir al lector el estado actual de
las investigaciones. En los trenes y en la casa de Morata de
Tajuña sólo se pudieron detectar en los análisis
componentes genéricos de dinamita, por lo que no
podemos afirmar con seguridad qué tipo de dinamita se usó
para los atentados (es decir, no existen datos analíticos
para determinar si lo que estalló en los trenes fue Goma-2,
Titadyne u otro tipo de dinamita). De hecho, en dos de los
diez focos de explosión de los trenes no se han podido
identificar en absoluto componentes de explosivos, como
informaba el diario El Mundo hace pocas fechas. En cuanto
al extraño artefacto encontrado en las vías del AVE, lo que
allí había era Goma-2 ECO pura (como en la mochila de
Vallecas).
Lo que sí tenemos claro a estas alturas es que el explosivo
de la mochila de Vallecas no coincide con el de la furgoneta
de Alcalá, lo que apunta a que una de las dos pistas (en el
próximo capítulo veremos cuál) era un mero señuelo.
Y también tenemos clara otra cosa. Pocos aspectos del
sumario ilustran tan a la perfección los intentos deliberados
de manipulación a que el juez Del Olmo se ha visto
sometido desde el mismo día 11 de marzo de 2004. Del
Olmo ha tenido que soportar informes manipulados,
detenciones absurdas, dilaciones injustificadas en la
entrega de información, ocultaciones de datos, falsas
atribuciones de responsabilidad a personas inocentes...
pero hasta el momento no habíamos podido acreditar de
manera tan palmaria una cadena tan estructurada de
mentiras como la que este artículo pone de manifiesto.
No son las únicas mentiras de Sánchez Manzano en el tema
del 11-M. El jefe de los Tedax faltó a la verdad en la
Comisión de Investigación cuando dijo que las mochilas
detonadas por los Tedax en las estaciones no habían sido
hechas estallar, sino que habían estallado accidentalmente
al intentar desactivarlas. No es así: los Tedax procedieron a
efectuar detonaciones controladas de los artefactos, como
consta en los autos del juez Del Olmo y en las
declaraciones de los policías presentes. Sánchez Manzano
faltó asimismo a la verdad en sucesivos informes enviados
al juez sobre la mochila de Vallecas, en los que le ocultó
durante cuatro meses que la mochila no había estallado
debido simplemente a que estaba preparada para no
estallar, porque desde el mismo día 12 de marzo se
disponía de una radiografía que mostraba que había dos
cables sin conectar dentro de la mochila.
Todos los lectores recordarán cómo durante aquellas
fatídicas jornadas que van del 11 al 14 de marzo de 2004,
se acusó hasta la nausea al gobierno popular de mentir a la
opinión pública, aduciendo que el gobierno ocultaba que el
explosivo utilizado en los atentados era Goma-2, un tipo de
dinamita que ETA había dejado de utilizar hacía tiempo.
Pues bien, es verdad que a partir del 11 de marzo hubo
mentira y manipulación en el tema de los explosivos, pero
el sumario demuestra que quien mintió y manipuló no fue
precisamente el ministro Acebes.
5. Las miguitas de Pulgarcito
Uno de los enigmas más extraños del 11-M era, hasta
ahora, el relativo a la misteriosa aparición de una mochilabomba
en Vallecas en la madrugada del 12 de marzo.
¿Cómo llegó hasta aquella comisaría de Vallecas esa
providencial mochila, que conduciría con sorprendente
rapidez a la detención de los pelanas de Lavapiés en plena
jornada de reflexión? Hasta el momento, nadie se había
dignado a explicar a los españoles las circunstancias
completas de la aparición de aquella mochila, pero la
desclasificación del sumario por parte del juez Del Olmo nos
permite por fin ir entreviendo la respuesta a éste y otros
enigmas. Hablaremos en el artículo de cuál es el supuesto
trayecto que pudo haber seguido esa mochila, pero lo malo
es que el aclarar ese enigma tan sólo nos sirve para que se
nos planteen otros muchos enigmas nuevos y, quizá, más
inquietantes.
Sigue el camino de baldosas amarillas
Fue nuestro admirado Fernando Múgica el que destapó la
caja de Pandora de las dudas en su primer artículo sobre
los agujeros negros del 11-M. En aquel texto, Múgica ponía
blanco sobre negro unas preguntas que muchos millones de
españoles llevaban planteándose en silencio desde el
mismo día de los atentados. Las "miguitas de Pulgarcito",
como Múgica las bautizó, eran demasiado grandes y
llamativas como para ignorarlas.
Entre el 11 y el 14 de marzo, muchos ciudadanos tuvieron
la sensación de estar asistiendo a una farsa, a la
escenificación coreográfica de un guión previamente
ensayado, que conducía inevitablemente en una sola
dirección: el día 11, la furgoneta de Alcalá con su famosa
cinta coránica; el día 12, la milagrosa mochila de Vallecas;
el día 13, las detenciones y la cinta de reivindicación. La
cronometrada secuencia de aparición de las "pruebas", su
carácter marcadamente teatral y la falta de explicaciones
claras sobre las extrañas circunstancias en que esas
pruebas habían aparecido hicieron sospechar a muchos
españoles que alguien nos estaba "vendiendo la moto", que
toda aquella acumulación de sorprendentes pruebas no era
más que el camino de baldosas amarillas que la opinión
pública tenía que seguir para terminar encontrando a un
Ben Laden tan falso como el Mago de Oz.
La furgoneta de Alcalá
Son numerosos los datos del sumario
que apuntan a que la furgoneta no fue
abandonada por los terroristas que
colocaron las mochilas, como hasta
ahora nos habían hecho creer.
En primer lugar, los testigos oculares. El portero de
Alcalá, en su primera declaración ante la Policía, dijo que
las personas que vio tapadas con bufandas y gorros aquella
mañana le habían parecido europeos del este; por su parte,
una empleada de las taquillas de la estación de Alcalá
estuvo hablando con uno de los presuntos terroristas, que
estaba tapado con pasamontañas y bufanda y que hablaba
"en español con acento de español". En lo que coinciden las
dos declaraciones es en que el comportamiento de esos
presuntos terroristas llamaba la atención. Es como si
buscaran que las miradas se dirigieran hacia aquella
furgoneta. Resulta difícil de explicar que a nadie se le
ocurriera citar, para que compareciera ante la Comisión 11-
M, a esa taquillera de Alcalá que es la única persona que
habló el día de los atentados con uno de los supuestos
terroristas.
También resulta curiosa la ausencia de huellas. Las
únicas dos huellas dactilares de un presunto terrorista que
aparecieron no estaban en la propia furgoneta, sino en la
bolsa con detonadores que había debajo del asiento. Sin
embargo, esos terroristas que evitan tan cuidadosamente
dejar huellas en el volante, en la puerta, en el salpicadero e
incluso en la famosa cinta coránica (lo que indica que
probablemente utilizaron guantes), se dejan abandonadas
en la parte de atrás numerosas prendas de ropa con su
ADN. ¿Alguien tiene alguna explicación racional?
Otro de los problemas que más quebraderos de cabeza le
ha dado al juez Del Olmo es la cuestión de las llaves. La
furgoneta apareció perfectamente cerrada, sin ningún signo
de violencia, lo que quiere decir que se usaron llaves para
abrirla y cerrarla. ¿De dónde sacaron las llaves los
terroristas? Según declaró el propietario de la furgoneta, un
ebanista jubilado, le había desaparecido un manojo de
llaves ocho meses antes de los atentados. Pero resulta
bastante extraño que unos terroristas que adquieren los
explosivos y los teléfonos a escasos días del 11-M tengan la
previsión de robar un manojo de llaves con ocho meses de
antelación. A esto se suma otro dato inexplicable: hicieron
falta al menos doce terroristas para colocar las doce
mochilas, así que tendrían que haber aparecido al menos
dos vehículos más abandonados. ¿Dónde están esos
vehículos? Tres meses después de los atentados, apareció
un Skoda Fabia en Alcalá, de nuevo sin huellas dactilares y
lleno de prendas de ropa de los terroristas. Pero el
problema es que ese Skoda no estaba allí el 11 de marzo,
según publicó El Mundo. Entonces, ¿quién lo depositó en
Alcalá con posterioridad a los atentados, y con qué objeto?
La matrícula no doblada es otro de los misterios. Los
mercenarios implicados en la trama del 11-M se dedicaban,
entre otras cosas, a la compraventa de vehículos robados,
y a todos les doblaban sistemáticamente las matrículas.
Resulta incomprensible que no doblaran la matrícula del
único vehículo que no podían permitirse que les
interceptaran: aquél en que tenían que trasladar los
explosivos desde Morata hasta Alcalá.
Tampoco se comprende la existencia de la bolsa con
detonadores. Se ha podido demostrar (gracias al análisis
del cuentakilómetros) que la furgoneta de Alcalá no fue
utilizada para traer los explosivos desde Burgos, como en
un primer momento se nos había dicho. Los explosivos
llegaron a Morata en otros vehículos y en Morata se
montaron (supuestamente) las mochilas-bomba. Después,
las mochilas se cargaron en la furgoneta y se llevaron hasta
Alcalá. Entonces, ¿por qué aparece en la furgoneta una
bolsa con detonadores y un poco de explosivo? No tenían
ninguna necesidad de meterla allí, puesto que las bombas
ya estaban montadas. Lo cual nos indica que esa bolsa fue
colocada allí con el único propósito de que fuera
encontrada. De todos modos, ¿cómo es posible que el perro
que entró en la furgoneta no detectara esa pequeña
cantidad de explosivos que había junto a los detonadores?
Como dato curioso, a Alcalá acudieron dos policías con sus
perros. Uno de ellos entró en la furgoneta, mientras que el
otro permaneció alejado de la misma. ¿Adivinan Vds. a cuál
de los dos policías se llamó a declarar a la Comisión 11-M?
¡Exacto! ¡Se llamó a declarar al policía que NO había
entrado en la furgoneta!
Todos estos extremos no hacen sino confirmar algo que, en
el fondo, es de sentido común. El carácter teatral de la
furgoneta es excesivo como para que lo pueda admitir
nadie con un mínimo de sensibilidad crítica: unos
personajes "disfrazados de malos" para atraer la atención
sobre la furgoneta, un poquito de explosivo para que se
sepa que está relacionada con el atentado y una cinta
coránica para que todos nos imaginemos de inmediato al
mismísimo Ben Laden ordenando a sus huestes subir a la
furgoneta. Es casi demasiado obvio.
La mochila de Vallecas
Tampoco la mochila de Vallecas resiste el más mínimo
análisis. Resulta enormemente dudoso que esa mochila
fuera confeccionada o depositada por los terroristas. En
primer lugar, la composición de la mochila no coincide
con la de la única otra mochila de los trenes de cuyo
contenido hemos tenido noticia: la que
encontró el policía municipal Jacobo Barrero
en la estación de El Pozo y que los Tedax
hicieron detonar a las 9:30 del día 11 de
marzo. Jacobo Barrero vio en aquella mochila
un teléfono móvil con unos cables conectados
a una tartera donde se encontraba el explosivo. Sin
embargo, la mochila de Vallecas tenía el explosivo alojado
en una bolsa de plástico, no en una tartera. Asimismo, la
cantidad de explosivo en uno y otro caso era diferente.
La ausencia de rastros de ADN también resulta curiosa.
En el explosivo del artefacto encontrado en las vías del AVE
unas semanas después del 11-M se pudo localizar el ADN
de uno de los terroristas, lo que indica que el explosivo fue
amasado con las manos desnudas. Sin embargo, la persona
que amasó el explosivo de la mochila de Vallecas debió de
utilizar guantes (como la persona que conducía la furgoneta
de Alcalá), porque no aparecen rastros de ADN en la Goma-
2.
En tercer lugar, la hora a la que estaba programado el
teléfono de la mochila de Vallecas no era tampoco
correcta. En todas las estaciones, los distintos artefactos
explosivos estaban programados para activarse a la misma
hora, y todos lo hicieron con diferencias máximas de unas
pocas decenas de segundos. En la estación de El Pozo (de
donde provenía supuestamente la mochila de Vallecas), las
dos bombas que estallaron lo hicieron a las 7:38. Sin
embargo, la mochila de Vallecas estaba programada para
dos minutos después, a las 7:40. No hay una explicación
lógica para esta diferencia, a menos que la mochila de
Vallecas no fuera preparada por las mismas manos que las
que estallaron en los trenes.
Pero quizá lo que más nos convence del carácter espurio de
la mochila es que estaba preparada para no explotar.
Durante cuatro meses, el jefe de los Tedax estuvo
mareando al juez Del Olmo, proporcionándole explicaciones
a cual más absurda sobre los motivos por los que la
mochila no había explosionado. Pero lo cierto es que no
explotó simplemente porque había dos cables
desconectados: ni siquiera se usó un poquito de cinta
aislante para poder dar el pego. Y el jefe de los Tedax sabía
desde la misma madrugada del 12 de marzo que éste era el
motivo por el que la mochila no había explotado.
Finalmente, no se entiende cómo es posible que esa
mochila no fuera detectada por nadie durante todo el día
11. En la estación de El Pozo, los Tedax revisaron uno por
uno los bultos, y cabe suponer que lo hicieron con especial
cuidado, porque precisamente en esa estación acababan de
desactivar otra mochila-bomba (la que encontró Jacobo
Barrero). ¿Cómo es posible que una mochila que pesaba
unos quince kilos no llamara la atención de nadie ni fuera
revisada en la estación, ni tampoco posteriormente? En
realidad, teniendo en cuenta que el juez Del Olmo había
dado orden de trasladar a IFEMA todos los efectos
recogidos en las estaciones, ¿cómo es posible que la
mochila llegara desde la estación de El Pozo hasta la
comisaría de Puente de Vallecas?
El viaje a ninguna parte
El extraño viaje de la mochila se inicia en la estación de El
Pozo a las 15:15 de aquel 11 de marzo, cuando agentes de
la Policía comienzan a cargar en una furgoneta las bolsas
con los efectos recogidos en la estación. Inicialmente, y a
pesar de que las instrucciones de Del Olmo eran llevar
todos los objetos al pabellón 6 de IFEMA (los recintos
feriales de Madrid), los agentes reciben la orden de dirigirse
con esas bolsas a la comisaría de Villa de Vallecas (que es
distinta de la de Puente de Vallecas donde luego apareció la
mochila).
Los agentes llegaron a la comisaría en torno a las 15:30 y
comenzaron a descargar las bolsas, pero llevaban
descargadas tres o cuatro cuando les dicen que hay que
llevar todo a IFEMA, tal como se estaba haciendo con los
objetos recogidos en las otras estaciones. Primera
contraorden, que está en línea con lo que
Del Olmo había dictado.
Los agentes se dirigen, por tanto, a IFEMA, donde
descargan las bolsas y las marcan como provenientes de la
estación de El Pozo. Después, vuelven a la estación para
cargar la siguiente tanda. Se encontraban trasladando a los
recintos feriales esa segunda carga de objetos cuando se
reciben instrucciones para llevarlo todo a la comisaría de
Puente de Vallecas. Segunda contraorden, pero esta vez
contraviniendo claramente las instrucciones del juez. ¿Por
qué se da la orden de llevar esos objetos a otro sitio?
Al recibir las nuevas órdenes, los agentes dan la vuelta y
llevan ese segundo cargamento a la comisaría, realizando
después varios viajes entre la comisaría y la estación, para
terminar de trasladar todos los objetos. Pero la primera
tanda de bolsas se había quedado depositada en IFEMA, así
que en torno a las 20:00 se recibe la orden de trasladarse
en dos furgonetas combi a los recintos feriales para recoger
lo que allí habían depositado. Ante la negativa del
encargado a entregarles los objetos (porque las órdenes de
Del Olmo eran llevar todo a IFEMA), los agentes tuvieron
que solicitar a su comisario que interviniera en la cuestión.
Finalmente, aquella primera tanda de bolsas llegaría a la
comisaría de Puente de Vallecas en torno a las 21:45,
después de haber pasado todo el día en IFEMA.
¿Y cuál era el motivo alegado para trasladar todo a la
comisaría? Pues realizar una catalogación de los objetos...
¡antes de trasladarlos a IFEMA! Realmente peculiar. Es
mientras están haciendo esa catalogación, en torno a la
1:30 o 2:00 de la madrugada, cuando dos agentes de la
comisaría descubren la bomba al abrir la famosa mochila
viajera. Hasta aquí, el relato de los hechos tal como
aparece en el sumario.
¿Quién dio las órdenes y contraórdenes para el traslado de
los efectos de la estación de El Pozo? ¿A qué obedecía ese
sorprendente interés en catalogar los objetos en la
comisaría de Puente de Vallecas?
Como el lector habrá observado, la famosa mochila no
aparece por ninguna parte en el relato de los hechos,
porque lo único que llegan a ver los policías encargados del
traslado son las bolsas donde están metidos todos los
objetos. Hemos de suponer que la mochila estuviera metida
en una de aquellas bolsas que se pasearon por Madrid a lo
largo del día 11, pero la secuencia de acontecimientos no
contribuye a tranquilizarnos, ni nos convence de que
aquella mochila hubiera estado alguna vez en los trenes.
Conclusiones
Decíamos en el artículo anterior que la diferencia de
composición química entre los explosivos hallados en la
furgoneta de Alcalá y los de la mochila de Vallecas sugerían
que una de las dos pistas era un señuelo. En realidad, a la
vista de los indicios enumerados en este artículo, hay
bastantes probabilidades de que lo fueran las dos: ni está
claro que la furgoneta de Alcalá fuera utilizada por los
terroristas, ni tampoco parece que la mochila de Vallecas
fuera depositada por ellos en los trenes.
Quizá si la actuación de determinados poderes públicos no
hubiera sido tan opaca, podríamos sentirnos tentados de
achacar todos los puntos oscuros a meras casualidades sin
importancia, pero han sido tantas las ocultaciones y las
manipulaciones que uno no puede evitar sentir una cierta
intranquilidad.
Nadie miente a un juez, ni engaña a una comisión
parlamentaria, ni oculta datos a la opinión pública por
simple deporte. Si todo lo relativo a esas pistas apoyara
claramente la versión oficial, ¿qué motivo había para
ocultar al juez durante cuatro meses que la mochila tenía
dos cables sueltos? ¿Qué motivo había para manipular los
análisis químicos que revelaban diferencias entre el
explosivo de Vallecas y el de Alcalá? ¿Qué motivo había
para llevar a declarar a la Comisión 11-M al policía que NO
había entrado con su perro a inspeccionar la furgoneta, en
lugar de llamar al que SÍ había entrado? ¿Qué motivo había
para no citar ante la Comisión 11-M a la taquillera que
habló "en español con acento de español" con el supuesto
terrorista de la furgoneta? ¿Qué motivo había para hacer
peregrinar la mochila de Vallecas por medio Madrid? ¿Qué
motivo había para no explicar con pelos y señales a la
opinión pública todo lo relativo a esas increíbles pistas
sobre las que luego se ha pretendido fundamentar todo el
caso?
Tanto la furgoneta como la mochila jugaron un importante
papel en la secuencia de acontecimientos que grabó a
fuego en la opinión pública la tesis de la autoría islámica y
de la inocencia de ETA. Aquellas dos pistas condujeron
también a las cabezas de turco que serían detenidas en
plena jornada de reflexión y, a más largo plazo, llevaron a
la Policía hasta la trama mercenaria del 11-M.
En la película de El Mago de Oz, Dorothy y sus amigos
alcanzan el final del camino de baldosas amarillas tan sólo
para descubrir que el Mago no es otra cosa que un títere
grande y complejo, cuyos hilos mueve un hombrecillo tan
poco dotado de poderes mágicos como cualquiera de los
restantes mortales.
En el tema del 11-M, ¿quién movía los hilos de esos
mercenarios que encontramos al final del camino de
baldosas amarillas? ¿Quién dispuso ese camino para que lo
siguiera una opinión pública crédula y anonadada? Desde
luego, no fueron los propios mercenarios quienes decidieron
dejar allí las pistas que condujeran finalmente a su
identificación. Si por algo se caracterizan los mercenarios
es por la desagradable costumbre de querer disfrutar, vivos
y en libertad, del dinero cobrado por sus crímenes.
6. Las primeras detenciones
A partir del teléfono móvil encontrado en la mochila de
Vallecas, se puso en marcha el mismo día 11 de marzo la
investigación policial para tratar de aclarar el atentado.
Resumiendo lo que la versión oficial nos cuenta, la Policía
siguió por un lado la ruta de comercialización del propio
teléfono móvil y por otro la ruta de comercialización de la
tarjeta SIM de ese móvil (la tarjeta con el número
telefónico). Con ello, averiguó que el teléfono había sido
vendido en un bazar regentado por dos indios y que la
tarjeta SIM había sido vendida en un locutorio de Lavapiés
regentado por tres marroquíes. Esas cinco personas fueron
detenidas en plena jornada de reflexión, lo que causó un
enorme impacto sobre una opinión pública cada vez más
desconcertada después de los atentados. Cuatro de esos
detenidos fueron puestos en libertad por el juez pocas
semanas después de las elecciones, y las dudas sobre la
posible culpabilidad del quinto son cada vez más
clamorosas, pero el impacto sobre la opinión pública era ya
imposible de revertir.
Son muchos los puntos oscuros que rodean a esa
investigación policial que condujo a las detenciones del 13
de marzo, pero no es momento ni lugar de ponerse a
analizarlos. Tiempo habrá de ello. En este artículo, vamos a
dar por buena esa versión policial y, partiendo de ahí,
vamos a ver que, en realidad, las cosas simplemente no
cuadran. También hablaremos de algunos otros datos
relevantes que se le ocultaron a la opinión pública y
analizaremos, a la luz de este año y medio de
investigaciones, las detenciones del 13 de marzo.
La investigación policial
Como vamos a ver, la versión oficial no cuadra por ninguna
parte. Pido perdón al lector por lo prolijo de las
explicaciones que siguen, pero son necesarias para
comprender cómo se realizó la
investigación policial y los resultados a que
condujo.
Lo primero que hay que entender es que
en la mochila de Vallecas había un teléfono
marca TRIUM y que dentro de ese teléfono había una
tarjeta SIM de Amena (con un cierto número telefónico). El
teléfono y la tarjeta SIM son dos cosas distintas,
pudiéndose por ejemplo usar un mismo teléfono con
distintas tarjetas SIM de diferentes compañías. Si se
cambia la tarjeta SIM a un teléfono, cambiará el número
telefónico.
Lo primero que hizo la Policía fue analizar a través de quién
se habían vendido ese teléfono TRIUM y esa tarjeta de
Amena. El teléfono y la tarjeta habían seguido rutas de
comercialización totalmente distintas.
La ruta de las tarjetas
La versión policial, reflejada por el juez Del Olmo en sus
autos, afirma que las tarjetas telefónicas de los móviles
empleados en las mochilas-bomba provienen de un lote de
30 tarjetas Amena que la empresa Uritel vendió a una
tienda denominada Sindhu Enterprise, la cual las vendió a
su vez al locutorio de Lavapiés perteneciente a Jamal
Zougham. De esas 30 tarjetas, 15 llegaron a activarse (es
decir, hicieron una primera llamada y ya podían funcionar
normalmente a partir de ahí), mientras que otras 15 no
llegaron nunca a realizar una llamada.
De las quince tarjetas que sí llegaron a hacer una primera
llamada:
- 1 se la quedó Jamal Zougham (el dueño del locutorio de
Lavapiés) para su propio teléfono móvil, que llevaba encima
cuando la Policía le detuvo el 13 de marzo
- 1 estaba sin vender y fue encontrada en el locutorio de
Jamal Zougham
- 1 fue utilizada para hacer llamadas entre el 8 y el 10 de
marzo por personas vinculadas a la trama del 11-M.
- Las restantes 12 debieron de ser vendidas a otras
personas, aunque los informes policiales no especifican a
quién fueron vendidas ni cuándo se realizaron llamadas
desde ellas. Dada la carencia de datos, hemos de suponer
que la Policía comprobó cuáles llamadas se hicieron desde
esas tarjetas y que esas llamadas no tienen nada que ver
con los atentados.
De las otras 15 tarjetas, que no llegaron nunca a activarse:
- 3 estaban todavía sin vender y fueron encontradas en el
locutorio de Jamal Zougham.
- 1 es la encontrada en la mochila de Vallecas. Esta tarjeta
se encendió por primera y única vez el día 10 de marzo (sin
llegar a realizar ninguna llamada) en la zona de cobertura
de un repetidor situado en Morata de Tajuña.
- 6 tarjetas más se encendieron también por primera y
única vez el 10 de marzo (sin llegar a realizar ninguna
llamada) en la zona de cobertura del mismo repetidor. La
Policía concluye que estas 6 tarjetas y la de la mochila de
Vallecas (es decir, un total de 7 tarjetas) fueron utilizadas
en las mochilas bomba.
- De las 5 restantes no se sabe nada. Los informes
policiales concluyen que "es posible" que esas 5 tarjetas
fueran encendidas también en Morata, pero que la
compañía telefónica hubiera ya borrado los datos.
Lo primero que llama la atención es que Jamal Zougham se
quedara una de las tarjetas del lote de 30 para su propio
teléfono y luego esperara tranquilamente a que la Policía
fuera a detenerle el 13 de marzo y le encontrara el teléfono
encima. Si hubiera vendido las tarjetas sabiendo que eran
para un atentado, ¿habría hecho algo tan estúpido?
Pero también llama la atención otra cosa: los números en
las explicaciones policiales no cuadran. El día 11 de marzo
había 12 mochilas en los trenes más la mochila de Vallecas,
lo que da un total de 13 mochilas. Sólo se ha podido
documentar que en Morata se encendieron 7 tarjetas
telefónicas. ¿Qué pasa con las otras
seis mochilas? Incluso si sumamos las
5 tarjetas de las que no se sabe nada
y que la Policía "supone" que también
se encendieron en Morata, seguimos
teniendo 12 tarjetas, no 13. ¿Dónde está la tarjeta que
falta?
La ruta del teléfono
Pero es que si tiramos del otro hilo, el del teléfono hallado
en la mochila de Vallecas, resulta que las cosas no cuadran
tampoco. Ese teléfono de la mochila pertenecía a un lote de
80 teléfonos TRIUM T-110 que una empresa llamada
Telefonía San Diego vendió en octubre de 2003 a Bazar Top
(la tienda de los dos indios detenidos el 13 de marzo).
Bazar Top llevó 12 de esos teléfonos a liberar a Test
Ayman, una tienda propiedad del policía Maussili Kalaji, y
entre esos 12 teléfonos liberados estaba el de la mochila de
Vallecas. Bien, veamos a quién se vendieron.
Según la declaración del dependiente de Bazar Top, el día 3
de marzo vendió 3 teléfonos SIN LIBERAR a dos personas
que hablaron con él en correcto español, pero que entre sí
hablaban en un idioma extraño. Él les preguntó en qué
hablaban y ellos le contestaron que en búlgaro. ¿Hablaban
realmente en ese idioma? No lo sabemos. Desde luego, no
hablaban en árabe, porque de la misma forma que nosotros
podemos reconocer que alguien está hablando en francés,
en inglés o en italiano aunque no entendamos esos
idiomas, para un indio resulta natural reconocer si alguien
está hablando en árabe. ¿En qué hablaban entonces? En la
Comisión de investigación del 11-M, Jaime Ignacio del
Burgo dijo algo de simple sentido común: con los datos que
tenemos, esas personas podían estar hablando entre sí en
búlgaro, en finlandés o en cualquier otro idioma, como por
ejemplo el vasco. Por supuesto, estas palabras de Del
Burgo suscitaron las inmediatas risotadas del representante
del PNV.
Ante la carencia de datos, vamos a suponer que eran
búlgaros. El día 4 de marzo, el dependiente indio vendió a
esos mismos "búlgaros" 6 teléfonos LIBERADOS y el día 8
de marzo les volvió a vender otro teléfono liberado más. Así
pues, el total de teléfonos que el indio vendió a esos
"búlgaros" es de 10 (7 liberados y 3 sin liberar). Está
demostrado en el sumario que los 7 teléfonos liberados
fueron utilizados con las 7 tarjetas SIM que se encendieron
bajo el repetidor de Morata de Tajuña.
Números que no cuadran
A partir de aquí empiezan las preguntas: si los teléfonos
móviles fueron vendidos a unos "búlgaros", ¿cómo llegan a
manos de los mercenarios marroquíes? ¿Qué pintan esos
"búlgaros" en toda esta historia? ¿Para qué querían esos
"búlgaros" los otros tres teléfonos sin liberar? ¿Se ha
podido seguir el rastro de esos tres teléfonos?
Independientemente de esto, ¿puede alguien explicarnos
cómo cuadran los números? Porque lo que vemos es que:
- tenemos 13 mochilas, pero en la tienda del policía
Maussili Kalaji se liberan 12 teléfonos
- tenemos 13 mochilas, pero Bazar Top sólo vende 10
teléfonos a los búlgaros (3 de ellos sin liberar)
- tenemos 13 mochilas, pero en Morata de Tajuña (como
hemos visto antes) sólo se activan 7 tarjetas (o como
máximo 12, si aceptamos las "suposiciones" policiales).
Resumiendo, el panorama que nos encontramos es que,
después de diecisiete meses de investigaciones, lo único
que cuadra son los siete teléfonos liberados comprados por
unos "búlgaros" con las siete tarjetas que se activaron en
Morata. Dicho en otras palabras: aún asumiendo como
ciertas las explicaciones de la Policía, la versión oficial no es
capaz de explicar qué teléfonos o tarjetas se usaron en 6
de las 13 mochilas-bomba del 11-M.
A la luz de estos datos, ¿le parece al lector que Rodríguez
Zapatero se ajustaba a la verdad cuando afirmó ante la
Comisión 11-M que todo estaba claro? No sólo no sabemos
qué explosivos se usaron en los trenes, sino que tampoco
está claro qué teléfonos se emplearon.
¿Fueron uno o dos comandos?
En realidad, la situación es todavía
más confusa. Algún lector puede
estarse preguntando: ¿tenemos
constancia de que esas 7 tarjetas y teléfonos se usaran en
los trenes de la muerte? Si se analiza el sumario, son
cuatro los hechos que relacionan con los atentados a ese
lote de 7 tarjetas y teléfonos:
- Una de esas tarjetas y uno de esos teléfonos estaban en
la mochila de Vallecas.
- Las siete tarjetas se encendieron bajo el repetidor de
Morata el día 10 de marzo.
- En el registro de la finca de Morata se encontró la caja
vacía de una de las siete tarjetas y en esa caja apareció
una huella dactilar del jefe de la trama mercenaria: Jamal
Ahmidan, El Chino.
- Las siete tarjetas pertenecen a un lote de 30 al cual
pertenecía también otra tarjeta que fue utilizada por los
mercenarios del 11-M para efectuar llamadas telefónicas
entre el 8 y el 10 de marzo.
El único de estos cuatro indicios que podría constituir una
"prueba" directa de que esas tarjetas y teléfonos se usaron
en las mochilas-bomba de los trenes es... la mochila de
Vallecas, pero ya vimos en el capítulo anterior que existen
serias dudas sobre esa peculiar mochila. Por tanto, es
verdad que no sabemos a ciencia cierta si se emplearon en
los atentados esas tarjetas y teléfonos. Pero, de todos
modos, parece razonable suponer que fue así, dados los
otros tres indicios que conectan a esas tarjetas con la
trama mercenaria del 11-M.
Pero entonces, ¿qué tarjetas y teléfonos se usaron en las
otras seis mochilas que faltan hasta completar las 13? ¿Es
posible que en el 11-M hubieran participado dos
"comandos" distintos, cada uno de los cuales se hubiera
encargado de preparar una parte de las mochilas?
Con respecto a estas preguntas, hay un detalle del sumario
que llama poderosamente la atención y al que nadie parece
haber dado importancia. En uno de sus primeros informes,
fechado el 12 de marzo, en plena confusión posterior a los
atentados, el jefe de los Tedax hace una afirmación que
tiene una enorme relevancia. Como ya sabe el lector, en los
trenes estallaron 10 bombas, mientras que los Tedax
hicieron detonar otras 2 en las propias estaciones: una en
El Pozo y otra en Atocha. Pues bien, en ese informe de
Sánchez Manzano se afirma directamente que la bomba
que los Tedax hicieron detonar en Atocha no contenía un
teléfono móvil.
¿Se trata de una confusión de Sánchez Manzano? Porque si
no es una confusión, el escenario que tendríamos es: 6
bombas en los trenes que utilizaban teléfonos móviles y
otras 6 que posiblemente usaban otra cosa (¿un
temporizador, quizá?). Esto abonaría la tesis de los dos
comandos, pero además nos lleva a una pregunta que ha
estado desde el principio rondando la cabeza de quienes
han investigado el 11-M: ¿por qué se emplearon teléfonos
móviles para activar los detonadores de al menos una parte
de las bombas, cuando se podían haber utilizado
temporizadores, que son mucho más seguros y no dejan
rastro? ¿Quién tenía interés en que acabáramos
localizando a través de los móviles al comando
de Morata, cuyos miembros se terminan
suicidando en Leganés?
Las detenciones de los hindúes
Éste es el confuso panorama en el que nos movemos
después de 17 meses de investigaciones. Obviamente, el
día 13 de marzo de 2004 las informaciones de las que se
disponía eran mucho más fragmentarias y confusas, a
pesar de lo cual se procede a efectuar cinco detenciones. Y
analizando esas detenciones a fecha de hoy, resultan
absolutamente inconcebibles.
Veamos primero las detenciones relacionadas
con los teléfonos. ¿A quién detuvo la Policía en
plena jornada de reflexión? No se detuvo a los
"búlgaros" que compraron los teléfonos móviles de los
atentados (más que nada porque seguimos sin saber
quiénes son). No se detuvo a quienes liberaron esos
móviles utilizados en los atentados (recuerde el lector que
se liberaron en la tienda de un policía). No se detuvo
tampoco al dependiente que había vendido esos teléfonos a
los "búlgaros". ¡A quien se detuvo es a los dueños indios
del bazar donde un dependiente vendió los teléfonos a los
"búlgaros"! ¿Por qué? ¿Alguien puede explicarnos qué delito
habían cometido? ¿Alguien tiene alguna razón que
justifique esta detención absolutamente arbitraria? Si los
"bulgaros" hubieran comprado los teléfonos en El Corte
Inglés, ¿tendría lógica que hubieran detenido a Isidoro
Álvarez?
Pero lo que causa más vergüenza en este episodio es el
hecho de que la Policía detenga a dos hindúes por su
posible implicación en una trama de integristas islámicos. Y
no sólo eso, sino que el juez ratifique esa detención y que
la opinión pública la acepte sin pestañear. No hace falta
leer todos los días los periódicos para estar al tanto de las
terribles matanzas entre hindúes y musulmanes que la
India ha vivido desde hace décadas. ¿Cómo puede alguien
detener a dos indios de religión hindú como cómplices de
un atentado islamista? Que la opinión pública y, muy en
especial, los medios de comunicación aceptaran semejante
desatino como algo natural y no pusieran inmediatamente
el grito en el cielo dice muy poco del sentido
crítico de la sociedad española.
Por supuesto, los indios fueron puestos en
libertad en abril de 2004, pero cuando sus
nombres ya habían sido revolcados por el
fango y cuando su detención había sido convenientemente
aireada y utilizada.
Las detenciones de los marroquíes
¿Y qué pasa con los otros tres detenidos del 13-M, los
marroquíes del locutorio de Lavapiés? Pues que la Policía no
detuvo a quienes habían adquirido las tarjetas telefónicas
usadas en los atentados, porque el 13-M no se sabía
quiénes habían comprado las tarjetas. Ni tampoco detuvo a
los miembros del comando de Morata que puso las bombas,
porque aún no estaban identificados por aquel entonces. A
quien detuvo fue a quienes vendieron, supuestamente,
esas tarjetas.
La pregunta, de nuevo, es la misma: ¿por qué se detiene a
los que se limitan a vender unas tarjetas telefónicas, como
parte de su negocio habitual? Sin embargo, en este caso, la
detención efectuada por la Policía no es tan arbitraria como
parece. Quien eligió a esos marroquíes como cabezas de
turco había hecho sus deberes a la perfección: el nombre
del dueño del locutorio, Jamal Zougham, aparecía
"mencionado" en el sumario contra la célula española de Al
Qaeda que colaboró en la organización de los atentados de
Nueva York. Y he entrecomillado la palabra "mencionado"
porque en realidad Jamal Zougham no ha sido nunca
acusado de colaborar con esa célula de Al Qaeda, ni había
sido nunca procesado por pertenecer a ninguna
organización islamista. Su nombre simplemente aparecía en
ese sumario y hace poco hemos visto en TV a Jamal
Zougham declarando como simple testigo en el juicio
contra esa célula de Al Qaeda.
Cuando la Policía descubre que la tarjeta de la mochila de
Vallecas conduce al locutorio de Zougham y que su nombre
aparecía mencionado en aquel sumario (aunque fuera como
simple testigo), alguien debió de "deducir" que el tal
Zougham y los otros dos marroquíes habían preparado las
bombas, con lo cual se procedió a su detención. La cortina
de humo tendida por los organizadores del 11-M había
funcionado y la Policía y el juez picaron el anzuelo como
estaba previsto.
Dos de esos tres marroquíes serían puestos en libertad por
el juez pocas semanas después de los atentados, porque
vender unas tarjetas telefónicas no constituye, obviamente,
un delito. Lo cual quiere decir que la razón por la que se
detuvo a Jamal Zougham el día 13-M (la venta de las
tarjetas) no es considerada por el juez como indicio de que
Jamal Zougham estuviera relacionado con el atentado.
Sin embargo, 17 meses después de la masacre, Jamal
Zougham sigue estando en prisión. ¿Por qué? Pues porque,
como vamos a ver en el siguiente capítulo, a partir de su
detención se desató contra Zougham una auténtica "caza
del hombre" en la que no han faltado ni las falsas
acusaciones, ni los testigos manipulados, ni una
ininterrumpida e inmisericorde campaña de descrédito.
7. Jamal Zougham, la cabeza de turco
por Luis del Pino
¿Participó Jamal Zougham en los atentados del 11-M? No lo
sabemos, pero la lectura del sumario no permite encontrar
ninguna prueba sólida de que lo hiciera
El 17 de marzo de 2004, declaraba por primera vez ante la
Policía un testigo llamado Hassan Serroukh. En esa primera
declaración, Serroukh contaba con pelos y señales lo
religioso que era Jamal Zougham, las reuniones que
mantenía con otras personas tan religiosas como él y sus
contactos con diversos integristas muy conocidos. Esas
declaraciones fueron convenientemente utilizadas por la
Policía para convencer al juez de la peligrosidad de
Zougham.
Un par de semanas más tarde, los listados de llamadas
cruzadas revelaban que ese testigo, Hassan Serroukh,
estaba relacionado con algunos de los supuestos terroristas
del 11-M, a pesar de lo cual la policía no le detiene y
Serroukh presta declaración como testigo ante el juez el 21
de mayo de 2004.
Al ser preguntado por el juez sobre Jamal Zougham y sus
socios, Hassan Serroukh le dice a Del Olmo que él no
nombró en ningún momento a Zougham en su declaración
ante la Policía, sino que fue la Policía quien escribió ese
nombre y él se limitó a firmar lo que le pusieron delante.
Pero no es eso lo más sorprendente. Con el correr de los
meses, las investigaciones demostraron que Hassan
Serroukh estaba efectivamente relacionado con la trama
del 11-M, por lo que el juez Del Olmo terminó por imputarle
en el sumario con fecha 28 de abril de 2005.
¿Qué credibilidad merecen las declaraciones de este testigo
sobre lo radical que era Zougham? ¿Fue efectivamente la
Policía quien dictó a Serroukh los términos de su primera
declaración? ¿Fue Serroukh el que intentó, con su
declaración, echar basura sobre Zougham, para alejar así
las sospechas de sí mismo y de los verdaderos mercenarios
del 11-M?
Los testigos de los trenes
La razón fundamental (la única razón sólida) por la que
Jamal Zougham sigue en la cárcel son los testimonios de
tres testigos distintos, que dicen haberle visto en los trenes
de la muerte aquella mañana negra del 11 de marzo. Tanto
Jamal Zougham como su socio Mohamed Chaoui (los dos
dueños del locutorio de Lavapiés) fueron reconocidos "sin
ningún género de dudas" tanto en las fotografías mostradas
en dependencias policiales como en las
posteriores ruedas de reconocimiento.
Lo único malo de esas declaraciones
testificales es que su solidez es mucho
menor de lo que aparenta en un
principio. Figúrese el lector hasta qué punto son fiables
esos reconocimientos, que el juez Del Olmo no tuvo más
remedio que anular los de Mohamed Chaoui y ponerle en
libertad, porque si tuvieran razón los diversos testigos que
decían haberle visto en los trenes "sin ningún género de
dudas", hubiera sido necesario que Chaoui estuviera en dos
trenes al mismo tiempo, cosa evidentemente imposible.
¿Qué es lo que había pasado? Pues que esos
reconocimientos fueron hechos después de que la foto de
estos dos presuntos implicados hubiera sido
convenientemente aireada en todos los medios de
comunicación (¿hay alguien en España a quien no le suene
la cara de Jamal Zougham?). Como consecuencia, los
testigos se habían visto contaminados por la publicación en
los periódicos de la fotografía de Mohamed Chaoui,
identificándole en su memoria con esa persona que habían
visto en los trenes y en la que probablemente no se habían
fijado demasiado.
Jamal Zougham no tuvo tanta suerte como Chaoui: los
reconocimientos de los testigos de los trenes no eran
incompatibles entre sí. Aunque dos testigos decían haberle
visto en dos trenes distintos, lo habían visto a diferentes
horas, así que cabía la posibilidad de que Zougham hubiera
depositado una mochila en un tren, se hubiera bajado, y
hubiera subido a otro tren para depositar la segunda. Pero
¿está Jamal Zougham realmente implicado en los atentados
o es sólo una oportuna cabeza de turco?
Un extraño papel en una trama extraña
Lo primero que nos choca al analizar la posible implicación
de Jamal Zougham en los atentados del 11-M es el extraño
papel jugado por este sospechoso. Como sabe el lector, las
tarjetas telefónicas de las mochilas-bomba fueron
adquiridas en el locutorio de Zougham, pero los teléfonos
móviles fueron comprados en la tienda de unos indios y
fueron liberados en otra tienda, propiedad del policía
Maussili Kalaji. Si fuera verdad que Jamal Zougham estaba
implicado en la trama terrorista, ¿qué necesidad había de
comprar los teléfonos a los indios y de llevarlos a liberar a
la tienda de Kalaji? Jamal Zougham vendía
tanto tarjetas telefónicas como teléfonos
móviles, y disponía en su locutorio de todo
lo necesario para liberar teléfonos. Si
hubiera estado implicado en la trama, ni
los indios ni Kalaji tendrían por qué haber
aparecido en escena, ya que Zougham hubiera podido
suministrar el pack completo.
Tampoco resulta lógico el comportamiento de Zougham
tras los atentados. Los empleados de su tienda describen
que el 11 de marzo realizó una jornada de trabajo normal,
sin mostrar ningún comportamiento fuera de lo común. Y
así continuó hasta el día 13 de marzo, en que la Policía se
presenta a detenerlo. ¿Tiene sentido que no tratara de huir,
ni de esconderse? Si hubiera sido consciente de que las
tarjetas telefónicas que había vendido eran las usadas en
las mochilas bomba, ¿se habría quedado trabajando
tranquilamente durante tres días, a esperar a que la Policía
le detuviera? Es más, ¿habría puesto en su teléfono móvil
una de las tarjetas del mismo lote que las usadas en los
atentados, para que la Policía la encontrara allí en el
momento de detenerle?
Pero lo más extraño de todo es que no aparezca ninguna
otra prueba pericial que le incrimine en los atentados. Uno
de los hilos más fructíferos a la hora de detener a los
presuntos autores de la masacre ha sido el seguimiento de
las llamadas intercambiadas por los distintos implicados.
Así, de los supuestos teléfonos de las mochilas-bomba se
llegó al grupo de Morata, articulado en torno a El Chino.
Siguiendo el rastro de las llamadas de este grupo de Morata
se llega, a su vez, al grupo de asturianos que
supuestamente proporcionaron la dinamita y al grupo de
supuestos integristas articulado en torno a El Tunecino y a
los hermanos Almallah, un grupo que tenía su piso franco
en la calle Virgen del Coro de Madrid. Pues bien, ninguno
de esos seguimientos de conversaciones telefónicas
conduce a Jamal Zougham. Si hubiera estado implicado en
los preparativos de los atentados, lo natural es que se
hubiera detectado alguna conversación telefónica suya o de
sus socios con el grupo de Morata, con los asturianos o con
el comando de la calle Virgen del Coro. Sin embargo, esas
llamadas no aparecen.
Tampoco aparecen huellas dactilares de Zougham, ni
rastros de su ADN, en ninguno de los escenarios
analizados: ni en Morata, ni en Leganés, ni en la furgoneta
de Alcalá, ni en el Skoda Fabia, ni en la mochila de
Vallecas, ni en la calle Virgen del Coro, ni en ninguno de los
demás pisos o vehículos empleados por los restantes
miembros de la trama .... ¿Tan cuidadoso era Zougham
que, a diferencia de todos los restantes terroristas, no dejó
pista alguna? Por si fuera poco, el diario El Mundo publicó
hace ya tiempo que el teléfono de Zougham estaba
pinchado por la Policía desde nueve meses antes de los
atentados, y que en esos nueve meses de conversaciones
no aparece nada que relacione a Zougham con la masacre.
Suponiendo que Zougham estuviera implicado en los
atentados, ese extraordinario cuidado en no dejar escapar
ningún indicio antes del 11-M contrasta brutalmente con el
aparente descuido con el que se decidió a usar en las
bombas unas tarjetas telefónicas que permitían localizarle
tan fácilmente.
¿Realmente jugó Jamal Zougham un papel en la
organización de los atentados? Si es así, debe de ser todo
un maestro del disimulo, porque fue capaz de no dejar
ninguna pista mientras todos sus compañeros iban
delatándose por sus llamadas, por sus huellas dactilares,
por sus prendas de ropa o por sus conversaciones
indiscretas. Lo menos que podemos decir es que, si
Zougham jugó un papel en el 11-M, dicho papel debió de
ser muy extraño.
La campaña de descrédito
Pero más preocupante que la falta de pruebas es el empeño
con el que se ha pretendido, desde distintas instancias,
hacer creer a la opinión pública a toda costa que Zougham
era culpable. Llama verdaderamente la atención el número
de falsedades que se han filtrado a los medios de
comunicación para tratar de convencerles de
la culpabilidad de Zougham.
Poco después del atentado se dijo, por
ejemplo, que un trocito del móvil de la
mochila de Vallecas había aparecido en el
locutorio de Zougham. No es cierto: dicho trocito de móvil
no existió nunca y de hecho no aparece en el sumario,
como ya puso de manifiesto Fernando Múgica en su primer
artículo sobre "Los agujeros negros". No sólo es que en el
locutorio de Zougham no apareciera ningún trocito de
móvil: es que en el móvil de la mochila de Vallecas no
faltaba ningún trocito.
Se dijo también que en el locutorio de Zougham se
encontró otro móvil similar al de la mochila de Vallecas,
preparado para actuar como detonador. Tampoco es cierto:
el único móvil incautado en el locutorio de Zougham, según
ponen de manifiesto los informes policiales, era un móvil
marca LG (no Trium, como el de Vallecas) y además esos
informes indican expresamente que ese móvil LG no
presentaba ningún tipo de manipulación.
Se filtró asimismo a los medios de comunicación que una
huella de Zougham había aparecido en la furgoneta de
Alcalá. Es completamente falso: las únicas huellas de un
presunto terrorista encontradas en la furgoneta de Alcalá
corresponden a un argelino llamado Daoud Ouhnane, según
consta en los autos del juez Del Olmo.
También se filtró a los medios que el ADN de Zougham
había sido encontrado en la casa de Morata de Tajuña.
Tampoco es verdad: el nombre de Zougham no aparece en
los listados de personas cuyo ADN se encontró (según el
juez Del Olmo) en Morata.
Una y otra vez, se han estado volcando sobre Zougham
imputaciones falsas, las cuales eran convenientemente
transmitidas a la opinión pública por unos medios que
dieron por supuesto, desde el mismo 13 de marzo, que
Zougham era culpable, ¿Quién se ha estado dedicando a
filtrar tanto rumor sin fundamento? ¿Por qué esa campaña
de descrédito ha estado específicamente dirigida contra ese
marroquí, sin que el resto de los imputados hayan tenido
que soportar nada parecido?
El episodio más tenebroso de esa auténtica "caza del
hombre" lo vivíamos hace escasas semanas, con ocasión de
la presencia de Zougham como testigo en el juicio contra la
célula española de Al Qaeda acusada de colaborar en los
atentados de Nueva York. Todas las televisiones abrieron
sus informativos con esas imágenes del "malo oficial" del
11-M, con las declaraciones de Pilar Manjón relativas a
Zougham, con esa estremecedora escena donde un juez
displicente le dice a Zougham de forma desabrida que, si
tiene queja del trato que recibe en la cárcel, lo que debe
hacer es hablar con el juez de vigilancia penitenciaria...
¿Era realmente necesario organizar ese linchamiento
mediático contra alguien que estaba declarando como
simple testigo en un juicio?
Las falsas imputaciones
En un informe de la UCI (Unidad Central de Inteligencia de
la Policía) enviado al juez Del Olmo el 19 de mayo de 2005
y que resume el estado de las investigaciones 14 meses
después de la masacre, se enumeran los "indicios"
existentes contra Jamal Zougham. La lectura completa de
ese informe confirma punto por punto lo que en este
artículo denunciamos: no hay una sola llamada cruzada, no
hay una sola huella digital y no hay un solo rastro de ADN
que relacionen a Jamal Zougham con la masacre de Madrid.
Pero ese informe enumera dos "indicios" contra Zougham
que resultan verdaderamente asombrosos en un
documento oficial: el informe dice que Zougham se
dedicaba a ver vídeos de la yihad en su piso de la Calle
Villalobos 51 y que viajaba frecuentemente a Amsterdam a
ver a su primo Larbi Ahmidan. Es decir, el informe de la
UCI enviado al juez Del Olmo 14 meses después del
atentado confunde a Jamal Zougham con Jamal Ahmidan,
El Chino, que es quien vivía en la Calle Villalobos y tenía un
primo llamado Larbi. ¿Sería mucho pedir que los
responsables de redactar los informes de la UCI se
abstuvieran de aplicar la máxima de que "todos los Jamales
son iguales"?
Pero, dejando aparte estas afirmaciones ridículas de la UCI,
que no pasan de ser simplemente chuscas (aunque no por
ello más disculpables), en el sumario instruido por el juez
Del Olmo existe constancia de al menos dos ocasiones en
que la Policía podría haber utilizado a Zougham directa y
explícitamente como cabeza de turco.
Al efectuar el seguimiento de las tarjetas telefónicas
relacionadas con la mochila de Vallecas, la UCIE (Unidad
Central de Información Exterior de la Policía) localizó
diversos números telefónicos de la serie 645.65.XXXX que
intercambiaron numerosas llamadas con El Chino y con
otros terroristas de la trama mercenaria. La UCIE
determinó que uno de los números sospechosos, el 645 65
84 95, figuraba a nombre de una mujer, Rana Kadaji, por lo
que el 20 de marzo de 2004 procedió a tomar declaración
como testigo al marido de ésta, un sirio llamado Abdul
Khalek Al Jondi, que reconoció haber vendido esa tarjeta y
otras del mismo lote a diversos personajes del núcleo duro
del 11-M, entre ellos El Tunecino y los hermanos Almallah.
A pesar de tener esta declaración en sus manos, diez días
después la UCIE enviaba al juez Del Olmo un informe en el
que se afirmaba textualmente que la tarjeta 645 65 84 95
había sido vendida por... Jamal Zougham. En dicho
informe, de 30 de marzo de 2004, no se hacía referencia
ninguna ni a Rana Kadaji, ni a Abdul Khalek Al Jondi, ni a
los hermanos Almallah. Pero es que el 23 de abril de 2004,
la UCIE repetía la jugada y enviaba al juez un segundo
informe donde volvía a atribuir a Jamal Zougham la
comercialización de otra de las tarjetas de ese mismo lote,
de nuevo sin hacer mención de las personas vinculadas al
núcleo duro del 11-M. ¿Dos errores sucesivos?
Conclusiones
Después de leído el sumario, uno no puede menos que
sospechar que la utilización de Zougham como cortina de
humo no sólo sirvió para obtener unas llamativas
detenciones en plena jornada de reflexión, sino también
para distraer a la Policía y al juez durante meses,
haciéndoles investigar en una dirección que nada tiene que
ver con los verdaderos terroristas.
¿Participó Jamal Zougham en los atentados del 11-M? No lo
sabemos, pero la lectura del sumario no permite encontrar
ninguna prueba sólida de que lo hiciera. Por el contrario, lo
que sí aparecen son numerosos intentos de implicarle por
cualquier medio, incluso recurriendo a la más descarada
falsedad. Y el sentido común nos permite deducir algo muy
simple: nadie se toma tanto trabajo en arrojar basura sobre
una persona para tratar de incriminarla... a menos que no
haya ninguna prueba real que la incrimine.
¿Por qué ese intento de incriminar a Zougham a toda
costa? ¿Por qué ese sorprendente interés en convertirle en
el malo oficial de esta tenebrosa historia? ¿Tiene quizá que
ver con el hecho de que el día en que Zougham sea puesto
en libertad por el juez, alguien podría sentir el
desagradable impulso de volver la vista atrás y de llamar la
atención sobre cómo se dio la vuelta a un resultado
electoral deteniendo a cinco personas inocentes en plena
jornada de reflexión? Espero que no. Quiero creer que vivo
en un país donde nadie sería capaz de mantener encerrado
a un inocente sólo para no tener que responder a
incómodas preguntas.
8. El transporte de los explosivos
No sabemos todavía, como ya se ha indicado en anteriores
capítulos, qué tipo de explosivo se utilizó en los trenes de la
muerte. Lo que sí sabemos es que una cantidad
indeterminada de dinamita fue transportada desde Asturias
a Madrid en los dos primeros meses de 2004, y que esa
Goma-2 ECO al menos se corresponde, muy
probablemente, con la encontrada en el piso de Leganés.
¿Se empleó esa misma Goma-2 en las mochilas bomba de
los trenes? Parece lógico pensar que sí, pero la aparición de
restos de explosivo militar en la furgoneta de Alcalá y el
informe de Sánchez Manzano donde se apuntaba a la
existencia de dos tipos de mochilas bomba (unas con
teléfono y otras sin él) nos obligan a dejar la cuestión en
suspenso.
El transporte de los explosivos desde Asturias es uno de los
episodios mejor documentados en lo que respecta a los
preparativos de la masacre, aunque siguen existiendo
numerosas preguntas que nadie ha querido o podido
responder. Como el lector podrá comprobar, conocemos
con una precisión milimétrica mucho de lo que ocurrió en
aquel fin de semana del 28 al 29 de febrero de 2004 en
que, supuestamente, seis mercenarios marroquíes (cinco
de los cuales morirían en Leganés) trasladan a Madrid los
explosivos escamoteados en las minas de caolín asturianas.
Los preliminares
El 18 de septiembre de 2003 era robado en Madrid un
Toyota Corolla propiedad de Pablo A.T., vehículo que juega,
como después veremos, un papel fundamental en toda la
trama. En su denuncia ante la Policía, el propietario del
vehículo contó que con el coche le robaron también su
teléfono móvil, con el que los ladrones realizaron una
llamada a Chile. El coche terminaría en manos de Suárez
Trashorras, el ex-minero asturiano, que le cambió la
matrícula sustituyéndola por la de otro coche del mismo
modelo, para evitar ser interceptado en algún control
rutinario de la Policía. La nueva matrícula se correspondía
con la de otro Toyota Corolla, cuya propietaria responde al
nombre de Beatriz H.C. y reside también en Madrid.
Según los informes de la Guardia Civil y los autos del juez,
el transporte de los explosivos comenzó el 5 de enero de
2004, fecha en la que Sergio Alvarez Sánchez (alias
Amocachi) transportaba a Madrid en autobús, por encargo
de Trashorras, un primer cargamento de unos 15 kilos,
introducido en una bolsa de deportes. El segundo
cargamento sería transportado por Antonio Iván Reis
Palacios el 19 de enero. En las dos primeras semanas de
febrero, se realizarían dos transportes más por el mismo
sistema, esta vez a cargo de un menor apodado El Gitanillo.
El sistema en todos los casos era el mismo: algún
componente del grupo de El Chino recogía la bolsa de
deportes con los explosivos al llegar el autobús a Madrid.
Las cosas se aceleran
Los explosivos estaban, como vemos, trasladándose a
pequeñas tandas desde Asturias a Madrid cuando Emilio
Suárez Trashorras y Carmen Toro emprenden su viaje de
luna de miel a Tenerife, donde permanecerían del 19 al 26
de febrero en un hotel.
Sin embargo, algo hizo que de repente las cosas se
precipitaran o alguien debió de dar la orden de acelerar los
preparativos de la matanza, porque los mercenarios y los
asturianos deciden abandonar el sistema de transporte
utilizado hasta el momento y trasladar a Madrid en coche
un cargamento completo. La cuenta atrás había
comenzado.
El 21 de febrero, Suárez Trashorras llama a El Chino desde
una cabina telefónica ubicada en el hotel de Tenerife donde
estaba pasando su luna de miel. El 24 de febrero, El Chino
llama dos veces al móvil de Trashorras; entre ambas
llamadas del Chino, Carmen Toro efectúa una llamada al
inspector de Avilés del que Suárez Trashorras era
confidente.
Aquellas conversaciones telefónicas debieron de servir para
concertar una cita, porque el 26 de febrero, de vuelta de su
luna de miel, Suárez Trashorras y Carmen Toro se reúnen
con El Chino en la casa de Morata de Tajuña, antes de
continuar viaje a Asturias. En esa reunión, Trashorras y El
Chino debieron de acordar los detalles del transporte que
tendría lugar ese fin de semana.
Al día siguiente, ya de vuelta en Asturias, Suárez
Trashorras recibe una llamada de El Chino, tras lo cual
Carmen Toro llama de nuevo al inspector de Avilés.
Estamos en el 27 de febrero.
Relato de un fin de semana
Antes de entrar en el relato de los hechos, recomiendo al
lector que haga una cosa: consultar en Internet las
hemerotecas de los periódicos digitales, para ver las
ediciones correspondientes al 28 y 29 de febrero de 2004.
Si lo hace así, comprobará que aquel fin de semana cayó en
España una nevada histórica, que colapsó el País Vasco y el
norte de Castilla-León (especialmente Burgos). Miles de
conductores quedaron atrapados, el gobierno vasco cerró
sus carreteras a la circulación de vehículos pesados y era
necesaria la utilización de cadenas en numerosos puertos,
entre ellos el del Escudo, que conecta Burgos con
Cantabria.
Asimismo, podrá comprobar también cómo en aquel fin de
semana ETA envía su propia caravana de la muerte, que
sería interceptada por la Guardia Civil en Cañaveras.
El relato de los hechos está basado en los datos de los
repetidores telefónicos por los que pasaron los presuntos
terroristas, en las listas de llamadas cruzadas, en las
declaraciones de algunos de los miembros de la trama
asturiana y en las conversaciones telefónicas grabadas a
algunos de los mercenarios marroquíes, cuyas
comunicaciones estaban intervenidas por orden de un
juzgado de Alcalá.
28 de febrero: el viaje a Avilés
A las 12:04 del 28 de febrero, el VW Golf de El Chino sale
de Madrid hacia Avilés por la autopista A-6. Además de El
Chino, viajaban en él otros dos de los miembros del
comando mercenario de Morata: Mohamed Oulad y
Abdenabi Kounjaa.
Los repetidores telefónicos nos indican que pasaron por Las
Rozas, por Sanchidrián (Ávila), por Cimanes del Tejar
(León) y por Molleda (Asturias). Desde aquí, El Chino
efectúa una llamada a Suárez Trashorras y poco antes de
las cinco de la tarde los tres marroquíes llegaban a Avilés,
donde se reúnen con el ex-minero asturiano y confidente
policial.
Durante aquella tarde, El Chino y sus hombres reconocen la
zona, compran tres mochilas, tres linternas y algunos otros
artículos en un Carrefour (el ticket de compra tiene hora de
las 21:26) y se disponen a recoger los explosivos en la
mina. A las 21.35, Suárez Trashorras llama a El Chino
desde una cabina de Avilés y una hora más tarde (22.27)
es El Chino quien efectúa una llamada a alguien que está
en Madrid y a quien la transcripción de las grabaciones sólo
identifica por su nombre de pila: Abdul Khalek.
Los marroquíes y El Gitanillo (el ayudante de Trashorras) se
dirigen con sus mochilas hacia las minas en dos coches (el
VW Golf y un Escort) y El Chino vuelve a llamar a Abdul
Khalek al filo de las once de la noche desde un pueblo
denominado Salas. Sin embargo, los miembros del
comando de Morata no logran encontrar la mina, y a la
1.53 El Chino llama a Suárez Trashorras para decirle que se
ha perdido.
Madrugada del 29 de febrero: la carga
de los explosivos
Después de recibir nuevas indicaciones, los
marroquíes se pasan la noche cargando de
explosivos el Ford Escort, con las tres mochilas que habían
comprado en Carrefour. Hacia las 6 de la mañana, se
reúnen con Trashorras en el garaje de éste y trasvasan los
explosivos al VW Golf. Después, vuelven a la mina para
recoger un segundo cargamento.
Terminado el trasvase del segundo cargamento de dinamita
al VW Golf a eso de las 12 de la mañana, los marroquíes le
piden a Trashorras que les preste un coche para utilizarlo
de lanzadera, por lo que el asturiano les deja el Toyota
Corolla robado.
Desde Asturias, El Chino llama a otro de los miembros del
comando de Morata, Otman El Gnaoui, que está en Madrid,
y le dice que recoja a otros dos miembros del grupo en un
tercer vehículo y que se venga rápido por la carretera de
Bilbao.
29 de febrero: la vuelta a Madrid
Aproximadamente a las 12:30 del 29 de febrero, la
caravana de la muerte de los mercenarios emprende la
marcha desde Asturias. El coche lanzadera es el Toyota,
conducido por El Chino; detrás viaja el VW Golf cargado con
los explosivos y conducido por Mohamed Oulad. Y aquí
viene una de las decisiones más extrañas de los
marroquíes. En lugar de volver por la autopista por la que
habían venido, deciden internarse en el temporal, yendo
por la carretera de la costa hasta Torrelavega (Santander),
para torcer allí en dirección a Madrid, atravesando el puerto
del Escudo para tomar en Burgos la A-1. ¿Por qué
renunciaron a volver por donde habían venido?
En torno a las 2 de la tarde, el segundo grupo de
marroquíes, formado por Otman El Gnaoui, Asrih Rifaat y
Rachid Oulad emprende la marcha en uno o dos vehículos
(este extremo no está claro) para encontrarse con El Chino
en Burgos. Existe constancia de una llamada a las 14:01
desde el teléfono de Otman al de El Chino, en la que uno de
los miembros del comando le dice a su jefe que van a ir con
el coche de Abdullah y que sólo tienen 20 euros para gasoil.
El Chino les dice que les verá por el camino y que "ya les
vale".
Hacia las 3 de la tarde está grabada una de las llamadas
más curiosas de todo este trayecto y que permite ver el
tipo de actividades a las que se dedicaba en realidad este
grupo de marroquíes, a quien nos han querido presentar
como un hatajo de fanáticos integristas.
Un tal Anouar llama desde Barcelona a
Otman El Gnaoui y los dos hablan de la
calidad de la droga que Otman tiene
disponible y del precio al que Otman se la
puede dejar. ¿Cree el lector que ésta es
una conversación lógica para un fanático integrista inmerso
en una importante operación de acopio de explosivos?
Tanto El Chino, como Otman, como los demás miembros
del comando de Morata eran simples delincuentes de poca
monta, que igual traficaban con droga que con coches... o
transportaban explosivos por encargo. Siempre y cuando
los beneficios fueran los adecuados, claro está.
29 de febrero: las multas
A las 15.34, el coche de El Chino pasa por el repetidor
telefónico de Bricia, en Burgos. En otras palabras: el Toyota
y el Golf acababan de atravesar el puerto del Escudo (para
el que se recomendaban cadenas) con su carga mortífera
de dinamita. A las 16.11, el Toyota pasaba por
Quintanarrío, con el VW Golf pisándole los talones, a pocos
kilómetros de distancia.
Tres minutos después, a las 16.14, un radar de la Guardia
Civil hace una fotografía al Toyota, que circulaba a excesiva
velocidad, y los agentes detienen el coche del Chino 600
metros después. Y aquí se produce una concatenación de
sucesos inexplicados e inexplicables.
Al detectar que le han hecho la foto, El Chino (que actuaba
de lanzadera) hace una llamada telefónica para avisar.
Pero, en lugar de llamar al segundo coche, con el fin de que
tenga cuidado para que no le paren, a quien llama El Chino
para avisar de que le acaba de pillar la Guardia Civil es...
¡al confidente policial Suárez Trashorras! ¿Por qué?
¿Participaba acaso Trashorras en la caravana de la muerte,
conduciendo quizá un tercer vehículo? ¿Qué otra razón
podría haber para avisar a Trashorras? ¿Quería que
Trashorras avisara a alguien?
Todo lo que rodea a esa detención por parte de la Guardia
Civil es enormemente extraño. Después de dar el alto a El
Chino, el agente le pone tres multas sucesivas, para lo cual
tarda la friolera de 25 minutos. En ese tiempo, el agente le
pide al Chino la documentación y éste exhibe un pasaporte
belga a nombre de Yusef Ben Salah, aunque habla en
español con el agente. Éste le pide también los papeles del
coche y El Chino le dice que no los tiene, porque el coche
es de un amigo. Es de suponer que el agente llamaría a la
central para que se verificara la matrícula y la propiedad
del coche, y aquí se produce de nuevo uno de los ya
habituales episodios de ocultación que jalonan la
investigación del 11-M. Las versiones que se han filtrado a
los medios son contradictorias: se ha dicho que esa llamada
a la central no se produjo, que sí se produjo pero que el
sistema de grabación de llamadas sufrió una avería
precisamente ese día, que el sistema de grabación llevaba
un mes y medio sin funcionar... El caso es que nadie nos ha
querido explicar algo tan sencillo como si el agente llamó o
no llamó y por qué dejó seguir su marcha a aquel coche
que no tenía papeles y que estaba (según la matrícula) a
nombre de una madrileña. Lamento decir al lector que la
declaración del agente de la Guardia Civil ante el juez no
clarifica estos extremos, porque el juez Del Olmo no le
preguntó al agente si había llamado a la central y por qué
dejó seguir viaje a aquel Toyota.
Mientras tanto, el Golf cargado de explosivos había
continuado hacia Burgos, donde vuelven a reunirse los dos
coches a eso de las 5 de la tarde. El trasvase de los
explosivos a uno de los vehículos que subían de Madrid (si
es que hubo tal trasvase) debió de producirse una media
hora más tarde en alguna población al sur de Burgos, por la
información de que disponemos. Finalmente, dos o tres
vehículos llegarían a Morata de Tajuña en torno a las 8
menos cuarto, aunque el último vehículo de la caravana,
conducido por Otman El Gnaoui, no llegaría hasta más
entrada la noche, como revela una de las llamadas
grabadas a Otman. Poco antes de llegar El Chino a Morata,
recibe una llamada desde una cabina telefónica de Avilés.
Finalizado el transporte, El Chino se reúne esa misma
noche con ese misterioso individuo que responde al nombre
de Abdul Khalek, al cual había llamado desde Asturias. Al
día siguiente, 1 de marzo de 2004, está registrada una
llamada de El Chino a Suárez Trashorras y otra de éste al
inspector de Avilés.
Un breve resumen
Como vemos, el resumen de los hechos no puede causar
más estupor:
· Los explosivos fueron suministrados por un confidente
policial y transportados por unos mercenarios del hampa
que estaban estrechamente vigilados, hasta el punto de
que muchas de sus conversaciones estaban siendo
grabadas.
· El confidente policial que suministra los explosivos
(Trashorras) habla con su controlador justo antes y justo
después de entregada la mercancía.
· Pudiendo haber vuelto cómodamente a Madrid por
autopista, el transporte de los explosivos se realiza
internándose en un temporal de nieve y subiendo el puerto
del Escudo con un coche cargado de dinamita. La caravana
de la muerte termina empleando una ruta exactamente
paralela a la de la caravana de ETA que acababa de ser
interceptada en Cañaveras.
· El transporte de los explosivos se realiza utilizando como
lanzadera un coche robado, con matrículas falsas y sin
papeles, conducido por un marroquí que exhibe un
pasaporte belga y habla en español cuando lo detiene la
Guardia Civil. Sin embargo, los agentes le dejan seguir
viaje, sin que nadie haya sido capaz de explicarnos si hubo
una llamada a la central verificar los datos del coche.
· Al ser interceptado por la Guardia Civil, El Chino (que
conduce el coche lanzadera) no avisa al vehículo que
supuestamente transportaba los explosivos, sino que decide
avisar al confidente policial que le ha suministrado la
Goma-2.
· Cinco de los seis marroquíes que intervienen en esta
operación acaban muertos en Leganés. El único que queda
con vida es Otman El Gnaoui.
Palabras finales
Son varios los enigmas planteados por esta secuencia de
acontecimientos. En primer lugar, es mucho lo que
sabemos de aquellos dos días fatídicos, pero son
demasiadas también las cosas que ignoramos. En concreto,
no tenemos la grabación de las conversaciones que
mantuvo el inspector de Avilés con los miembros de la
trama asturiana en determinados días clave. Y es una pena,
porque esas conversaciones podrían quizá aclarar muchos
aspectos oscuros. Desde luego, no parece razonable
suponer que las llamadas intercambiadas con Trashorras
fueran meras llamadas de cortesía. Pretender, a la vista de
los hechos, que Trashorras no informó a su controlador de
la operación que estaba en marcha resulta completamente
increíble. ¿De qué hablaron Trashorras y el inspector de
Avilés inmediatamente antes e inmediatamente después de
ese transporte de Goma-2?
En segundo lugar, ¿quién dio la orden de acelerar los
preparativos de la masacre en torno al 20 de febrero?
Puede perfectamente tratarse de una casualidad, pero
resulta cuando menos curioso comprobar cómo pocos días
antes ETA acababa de declarar su tregua parcial en
Cataluña y cómo ese mismo fin de semana la banda
criminal decide enviar su propia caravana de explosivos.
Resulta también curioso que los marroquíes renunciaran a
volver por autopista a Madrid y tomaran en su lugar un
trayecto exactamente paralelo al de la furgoneta etarra
detenida en Cañaveras.
En tercer lugar, ¿por qué El Chino llama a Suárez
Trashorras al ser interceptado por la Guardia Civil y no al
coche que llevaba los explosivos? ¿Participó Trashorras en
la caravana de la muerte? ¿O es que El Chino quería que
Trashorras llamara a alguna otra persona?
En cuarto lugar, ¿por qué pudo El Chino seguir su viaje?
¿No pudo el agente que le interceptó comunicar con su
base? ¿O es que recibió la orden de dejar pasar a aquel
vehículo?
Finalmente, una pregunta de carácter logístico. ¿Para qué
pide El Chino a otros tres marroquíes que suban hasta
Burgos en uno o dos vehículos? Si el objetivo del viaje era
transportar los explosivos a Madrid, ¿por qué no continuar
directamente viaje en el Toyota y el Golf, con los que ya
habían ido de Avilés a Burgos?
Son muchas las preguntas que quedan en el aire respecto a
aquel transporte de explosivos y supongo que el juez
instructor y la fiscalía estarán tratando de responderlas. De
todos modos, como veremos en el próximo capítulo,
existen enigmas todavía más inquietantes que éstos en
relación con aquellas jornadas previas a la terrible masacre
de Madrid. El transporte desde Asturias es, como veremos,
únicamente el inicio de una fatídica y macabra cuenta
atrás.
9. Vísperas de sangre
El juzgado de Garzón ordenó intervenir el teléfono del
locutorio de Lavapiés, propiedad de Jamal Zougham, dos
semanas antes de los atentados del 11-M. Así consta
textualmente en el sumario desclasificado por el juez Del
Olmo. También consta en el sumario que al menos dos de
los terroristas implicados en la trama pasaron por comisaría
seis días antes del estallido de los trenes.
El sumario nos revela, asimismo, que los controladores de
Trashorras y de Rafa Zouhier en las Fuerzas y Cuerpos de
Seguridad del Estado hablaron repetidamente con sus
confidentes en las fechas inmediatamente anteriores al 11-
M. Desvela, por fin, el sumario que al menos dos de los
marroquíes que transportaron los explosivos desde Asturias
tenían los teléfonos intervenidos antes del 11-M y que la
Policía interrumpió la grabación de sus conversaciones el 12
de marzo, al día siguiente de la masacre.
Decíamos en el capítulo anterior que el transporte de los
explosivos no era, en modo alguno, el mayor de los
enigmas relativos a los días inmediatamente anteriores a la
masacre del 11-M. Vamos a presentar en este artículo otros
varios sucesos inexplicados que tuvieron lugar en aquellas
vísperas de sangre. Como tendrá ocasión de comprobar el
lector, algunos de los hechos que preceden al atentado son
tan escandalosos que resulta imposible resistirse a la
pregunta: ¿cómo es posible que ese atentado se llegara a
producir?
Primer enigma: Despedida a un amigo
En el primer capítulo de la serie decíamos que El Tunecino
(uno de los suicidas de Leganés) actuaba como enlace
entre los hampones mercenarios de Morata y el núcleo duro
del 11-M, que estaba articulado en torno a los hermanos
Almallah. Diversas revelaciones del diario El Mundo nos han
permitido saber en los últimos meses que El Tunecino
estaba estrechamente vigilado antes de los atentados.
La declaración del casero de El Tunecino nos
revela que este personaje abandonó su
domicilio el 8 de marzo, dejando en él casi
todas sus pertenencias. Pero el sumario nos
revela también el testimonio del último testigo que le vio
antes de los atentados: se trata de Hatem Ghanoudi,
compatriota de El Tunecino y que le debía a éste una cierta
cantidad de dinero.
Según la declaración de Hatem ante la Policía, el viernes 5
de marzo de 2004 El Tunecino le llamó para que le
devolviera el dinero que le debía, así que quedaron citados
y El Tunecino se presentó acompañado de un marroquí a
quien Hatem no conocía. El Tunecino preguntó a Hatem si
les podía llevar en su coche y este testigo llevó a los dos
hombres al lugar que El Tunecino le indicó. Al llegar, se
bajaron del coche, Hatem le entregó sólo una parte del
dinero de su deuda y El Tunecino, a pesar de que Hatem
aún le debía dinero, se despidió de él con una frase que
parecía presagiar su futura muerte: "¡Hasta nunca!", le dijo
a Hatem.
Ese lugar al que Hatem llevó a El Tunecino y delante del
cual se despidió de él con esa premonitoria frase era... la
comisaría de Ventas.
¿Qué fue a hacer el 5 de marzo a la comisaría de Ventas
ese supuesto islamista peligroso, que nos dicen que estaba
sometido a estrecha vigilancia y que estaba, al parecer,
preparando una auténtica masacre para seis días después?
Segundo enigma: Llamada a medianoche
En el capítulo anterior vimos que varios de los marroquíes
que transportaron los explosivos tenían sus teléfonos
intervenidos en el marco de una operación antidroga que
estaba llevando a cabo un juzgado de Alcalá. En concreto,
tenemos la grabación de parte de las conversaciones de dos
personajes: El Chino y Otman El Gnaoui.
Decíamos también que el asturiano Trashorras falsificó la
matrícula del Toyota Corolla robado que prestó a esos
mercenarios de Morata para el transporte de los explosivos.
Trashorras puso a su coche la matrícula de otro Toyota que
pertenecía a una madrileña, Beatriz H.C.
En la madrugada del 5 de marzo, Beatriz recibió una
llamada de la Guardia Civil, en la que le preguntaron por su
coche y le pidieron que comprobara si seguía aparcado en
el lugar donde lo dejó. Tras confirmar que así era, la
Guardia Civil le dijo que otro coche con su misma matrícula
acababa de tener un accidente y le pidió a Beatriz que fuera
a prestar declaración. Según reveló el diario El Mundo, la
Guardia Civil le preguntó a Beatriz si conocía de algo a un
tal Trashorras o a un personaje llamado El Chino.
Lo que había sucedido es que Trashorras envió a uno de
sus ayudantes (un menor apodado El Gitanillo) a recoger el
coche que había prestado a los marroquíes y este menor
había tenido un accidente con el Toyota a las 23:45 del 4
de marzo. Obviamente, si la Guardia Civil interrogó a
Beatriz sobre Trashorras y El Chino es porque El Gitanillo
proporcionó aquella noche alguna información. ¿Qué datos
dio El Gitanillo sobre el transporte de los explosivos? ¿Por
qué no sirvieron para evitar la masacre? ¿Qué actuaciones
se emprendieron para localizar a Trashorras o a El Chino?
Tercer enigma: Dos terroristas en comisaría
Pocas horas después de que la Guardia Civil interrogara a
Beatriz, El Tunecino se presentaba en la comisaría de
Ventas. Pero no sería el único de los presuntos terroristas
del 11-M que pasó por comisaría aquel 5 de marzo. Las
grabaciones efectuadas a los marroquíes que transportaron
los explosivos revelan que Otman El Gnaoui (el único de los
seis marroquíes que no murió en Leganés) fue llevado a
comisaría también el 5 de marzo para ser puesto en
libertad a las pocas horas. No sabemos a qué comisaría le
llevaron ni con qué motivo se le detuvo, pero las
grabaciones revelan que poco antes de entrar en
dependencias policiales, Otman se encontraba en Puente de
Vallecas. Fue en la comisaría de Puente de
Vallecas donde aparecería la milagrosa mochila
sin explotar el día 12 de marzo. ¿Por qué fue
conducido a comisaría uno de los transportistas
de los explosivos escasas horas después de que la Guardia
Civil interrogara a Beatriz H.C. sobre El Chino y Trashorras?
¿Qué declaró Otman en esa comisaría? ¿Ante quién lo
declaró? Y, sobre todo, ¿por qué fue puesto en libertad?
¿Era Otman también un confidente policial?
Cuarto enigma: El tiempo invertido
El Chino y Otman tenían sus teléfonos intervenidos antes
del 11-M, como ya hemos dicho. Sabemos también que
Otman es llevado a comisaría el día 5 de marzo, aunque no
se nos ha explicado para qué fue allí, ni qué declaró, ni por
qué fue puesto en libertad. Pero la sorpresa se transforma
ya en auténtica estupefacción cuando nos enteramos por el
sumario del juez Del Olmo de que la Policía interrumpió las
grabaciones a El Chino y Otman el día 12 de marzo.
Aquellas grabaciones habían sido autorizadas por un juez
de Alcalá a solicitud de una unidad policial (la UDYCO), en
el marco de una operación antidroga. Las grabaciones
ponían de manifiesto que tanto El Chino como Otman eran
traficantes. El día 12 de marzo, aquellos dos teléfonos
seguían activos y esos dos traficantes no habían sido
detenidos, a pesar de lo cual la Policía, casualmente,
solicita al juez que se interrumpan las grabaciones. Y no
sólo eso, sino que también solicita, casualmente, que en su
lugar se intervenga el teléfono de Rafá Zouhier, gracias a lo
cual terminamos enterándonos, casualmente, de que
Zouhier es confidente de la Guardia Civil.
Lo normal es que los terroristas responsables de un
atentado no estén siendo grabados antes de la masacre. Lo
normal, asimismo, es que la Policía intervenga después de
la masacre los teléfonos de todos los sospechosos de
colaborar en la misma. En el 11-M, nos encontramos con la
situación inversa: los terroristas tenían sus teléfonos
pinchados antes del atentado y la Policía interrumpe ese
pinchazo inmediatamente después de que estallen los
trenes. ¿A alguien se le ocurre una explicación racional para
esta sorprendente inversión temporal, para esta curiosísima
distorsión de las relaciones causa-efecto? ¿Por qué la Policía
ordena el 12 de marzo interrumpir las escuchas a esos dos
personajes y solicita, en su lugar, grabar las conversaciones
de Zouhier? ¿Es Zouhier una más de las múltiples cortinas
de humo tendidas alrededor del 11-M? Pero, sobre todo:
¿se hubiera podido evitar el estallido del piso de Leganés de
haber continuado grabando las conversaciones de El Chino?
Quinto enigma: Llamadas de cortesía
El sumario y las declaraciones de mandos de la UCO
(Unidad Central Operativa de la Guardia Civil) ante la
Comisión 11-M ponen de manifiesto que "Víctor" (el alférez
de la UCO que controlaba a Zouhier) llamó
en tres ocasiones a su confidente en la
semana previa a los atentados: el 4 de
marzo a las 19:14, el 9 de marzo a las
20:48 y el 10 de marzo a las 12:46. Es
posible que, además de estas llamadas de
Víctor a Zouhier, existan otras de Zouhier a Víctor, pero no
las tenemos registradas.
Los informes recogidos en el sumario demuestran también
que el comisario de Avilés que controlaba a Trashorras y a
su círculo de allegados habló con sus confidentes el 27 de
febrero (el día anterior al transporte de los explosivos), el 1
de marzo (el día posterior al transporte de los explosivos) y
el 2 de marzo.
Sin embargo, la versión oficial afirma que ni Víctor ni el
comisario de Avilés hablaron con sus confidentes de nada
relacionado ni con los explosivos, ni con los mercenarios
marroquíes, ni con los atentados. ¿De qué hablaron
entonces? ¿Eran simples llamadas de cortesía? ¿Achacamos
esas llamadas de nuevo a la simple casualidad? ¿A quién
informaron Víctor y el comisario de Avilés sobre la
información que sus confidentes les habían pasado?
Sexto enigma: El cerco se estrecha sobre Zougham
Ya sabemos por artículos anteriores (véase el Capítulo 7),
que Jamal Zougham, el único de los detenidos del 13-M que
continúa en prisión, tenía su teléfono intervenido desde
meses antes de los atentados, sin que en esas
conversaciones se haya podido encontrar nada que le
relacione con la masacre. Sabemos también que existe
constancia de al menos dos informes de la UCIE (Unidad
Central de Información Exterior de la Policía) enviados al
juez Del Olmo donde se atribuye falsamente a Zougham
(ya después de los atentados) la comercialización de
determinadas tarjetas telefónicas relacionadas con la
masacre y que en realidad habían sido comercializadas por
personas pertenecientes al círculo de los hermanos
Almallah.
Lo que Jamal Zougham tenía intervenido desde hacía
meses era su teléfono móvil, porque el sumario nos revela
que desde el juzgado de Garzón se ordenó, trece días antes
de los atentados, interrumpir las escuchas al móvil de
Zougham e intervenir en su lugar el teléfono fijo de ese
locutorio de Lavapiés al que tanta relevancia mediática se
daría en plena jornada de reflexión. Otra casualidad más
que añadir a la lista.
Quien solicita al juez Garzón intervenir el teléfono del
locutorio de Zougham el 27 de febrero es la UCIE, la misma
unidad policial que pocas semanas después enviaría sendos
informes a Del Olmo con falsas imputaciones contra
Zougham. En sus solicitudes al juez Garzón, la UCIE
reconocía que no había nada interesante en las
conversaciones interceptadas a Zougham a través de su
teléfono móvil, a pesar de lo cual le solicita que se pinche la
línea del locutorio. ¿Por qué? Si no se había detectado nada
en las conversaciones grabadas durante meses, ¿por qué
ese interés en intervenir el teléfono del locutorio trece días
antes de los atentados? ¿Quién y por qué estaba
estrechando el cerco sobre Zougham?
Palabras finales
El lector sabe ya, tras leer estas líneas, a qué nos
referíamos al afirmar que el transporte de los explosivos no
era el mayor de los enigmas que rodean a los preparativos
de la masacre: clarividentes pinchazos al locutorio de
Zougham, interrupción de grabaciones al día siguiente del
11-M, terroristas que entran y salen de comisaría seis días
antes de los atentados, confidentes policiales que
conversan amigablemente con sus controladores de
cualquier cosa menos de lo que se está preparando, ...
No sabemos qué es lo que sucedió el 11-M, pero el sumario
instruido por el juez Del Olmo nos presenta un panorama
que cada vez tiene menos que ver con la historia oficial.
¿Tan difícil sería que alguien contara a los españoles, de
forma completa y clara, qué fue lo que sucedió realmente?
En los últimos artículos, hemos intentado presentar al
lector los hechos relativos a los días inmediatamente
anteriores y posteriores a los atentados del 11-M. Llegados
a este punto, y antes de adentrarnos en otros episodios de
esta inexplicable historia, es hora ya de volver a las tareas
de análisis, para ver qué conclusiones podemos sacar de lo
que hasta ahora conocemos.
10. El tiempo debe detenerse
Un hombre yace muerto en mitad del salón, con claros
síntomas de envenenamiento. El inspector de policía,
después de observar el cadáver, recorre el apartamento en
busca de posibles indicios y, al entrar en la habitación
contigua, ve algo que llama su atención: un pequeño frasco
cuya etiqueta dice CIANURO. "¡Caso resuelto!" - piensa el
policía. "Este hombre fue envenenado con cianuro". Sin
embargo, esa conclusión de nuestro sagaz detective es
errónea; o, mejor dicho, precipitada.
Efectivamente, ese frasco de cianuro puede indicar que se
utilizó dicho veneno para acabar con la víctima. Pero
también podría ser que ese frasco estuviera allí por simple
casualidad o, incluso, que hubiera sido dejado por el
asesino con el único objeto de engañarnos sobre el
verdadero veneno utilizado. La única manera de saber a
ciencia cierta qué veneno se empleó en
realidad es hacerle la autopsia al propio
cadáver.
En el tema del 11-M, todos nosotros hemos
cometido el mismo tipo de error que nuestro imaginario
detective, a la hora de analizar los explosivos que se
emplearon para hacer volar los trenes. En lugar de analizar
los propios vagones destrozados (es decir, el cadáver),
hemos estado tratando de deducir qué explosivo se utilizó
partiendo del análisis de lo que contenían las mochilas que
no explotaron (es decir, el frasquito de cianuro).
Todos hemos partido de la suposición de que las tres
mochilas que no explotaron fueron encontradas intactas
porque fallaron y hemos supuesto, en consecuencia, que
esas mochilas contenían el mismo tipo de explosivo que las
bombas que sí estallaron. Pero esa suposición de partida es
errónea; o, mejor, dicho, apresurada. Porque esas mochilas
encontradas intactas puede que no fallaran, sino que fueran
depositadas en los trenes precisamente para que las
encontráramos intactas. Como el frasquito de cianuro.
Desde el mismo día del 11-M, hemos estado discutiendo si
lo que contenían esas mochilas que no estallaron era
Titadyne o Goma-2, cuando lo que hubiéramos debido
hacer desde el principio es volver la vista hacia los vagones
y preguntarnos: ¿qué tipo de explosivo puede causar estos
destrozos concretos?
Y esa pregunta que hubiéramos debido hacernos todos
desde el principio la respondió ante el juez Del Olmo el jefe
provincial de los Tedax de Madrid, que coordinó las labores
de los 16 expertos en desactivación de explosivos que
participaron en el operativo del 11 de marzo: lo que estalló
en los trenes no fue ni Titadyne, ni Goma-2, sino
explosivo militar.
Una declaración clave
Ya vimos en capítulos anteriores que los informes enviados
al juez Del Olmo durante cuatro meses por el jefe de los
Tedax, Sánchez-Manzano, ocultaban que la mochila de
Vallecas no había estallado simplemente porque había dos
cables sin conectar (es decir, porque estaba preparada para
no estallar). Pero, ¿cómo se enteró el juez Del Olmo de que
le estaban ocultando esa información?
Quien puso a Del Olmo sobre aviso fue un subordinado de
Sánchez-Manzano. Se trata del jefe provincial de los Tedax
que coordinó las labores de desactivación aquel 11 de
marzo de 2004. En su declaración ante el juez, el 12 de
julio de 2004, el responsable de las operaciones de
desactivación que tuvieron lugar el 11-M le proporciona al
juez numerosos detalles interesantes:
1) La inspección ocular realizada nada más llegar a Atocha
reveló que los destrozos en los trenes no podían haber sido
causados por dinamita, sino que se trataba de algún tipo de
explosivo militar, como por ejemplo C3 o C4.
2) Sin embargo, las dos mochilas desactivadas (una en
Atocha y otra en El Pozo) contenían algún otro tipo de
explosivo, porque los procedimientos de desactivación
previstos para el C3 o el C4 fallaron. Es decir, las mochilas
encontradas sin explotar contenían algo distinto a las
bombas que habían explotado.
3) Los Tedax procedieron a recoger muestras y vestigios
para el análisis. Lo normal, dice el inspector en su
declaración, es que esas muestras y restos se lleven a la
sede del Grupo Provincial de los Tedax. Sin embargo, aquel
día, en contra del procedimiento habitual, las muestras se
llevaron a la sede central de los Tedax, la que dirige
Sánchez-Manzano.
4) Finalmente, este inspector de los Tedax le reveló al juez
que el motivo por el cual la mochila de Vallecas no había
explotado era porque había dos cables sueltos y le
comunicó que eso se sabía desde el 12 de marzo, porque
antes de desactivar el artefacto de Vallecas se hizo una
radiografía a la mochila. Al oír esto, la fiscal del caso
solicitó que se entregara inmediatamente esa radiografía al
juez.
Tirando del hilo
Tenemos, entonces, que el 11-M se utilizó explosivo militar
y que quienes cometieron el atentado fabricaron tres
mochilas-señuelo para que la investigación se orientara en
la dirección incorrecta.
¿Qué contenían esas mochilas-señuelo? Sabemos que una
de ellas, la de Vallecas, contenía Goma-2 ECO. En
consecuencia, el escenario con el que nos encontramos es
que alguien hace explotar 10 bombas con explosivo militar
en los trenes y fabrica tres mochilas-señuelo (preparadas
para no explotar) con lo que parece ser Goma-2 ECO. Es
decir, que quienes hicieron estallar los trenes, dejaron unos
señuelos que apuntaran claramente a que ETA no era la
autora de los atentados.
Si se utilizó C4 o algún otro explosivo similar, la logística de
los ataques fue mucho más sencilla de lo que pensábamos,
porque no hace falta acarrear doce mochilas por los trenes.
Cada una de esas diez bombas que estallaron en los trenes
debía de tener el tamaño aproximado de un paquete de
tabaco, porque los llamados "altos explosivos" o "explosivos
militares" tienen un poder detonador mucho mayor que la
dinamita. Depositar esos pequeños paquetes en una
papelera o un altillo del tren es algo que puede hacerse con
relativa sencillez, sin llamar la atención de nadie y con un
número muy pequeño de terroristas. Probablemente fue
una única persona la que se encargó de cada tren atacado.
Todo está claro
A pesar de que la inspección ocular de los trenes reveló
desde el primer momento que lo que estalló en los trenes
era explosivo militar, las investigaciones judiciales y
policiales siguieron centradas exclusivamente en la tesis de
que se utilizó Goma-2, porque era Goma-2 lo que se había
encontrado en Vallecas.
Tuvo que transcurrir un año desde la masacre para que el
juez Del Olmo preguntara algo que parece de simple
sentido común. El 16 de marzo de 2005, Del Olmo dirigía
un escrito a la Guardia Civil y a la Policía en el que pedía
que le informaran de qué material explosivo y en qué
cantidad se utilizó en cada foco de explosión, y en el que
preguntaba si no sería útil "reproducir o simular, utilizando
vagones de idénticas características a los que sufrieron los
atentados, las explosiones que pudieron realizarse". Es
decir, el juez Del Olmo sugiere que se haga una prueba de
explosión para verificar qué es lo que estalló en los trenes.
Parece bastante lógico, ¿verdad?
La contestación de Sánchez-Manzano tiene fecha de 20 de
abril de 2005 y, en ella, el jefe de los Tedax le dice a Del
Olmo que no considera necesario hacer esa prueba porque
"los resultados obtenidos en una reproducción o simulación
no aportarían datos objetivos".¡Impresionante! En un
mundo donde la simulación informática de accidentes se
utiliza como prueba pericial en los juicios por parte de las
compañías de seguros desde hace años, en un mundo
donde los cuerpos policiales utilizan las simulaciones
informáticas para prevenir o estudiar desastres y
atentados, en un mundo donde las propias compañías
fabricantes de explosivos utilizan las simulaciones
informáticas para ver los efectos de los explosivos sobre
diversos tipos de estructuras... ¡el Jefe de los Tedax
considera que las simulaciones no aportan ningún dato
objetivo!
En definitiva, lo que el Jefe de los Tedax le está diciendo a
Del Olmo es que para qué molestarse en analizar los
destrozos de los trenes, cuando la mochila de Vallecas nos
revela claramente que el explosivo utilizado es Goma-2
ECO. El día 12 de marzo, en una comisaría de Vallecas,
Sánchez-Manzano encontró su frasquito de cianuro.
Palabras finales
El descubrimiento de que los explosivos utilizados eran
militares nos obliga a replantear lo que hasta ahora
sabemos. El C4, por ejemplo, no sale de las minas de caolín
asturianas. La logística de los atentados, por ejemplo, es
muy distinta, al tratarse de explosivos más manejables. La
existencia de las mochilas-señuelo, por ejemplo, nos obliga
a revisar las conclusiones que habíamos extraído de las
pistas en ellas encontradas.
Es hora de que paremos el reloj, echemos marcha atrás y
tratemos de encontrar un sentido a unos datos que cada
día que pasa nos sumergen en un estupor cada vez mayor.
En el artículo siguiente, haremos un resumen de los hechos
hasta ahora conocidos y veremos qué pueden significar a la
luz de las nuevas revelaciones.
¿Se usaron mochilas en los trenes?
La versión oficial aifrmaba que las bombas de los trenes
estaban colocadas en mochilas y que esas mochilas fueron
dejadas en los trenes por terroristas que se subieron en la
estación de Alcalá. Según esa versión oficial, los terroristas
depositaron las mochilas en los altillos porta-equipajes o
debajo de los asientos y se bajaron en una estación
anterior a aquéllas en que las bombas hicieron explosión.
Sin embargo, los informes policiales contenidos en el
sumario, en los que se analiza la colocación de las bombas,
arrojan serias dudas sobre esa versión y, en concreto,
permiten poner en cuestión que se utilizaran mochilas en
las 10 bombas que estallaron en los trenes.
A partir de los destrozos causados, los Tedax determinaron,
a petición del juez Del Olmo, en qué punto de los trenes
estaba colocada cada una de las bombas que estalló. El
informe elaborado por los Tedax fue enviado a Del Olmo el
15 de junio de 2004. En ese informe se analiza, tren por
tren, la ubicación de los artefactos.
En el tren de Atocha, estallaron sendos artefactos en los
vagones 4, 5 y 6, y se encontró un artefacto sin detonar en
el vagón 1. Los artefactos de los vagones 4, 5 y 6 estaban
ubicados al lado de una de las puertas, justo debajo de los
asientos plegables que esos trenes tienen en la plataforma
de acceso. Y aquí viene el problema: ¿cómo puede
ocultarse una mochila "debajo" de un asiento que se
levanta en cuanto uno se pone de pie? Que un terrorista
abandone una mochila debajo de un asiento normal y se
baje del tren sin que nadie se de cuenta parece arriesgado,
pero es posible. Pero que un terrorista ponga una mochila
bomba debajo de un asiento plegable, se levante (dejando
la mochila a la vista) y se baje del tren, sin que nadie le
diga nada, resulta algo más inverosímil. A no ser, claro
está, que esos artefactos no fueran mochilas, sino algo
mucho más pequeño, adherido por ejemplo a la pared del
tren.
El artefacto sin estallar encontrado en el vagón 1 también
resulta problemático. No sabemos si se trataba de una
mochila, de una bolsa o de alguna otra cosa, porque por
alguna razón nadie ha hecho público el correspondiente
informe de inspección ocular. Pero lo que sí sabemos es
dónde se encontró: entre dos filas de asientos normales, en
el centro del vagón. De nuevo, resulta completamente
inverosímil que un terrorista pueda abandonar su artefacto
en el centro del vagón sin que nadie le llame la atención, lo
que sugiere que el terrorista (o el simple transportista) que
portaba ese artefacto-señuelo posiblemente estuviera
dentro del tren en el momento de producirse la explosión
de las verdaderas bombas en los vagones 4, 5 y 6.
En el tren de la C/ Téllez la situación es algo menos
confusa. En ese convoy estallaron sendos artefactos en los
vagones 1, 4, 5 y 6 (de nuevo la misma secuencia que en
el tren de Atocha). Los artefactos de los vagones 1, 5 y 6 sí
podrían ser voluminosos (aunque no tenemos constancia de
que lo fueran), puesto que estaban colocados en un altillo
portaequipajes (vagones 1 y 5) o debajo de un asiento
normal (vagón 6). Sin embargo, el artefacto del vagón 4
estaba colocado en el suelo, al lado de una papelera; de
nuevo, resulta inverosímil que el terrorista pudiera bajarse
dejando el artefacto ahí, a menos que fuera de pequeño
tamaño y lo disimulara al lado, debajo o dentro de la
papelera.
En la estación de El Pozo, el tren era de dos pisos. En los
vagones 4 y 5 estallaron sendos artefactos, ambos de los
cuales estaban situados en el piso superior de los vagones.
En uno de los primeros vagones (no sabemos en cuál), el
policía municipal Jacobo Barrero encontró una mochila sin
detonar y la sacó al andén, donde fue hecha estallar por los
Tedax. Esa mochila que encontró Jacobo Barrero no estaba
en el piso superior del vagón (como los dos artefactos que
sí estallaron), sino en el inferior, debajo de un asiento.
¿Dónde estaban los artefactos de los vagones 4 y 5? Pues
el del vagón 4 estaba debajo de la papelera que hay nada
más subir al segundo piso (lo que de nuevo sugiere que no
podía tratarse de un artefacto voluminoso que llamara la
atención), mientras que el del vagón 5 estaba no debajo de
un asiento, sino pegado a la pared entre dos filas de
asientos enfrentados. ¿Resulta verosímil que el terrorista se
baje del tren abandonando una mochila a la vista, entre
dos asientos enfrentados?
En la estación de Santa Eugenia sólo estalló un
artefacto, en el vagón, y éste estaba situado en un altillo
portaequipajes, así que no podemos descartar que fuera
voluminoso (aunque tampoco podemos afirmarlo).
En resumen, de las diez bombas reales que estallaron, al
menos 6 estaban colocadas de tal manera que parece
razonable pensar que no eran mochilas, ni ningún otro
bulto de gran tamaño, sino algo mucho más pequeño que
pudiera pasar desapercibido.
11. Atando cabos
A lo largo de los últimos capítulos hemos ido desvelando
una serie de hechos con respecto a los atentados del 11-M
que hacen prácticamente insostenible la versión oficial que
se nos quiso vender desde el principio. Hemos sabido, por
ejemplo, que en los atentados se habría utilizado explosivo
militar, que las dos mochilas encontradas en las estaciones
parecen simples señuelos, que la famosa mochila de
Vallecas jamás estuvo en los trenes de la muerte, que
muchos de los implicados en la trama estaban siendo
grabados antes de la masacre, que los explosivos y
detonadores de los señuelos fueron suministrados por
confidentes policiales, que al menos dos de los terroristas
pasaron por comisaría seis días antes de los atentados, que
la grabación de las conversaciones de El Chino se
interrumpió el mismo 12-M...
Todos esos datos, extraídos del sumario, resultan
inquietantes, por lo mucho que revelan. Pero mucho más
inquietante que esos datos es el silencio del Gobierno con
respecto a todo lo relativo al 11-M; y no por lo que revele,
sino por lo que sugiere. Si hay silencios clamorosos, el del
Gobierno de Zapatero está rozando ya el estruendo.
Precisamente porque no puedo siquiera concebir que el
Gobierno tenga nada que ocultar en el tema del 11-M, me
considero moralmente legitimado para pedirle que deje ya
de actuar como si tuviera algo que ocultar, salga de su
autismo y nos proporcione una explicación lógica y creíble
de lo que sucedió antes, durante y después del 11-M.
Cómo ser un juez y no enloquecer en el intento
Porque no es sólo que el Gobierno haya boicoteado de
forma sistemática cualquier intento de que los españoles
conozcan la verdad a través de esa pantomima denominada
Comisión de Investigación del 11-M. Porque no es sólo que
desde los medios de comunicación dependientes del
Gobierno se haya hurtado a los españoles cualquier
mención a las investigaciones que algunos medios
independientes han ido realizando. Es que ni siquiera la
instrucción judicial se ha librado de los intentos del actual
Gobierno por evitar a toda costa que lleguemos a saber
algún día lo que el 11 de marzo sucedió.
Dos escritos del juez Del Olmo, fechados los días 10 y 18
de mayo de 2005 y dirigidos a diversos cuerpos policiales,
resumen de forma muy ilustrativa la lista de informes
reclamados por el juez y que hasta la fecha no le habían
sido remitidos. Se trata de un total de 48 informes, alguno
de los cuales Del Olmo llevaba ya esperando... ¡un año!
Entre esos datos que Del Olmo había solicitado, y que el
Ministerio del Interior no le había remitido, se encuentran,
por ejemplo, los listados de llamadas telefónicas de todos
los implicados en la trama entre los días 10 y 12 de marzo.
O las agendas telefónicas de Suárez Trashorras. O los datos
relativos a las vías de comercialización de diversos
teléfonos relacionados con los atentados.
El sumario entero está plagado de episodios ante los que no
cabe sino sospechar que ha existido un deliberado intento
de ajustar la labor del juez a lo que la versión oficial
requería. Se nos han presentado sucesivamente no menos
de media docena de "cerebros" del atentado: Zougham, El
Chino, El Tunecino, Lamari, Almallah, Belhadj... Cada vez
que el juez descubría nuevos datos que ponían en duda el
carácter islamista, la condición terrorista o la implicación de
tal o cual "cerebro", aparece de la nada en el sumario un
nuevo testigo que viene a apuntalar la tambaleante versión
oficial. Y cuando esa posición llega a ser indefendible, surge
un nuevo "cerebro" para sustituir al que ya está quemado.
Tendremos oportunidad de ver algún ejemplo curioso en
futuros capítulos.
A día de hoy, el Gobierno trata, cada vez más a la
desesperada, de que el juez cierre cuanto antes la
instrucción del sumario. Sería desastroso para la versión
oficial que Del Olmo intentara averiguar ahora de dónde
salió el explosivo militar usado en los atentados, o las
circunstancias exactas de la aparición de la mochila de
Vallecas, o por qué se dio orden de interrumpir las
escuchas a El Chino el 12 de marzo... Y lo malo es que
resulta muy probable que el Gobierno se salga con la suya
y que la instrucción sumarial se cierre también en falso,
como la Comisión del 11-M, porque nadie está moviendo un
dedo para instar al juez Del Olmo a realizar determinadas
diligencias. Los pocos medios de comunicación que están
investigando la masacre tratan de cumplir con su labor y
poner datos sobre la mesa. Pero, si nadie hace nada con
esos datos, toda esa labor de los medios no servirá para
nada.
Vamos a tratar de echar la vista atrás y analizar algunas
cuestiones relativas al atentado, a la luz de los datos que
hemos ido conociendo. Eso nos permitirá, quizá, encajar
algunas de las piezas de este complicado puzle.
Los explosivos de los trenes
¿Qué explosivo concreto se utilizó en las diez bombas que
estallaron en los trenes? No lo sabemos, puesto que nadie
se ha molestado en intentar averiguarlo. Los datos con los
que contamos son tres:
· Los destrozos causados en los trenes, que según el
Jefe provincial de los TEDAX revelan que las bombas
contenían algún tipo de explosivo militar, como por
ejemplo C3 o C4.
· La grabación de las explosiones de Atocha, que de
nuevo apunta a que se habrían utilizado explosivos
militares.
· Los restos de "componentes genéricos de dinamita"
encontrados en 8 de los 10 focos de explosión.
Teniendo en cuenta estos datos, una posibilidad (aunque no
la única) es que se hubiera utilizado RDX mezclado con
nitroglicerina. Esa mezcla, que tiene unas características
muy similares al C4, ya ha sido empleada anteriormente
por algunos grupos terroristas, por ejemplo en Chechenia.
Eso explicaría tanto los destrozos en los trenes como los
restos de "componentes genéricos" de dinamita en ocho de
los focos de explosión, aunque sería altamente deseable
conocer qué componentes exactos se detectaron en los
análisis. ¿Se encontró metenamina (uno de los
componentes del RDX) en alguno de esos 10 focos?
Los señuelos
Las dos bombas encontradas intactas en los trenes (y
hechas explotar por los Tedax en las estaciones) contenían
muy probablemente Goma-2. Pero, como nos han ocultado
los informes sobre las inspecciones oculares realizadas a
esos dos artefactos y como nos han ocultado qué
componentes químicos se encontraron en los análisis
después de la detonación de esas dos bombas, no estamos
en condiciones de asegurarlo. Lo único que tenemos claro
es que el tipo de explosivo era distinto al de las bombas
que sí estallaron, así que esas dos mochilas eran sólo
señuelos.
La sola existencia de esos señuelos nos revela un dato muy
importante: que toda la operación del 11-M era algo más
que un simple atentado terrorista, porque no se pretendía
sólo hacer detonar unas bombas, sino también dejar las
pistas que orientaran la investigación en una dirección
concreta. Es a eso a lo que nos referíamos en el artículo
segundo de esta serie, cuando nos preguntábamos por qué
Al Qaeda iba a tener interés en poner en marcha una
campaña de desinformación, paralela al propio atentado.
Todo parece indicar que quien concibió el 11-M no tenía
sólo en mente los muertos, los heridos y la destrucción,
sino también lo que había que hacer para que el atentado
tuviera las consecuencias políticas deseadas.
La mochila de Vallecas
El tercero de los señuelos comparte con los otros dos que el
explosivo era distinto del utilizado en las diez bombas que
estallaron. Pero las semejanzas acaban ahí.
A diferencia de los otros dos señuelos, la mochila de
Vallecas no estuvo nunca en los trenes. Si hubiera estado,
no habría podido escapar a las inspecciones de los Tedax,
que revisaron dos veces todos los bultos encontrados en las
estaciones. Por tanto, esa mochila fue depositada con
posterioridad a que los Tedax abandonaran la estación de
El Pozo.
¿Qué sentido tiene que los terroristas depositaran esa
decimotercera mochila? Pues uno muy simple: los dos
señuelos originales habían fallado, porque los Tedax los
hicieron detonar en las propias estaciones. Sin señuelos, no
había Goma-2 que apuntara en dirección contraria a ETA, ni
providenciales teléfonos que nos llevaran a los supuestos
terroristas, así que el objetivo del atentado estaba
comprometido. La decimotercera mochila apareció porque
los otros dos señuelos fueron detonados.
¿Dónde fue depositada esa mochila por los terroristas? No
lo sabemos, pero los bultos de El Pozo efectuaron el
siguiente recorrido: Estación de El Pozo - Comisaría de Villa
de Vallecas - IFEMA - Comisaría de Puente de Vallecas. La
mochila tuvo que ser depositada, forzosamente, en algún
punto de ese trayecto. Y el más probable es IFEMA, porque
es allí donde, en medio de la confusión, nadie repararía en
una persona que depositara aquella mochila.
Un último dato: la decimotercera mochila fue, muy
probablemente, fabricada después de los atentados. Son
dos los indicios que apuntan a ello:
· la diferencia de composición con respecto al señuelo
encontrado en la estación de El Pozo (bolsa de viaje
en lugar de mochila, distinta cantidad de explosivo,
distinta colocación del detonador, distinto color de los
cables, distinto recipiente para el explosivo)
· la hora a la que estaba programado el teléfono móvil
de la mochila de Vallecas: las 7:40 de la mañana. Esa
diferencia de dos minutos con respecto a la hora real a
la que explotaron las bombas de El Pozo sólo puede
explicarse si alguien programó "a ojo" el teléfono
después de producirse las explosiones, cuando los
datos concretos eran todavía confusos.
Los números que no cuadran
Nos preguntábamos en uno de los capítulos anteriores
cómo es posible que no cuadraran los números en la
versión oficial: número de mochilas, número de móviles
comprados por los búlgaros, número de móviles liberados,
número de tarjetas telefónicas compradas, número de
móviles activados en Morata... Nos preguntábamos también
por qué los terroristas utilizaron como temporizadores para
las bombas unos teléfonos móviles que tan fácilmente
permitían identificarles, en lugar de emplear un
temporizador normal, infinitamente más seguro y que no
deja ningún rastro.
La respuesta a esas dos dudas parece clara: es lógico
pensar que los números no cuadran porque todo ese
complicado montaje de los móviles, de los búlgaros, de los
hindúes, de los locutorios de Lavapiés..., no tiene nada que
ver con las bombas que estallaron en los trenes. Aquellas
10 bombas usaban, muy probablemente, un temporizador
normal y corriente, programado para estallar cuando los
trenes estuvieran en sus respectivas estaciones.
Donde únicamente se utilizaron móviles y tarjetas es allí
donde esas pistas podían resultar de utilidad: en los
señuelos. Había que dar a la Policía un hilo del que tirar, y
nada mejor que una tarjeta telefónica que llevara en primer
lugar a un "sospechoso habitual" al que poder detener
antes de las elecciones y, más a medio plazo, que
demostrara la supuesta implicación del comando de Morata.
Las siete tarjetas activadas el 10 de marzo en Morata no
tenían otro objeto que establecer la vinculación entre los
atentados y esa casa tan conocida de las fuerzas policiales.
La trama asturiana
Puesto que la Goma-2 parece jugar en todo este drama el
simple papel de señuelo, eso nos obliga a replantearnos la
verdadera importancia de algunos de los actores. Los
miembros de la trama asturiana, por ejemplo.
En primer lugar, si se utilizó explosivo militar en los trenes,
la cantidad de Goma-2 que fue escamoteada en Asturias es
menor de la que pensábamos en un principio. La Goma-2
asturiana se utilizó en los señuelos, en el artefacto
encontrado en las vías del AVE y en Leganés, pero no en
las 10 bombas que estallaron en los trenes, lo cual
representa unos 100 kg menos de dinamita.
En segundo lugar, la trama asturiana no habría participado
en el atentado propiamente dicho, sino en la elaboración de
las cortinas de humo que rodean al atentado. Sigue siendo
necesario investigar esa trama y, especialmente, a quienes
la teledirigían, pero centrarse en esa trama secundaria,
olvidando lo verdaderamente importante, sería un error: ni
el explosivo militar salió de Asturias, ni probablemente
estén en Asturias quienes concibieron el macabro guión de
este atentado.
La trama de Morata
De nuevo, las últimas revelaciones nos dejan entrever
claramente de qué estamos hablando al referirnos a la
trama de Morata: de una panda de pringados, metidos
hasta el corvejón en el mundo del narcotráfico, a quienes
se les encarga transportar desde Asturias unos explosivos
que no llegarían a utilizarse en las verdaderas bombas y a
quienes también, posiblemente, se les encarga depositar
unas mochilas-señuelo que no hubieran podido nunca
estallar.
El comportamiento de El Chino y de su grupo en los días
siguientes al atentado no es el de alguien que acaba de
cometer una masacre, porque no tratan de huir ni de
esconderse. El 19 de marzo, El Chino, a quien nos han
querido vender como un islamista radical, celebra
tranquilamente con una fiesta familiar el Día del Padre (la
fiesta de San José) en su casa de Morata. ¿Resultaría lógico
ese comportamiento en alguien que hubiera hecho algo
más que actuar de simple transportista?
¿Cree alguien que es casualidad que le alquilaran a El Chino
una casa "marcada" en Morata? ¿Cree alguien que es
casualidad que se eligiera para ese transporte a alguien
cuyas conversaciones estaban siendo grabadas en el marco
de una operación antidroga? ¿Cree alguien que es
casualidad que se eligiera a un pringado conocido de los
confidentes asturianos (que probablemente son tan
pringados como él)? ¿Cree alguien que es casualidad que El
Chino acabe estallando en Leganés, sin que pueda ya
decirnos quién le encargó ese transporte?
Cuando se tira un dado y sale un seis, eso se llama
casualidad. Pero cuando sale un seis veinte veces seguidas,
eso no es casualidad: eso se llama un dado cargado. El
Chino y sus hombres empezaron a oler a muerto desde el
mismo momento en que aceptaron transportar los
explosivos. La pregunta es: ¿quién cargó esos dados que
hicieron volar al comando de Morata por los aires aquel
sábado 3 de abril, en Leganés?
Pero vayamos por partes. Hasta el momento, nos hemos
centrado fundamentalmente en los acontecimientos que
tuvieron lugar antes del 11-M y entre el 11 y el 14 de
marzo. Volveremos sobre esas cuestiones, pero es
momento de repasar algunos hechos interesantes acaecidos
entre el día de los atentados y el estallido del piso de
Leganés.
12. El cuento de El Chino
Todos sabemos, gracias a las sucesivas revelaciones
periodísticas y a los autos del juez, muchas cosas sobre El
Chino, uno de los personajes clave del 11-M. Sabemos, o
creemos saber, que se llamaba Jamal Ahmidan; que dirigía
una pequeña red de narcotraficantes; que alquiló la casa de
Morata de Tajuña a personas pertenecientes al círculo de
los hermanos Almallah; que compró los explosivos al
confidente policial Suárez Trashorras; que transportó esos
explosivos a Madrid desde Asturias en un accidentado viaje
en el que la Guardia Civil le puso tres multas; que sus
conversaciones estaban siendo grabadas, junto con las de
uno de sus hombres, llamado Otman El Gnaoui; que una
huella de El Chino apareció en Morata en el envoltorio de
una tarjeta telefónica relacionada con la tarjeta encontrada
en la famosa mochila de Vallecas; que terminó muriendo en
Leganés, junto con otros seis terroristas, ... Sin embargo,
en éste, como en muchos otros temas del 11-M, puede que
las cosas no sean exactamente lo que parecen.
¿Se sorprendería el lector si le digo que las huellas
dactilares de ese terrorista muerto en Leganés a quien se
identifica como El Chino no corresponden, según los
archivos policiales, a un marroquí llamado Jamal Ahmidan,
sino a un argelino llamado Ahmed Ajon? No quiero decir
con eso que nos hayan engañado también en este aspecto
y que El Chino no muriera en Leganés; sólo pretendo que el
lector acepte que las cosas pueden ser mucho menos claras
de lo que creemos.
El hombre de los mil nombres
Cuando la Policía halló en la casa de Morata el soporte de
una tarjeta telefónica relacionada con la que había
aparecido en la mochila de Vallecas, encontró sobre ese
soporte una huella dactilar. Al realizar el cotejo con las
bases de datos policiales, se detectó que esa huella
correspondía a una persona llamada Ahmed Ajon, de
nacionalidad argelina. El tal Ahmed Ajon había sido
detenido por primera vez en Algeciras el 15 de enero de
1992 y a esa primera le seguiría una larga cadena de
detenciones, facilitando el individuo en cuestión numerosas
identidades distintas a la Policía. Así, en los archivos
policiales, Ahmed Ajon figuraba también con los nombres
de Jamal Abu Zaid, Jamal Said Mounir,
Yousef Nabil, Yousef Dolmi y Said Tlidni.
Pero no figuraba la identidad de Jamal
Ahmidan asociada a esas huellas.
Según los archivos policiales, el tal Ahmed
Ajon fue detenido (después de otras varias ocasiones) en
marzo de 2000 por falsificación de documentos e ingresó el
25/3/2000 en un Centro de Internamiento para
Extranjeros, como paso previo a su expulsión. En esa
ocasión, se le detuvo bajo la identidad de Said Tlidni e
ingresó en el centro de internamiento en compañía de su
lugarteniente, Abdelilah El Fadual, que en la actualidad está
también procesado por los atentados del 11-M. El 16 de
abril se fuga del centro con otros tres reclusos, tras atacar
a un funcionario con un spray. Este episodio resulta
especialmente confuso, porque se da la circunstancia de
que Said Tlidni es una persona real, que también ha sido
detenida por su posible relación con los atentados del 11-M.
Con lo cual, si hemos de creer lo que los informes policiales
nos dicen, tendríamos que pensar que Jamal Ahmidan
estuvo encerrado en aquel Centro de Internamiento para
Extranjeros con la identidad de otro de los imputados del
11-M.
La ceremonia de la confusión no acaba aquí. Nada más
producirse el 11-M, la Policía comenzó a detener
sospechosos y a entrevistar testigos, y a esos sospechosos
y testigos se les hacía visualizar una serie de fotografías de
personas que pudieran estar presuntamente relacionadas
con los atentados. Pues bien, en aquellos primeros
reconocimientos fotográficos aparece una instantánea del
supuesto Jamal Ahmidan (o Ahmed Ajon, o Said Tlidni, o
comoquiera que se llame), pero el nombre asociado a esa
fotografía es... Jamal Hammadi. Resulta curioso este
nombre, porque no coincide ni con el de Jamal Ahmidan, ni
con ninguna de las identidades con las que ese individuo
constaba en los archivos policiales. ¿De dónde sacó la
Policía ese nuevo nombre? Para terminar de confundir
las cosas, Hammadi es el apellido de otro de los imputados
por la masacre, relacionado con un testigo protegido que
supuestamente avisó tres meses antes del 11-M sobre
posibles atentados en los trenes.
¿Le parece todo esto al lector un galimatías? Pues
añadámosle unos cuantos ingredientes más: en el famoso
viaje desde Asturias a Madrid en el que se
transportaron, presuntamente, los explosivos, El Chino fue
detenido y multado por la Guardia Civil, enseñando un
pasaporte belga a nombre de Yousef Ben Salah, la misma
identidad que luego usaría al firmar el contrato de alquiler
de la casa de Morata. Curiosamente, Ben Salah es el
apellido de una de las personas que visitaron a Said Tlidni
en el Centro de Internamiento de Extranjeros en marzo de
2000.
Más datos: entre los efectos encontrados en Leganés
apareció un pasaporte con la fotografía de Jamal Ahmidan,
pero a nombre de Otman El Gnaoui, que es otro de los
encausados por el 11-M por su presunta participación en el
transporte de los explosivos.
Como remate del tomate, sabemos que los asturianos,
según consta en sus declaraciones, conocían a Jamal
Ahmidan por un alias, pero ese alias no era "El Chino", sino
"Mowgli". Además, sabemos que ese mismo alias de "El
Chino" era utilizado por Abdelilah Ahmidan (uno de los
supuestos hermanos de Jamal Ahmidan) y por Abdelilah El
Fadual (el supuesto lugarteniente de Jamal Ahmidan). ¿Se
imagina el lector lo complicado que es tratar de
discernir de quién se está hablando en las
transcripciones telefónicas? Cuando aparece
mencionado "El Chino" en una de esas conversaciones,
¿cómo saber a quién hace referencia la frase? ¿A Jamal
Ahmidan? ¿A su hermano Abdelilah? ¿A su lugarteniente
Abdelilah?
Para finalizar, cuando el supuesto Jamal Ahmidan (o Ahmed
Ajon, o Said Tlidni, o Yousef Ben Salah) muere en Leganés,
estaba utilizando otra identidad falsa más: la de Redouan
Abdelkader Layasi. Cuando la supuesta madre de Jamal
Ahmidan llama al teléfono móvil de su hijo, poco antes de
que vuele el piso de Leganés, quien cogió el teléfono fue
uno de sus hombres. Éste le preguntó a la madre:
"¿Quieres hablar con Redouan?". ¿Por qué hace esa
pregunta el hombre de Jamal, si todos sus hombres le
llamaban Jamal? ¿O es que no era Jamal Ahmidan quien
estaba en el piso de Leganés?
Realmente, no envidio la tarea del juez Del Olmo, porque
tratar de orientarse en ese mare magnum de identidades
falsas y de alias duplicados es tarea casi titánica. Más que
nada, porque después de revisar el sumario, uno acaba con
la sensación de que resulta perfectamente posible que
nunca existiera nadie llamado Jamal Ahmidan. ¿Estamos
ante un delincuente habitual con la manía de
cambiarse de identidad cada dos minutos? ¿O
estamos ante un personaje fabricado? Las
informaciones facilitadas por la policía marroquí, las
declaraciones de los supuestos hermanos de ese terrorista
y el testimonio de su supuesta compañera sentimental
apuntan a que Jamal Ahmidan se llamaba realmente Jamal
Ahmidan, pero ¿podría alguien explicarnos quién era
realmente ese individuo?
Un terrorista hacendoso. Una granja, placas solares,
un año de alquiler...
Para tratar de no perder el norte, vamos a centrarnos en
esa persona con gafas, ojos achinados y dientes delanteros
prominentes que aparece en las fotografías policiales, y
vamos a convenir en que se llamaba Jamal Ahmidan.
Sabemos que Jamal Ahmidan alquiló el 28 de enero de
2004 una casa en Morata de Tajuña y la historia oficial nos
cuenta que Jamal Ahmidan era un islamista peligroso y que
en esa casa es donde se montaron las bombas que mataron
a 192 personas el 11-M. Bien, como historia no está mal. El
problema es que hay numerosas declaraciones de testigos
que no cuadran con esa imagen tan simple.
Para empezar, resulta extraño que un islamista
peligroso tenga a su hijo estudiando en un colegio
católico. Resulta extraño también que conviva con
una mujer que fuma, que lleva pantalones de cuero y
un piercing en la boca y que no es musulmana.
Resulta extraño que en ninguna de las conversaciones
telefónicas grabadas a Jamal Ahmidan se mencione ningún
tema relacionado con la religión o la política y que sólo se
hable de hachís, de deudas de droga y de ajustes de
cuentas. Pero es que, además, el comportamiento de ese
supuesto terrorista antes y después del 11-M resulta
completamente inexplicable de acuerdo con la versión
policial.
En primer lugar, Jamal Ahmidan alquila la casa por un año
completo, abonando el año de alquiler por adelantado.
Después de alquilar la casa, lo primero que hace es visitar a
sus vecinos y adquirir a éstos diversos enseres de segunda
mano para su finca: un frigorífico, una estufa, una
placa solar, ... En las primeras semanas de febrero, Jamal
Ahmidan lleva un grupo de albañiles marroquíes a la casa
de Morata para construir una segunda planta sobre la que
ya existía, además de un corral y de una especie de sótano.
Finalmente, en los primeros días de marzo, Jamal Ahmidan
compra un rebaño de seis cabras, varias gallinas y un
perro y lo lleva a la finca.
Estamos hablando de un presunto terrorista islámico que,
según la versión oficial, piensa cometer un espantoso
atentado seis semanas después de comenzar a habitar la
casa de Morata. Evidentemente, hace falta estar
descerebrado para ser terrorista, pero por muy
descerebrado que Jamal Ahmidan estuviera, supongo que
sus escasas luces le darían para comprender que una vez
cometida la masacre sólo habría tres salidas: morir, huir o
ser detenido. En consecuencia, ¿para qué abona un año de
alquiler? ¿Por qué se presenta a todos sus vecinos? ¿Para
qué compra en marzo una placa solar que de poco le iba a
servir antes del verano? ¿Para qué construye una segunda
planta a esa casa que no iba a poder habitar después del
11 de marzo? Pero he de confesar que lo que más perplejo
me tiene es lo del rebaño de cabras. ¿Se le ocurre a alguien
qué motivo podría tener un terrorista para montar una
pequeña granja a escasos días de un importante atentado?
Evidentemente, Jamal Ahmidan no compró esa casa para
preparar ningún atentado, y su intención era habitarla
durante mucho tiempo. Por tanto, si es cierto (como afirma
la versión oficial) que Jamal Ahmidan era un peligroso
terrorista islámico, no queda más remedio que concluir que
no recibió las órdenes de atentar hasta pocos días antes de
la masacre del 11-M.
El Chino y la cabra
Pero si extraño es el comportamiento de Jamal Ahmidan los
días previos al atentado, su comportamiento en las fechas
posteriores es directamente esperpéntico.
Sabemos, por la declaración de su supuesta compañera
sentimental, que Jamal Ahmidan le dice a su hijo el día 11
(refiriéndose a los atentados): "Los de ETA se han
pasado". Sabemos que entre los días 13 y 14 de marzo
hizo un viaje relámpago a Pamplona, quizá por sus asuntos
de droga. Sabemos que Jamal continuó yendo
tranquilamente a su casa de Morata después de los
atentados del 11-M, sin que intentara huir. Sabemos, en
fin, que el día 19 de marzo Jamal celebra tranquilamente el
Día del Padre (recordemos: la fiesta de San José) en
aquella finca.
A la celebración familiar del Día del Padre acudieron su
compañera sentimental, su hijo, su suegra y el compañero
sentimental de ésta, que es un ex-guardia civil peruano.
Mientras las Fuerzas de Seguridad españolas buscaban
frenéticamente una casa en el entorno de Morata, ese
peligroso islamista llamado Jamal Ahmidan celebraba
tranquilamente con su familia una fiesta católica.
¿Tiene algún sentido todo esto? Porque yo no se lo
encuentro. Un fanático islamista (según la versión oficial)
que en lugar de enorgullecerse ante su hijo de su hazaña,
lo que le dice es que "los de ETA se han pasado". Un
sanguinario terrorista (según la versión oficial) que celebra
tranquilamente una fiesta familiar ocho días después del
atentado. Incluso para un terrorista descerebrado, el
comportamiento resulta de lo más chocante.
Pero, de nuevo, es otro detalle el que más desconcertado
me deja. Aquel mismo día 19 de marzo, Jamal Ahmidan se
dirige muy enfadado a casa de uno de sus vecinos y, de
muy malos modos, le dice que alguien le ha robado una
de sus seis cabras y que si él ha visto algo.
Estamos hablando de un supuesto
terrorista que acaba de asesinar a 192
personas hace menos de diez días.
Estamos hablando de un supuesto
terrorista que le ha comprado los
explosivos a un sujeto (Suárez Trashorras) que acaba de
ser detenido el día anterior. Estamos hablando, por tanto,
de alguien que lo menos que podría esperar es que la
Policía se presente en su casa a detenerle de un momento a
otro. ¿Y de qué se preocupa nuestro sanguinario terrorista
en esas circunstancias? ¡Pues de que la han robado la
cabra, naturalmente! ¿Qué cosa hay más importante para
un terrorista que su cabra?
13. La casa de Morata
Hace escasas semanas, los españoles teníamos ocasión de
conocer la sentencia contra la célula española de Al Qaeda
acusada colaborar en la organización de los atentados de
Nueva York. Una de las personas condenadas era
Mohamed Needl Acaid, alias Abu Nidal.
Abu Nidal nació el 1 de marzo de 1967 y era sirio, como
muchos de los otros procesados en ese mismo juicio contra
Al Qaeda. Al igual también que muchos de los otros
procesados, estaba casado con una española, la ceutí Nayat
Fadal Mohamed. El matrimonio formado por Abu Nidal y
Nayat juega, como tendremos ocasión de ver, un papel
fundamental en los acontecimientos que rodean a los
atentados del 11 de marzo.
La compra de la casa
En el año 1997, Abu Nidal compra una finca situada en la
carretera que une Morata con Titulcia, dentro del término
municipal madrileño de Chinchón, poniendo esa finca a
nombre de su mujer Nayat, con la que se había casado en
régimen de separación de bienes. Se trata de la famosa
casa en la que nos cuentan que se prepararon las bombas
del 11-M. En aquella finca, Abu Nidal construiría una casita
de una planta y algunos chiscones auxiliares. Cuatro años
después de la compra, en noviembre de 2001, la Policía
detenía a Abu Nidal por su presunta relación con una célula
española de Al Qaeda.
El primer alquiler
Según la declaración de la dueña de la casa ante la Policía,
a principios de 2002 le encargó al hermano de Abu Nidal,
llamado Mohamed, y a su amigo Walid Altarakji que
buscaran inquilino para la finca, ya que tenía pocos
recursos económicos.
En octubre de ese mismo año 2002 se presentó ante la
puerta de la finca una mujer con la intención de alquilarla,
llegando finalmente a un acuerdo. La dueña de la casa de
Morata dice que supone que esa mujer apareció como
consecuencia de las gestiones de los dos intermediarios
sirios, Walid y Mohamed, porque en la puerta de finca no
había ningún cartel que indicara que se alquilaba.
Esa mujer que alquiló la finca a finales de 2002 resultó ser
la esposa de Mustafá Maimouni, que era cuñado de El
Tunecino y que resultaría detenido en 2003 por su posible
relación con los atentados de Casablanca. En la actualidad
está en la cárcel en Marruecos.
El segundo alquiler
Como consecuencia de la detención de Maimouni, aquella
finca quedaría vacía de nuevo a mediados de 2003, por lo
que la dueña de la casa decide volver a encargar a los dos
intermediarios sirios, Walid y Mohamed, que la alquilen.
Según las declaraciones ante la Policía y el juez, éstos
ponen anuncios en el Segunda Mano y acuden también a
una inmobiliaria, Arconsa, que es propiedad de los
hermanos Rostom (de origen también sirio) y en la que
trabajaba El Tunecino.
El 28 de enero de 2004, gracias a la intermediación de
Mohamed, de Walid y de El Tunecino, la finca era vuelta a
alquilar, esta vez a Jamal Ahmidan, alias El Chino, presunto
terrorista del 11-M que moriría posteriormente en Leganés.
El mundo es un pañuelo
Hasta aquí, la historia oficial. Analizándola, uno no puede
menos que maravillarse de lo pequeño que es el mundo y
de cómo la vida está llena de casualidades.
Tenemos una casa perteneciente a un terrorista ligado a Al
Qaeda que sólo es alquilada dos veces: la primera a un
presunto terrorista (Mustafá Maimouni) que está preso por
su presunta participación en los atentados de Casablanca y
la segunda a Jamal Ahmidan, presuntamente implicado en
los atentados de Madrid.
Además, la primera vez se alquila a una persona (Mustafá
Maimouni) que resulta ser cuñado del empleado de la
inmobiliaria que intermedia en el segundo alquiler.
Evidentemente, ese encadenamiento de circunstancias
puede ser cualquier cosa menos casual:
·
· o la dueña de la casa de Morata actuaba al dictado de
su marido Abu Nidal, que estaba preso en aquellas
fechas por colaboración con Al Qaeda,
· o los dos intermediarios sirios (Walid y Mohamed, el
hermano de Abu Nidal) se dedicaban a ofrecer la casa
a presuntos terroristas a espaldas de la dueña de la
casa,
· o El Tunecino tropezó por casualidad con estos dos
intermediarios sirios y aprovechó para "colocar" la
casa, primero a su cuñado y luego a El Chino.
Aunque también cabría la posibilidad de que las tres cosas
fueran ciertas a la vez.
El mejor de los culpables
Teniendo en cuenta que El Tunecino murió en Leganés, se
trata del culpable más cómodo para todo el mundo. Al fin y
al cabo, no va a tener ocasión de contradecirnos si
decidimos que era él la única "mano negra" responsable de
aquella cadena de alquileres. De hecho, es lo que ha
sucedido en el sumario.
La dueña de la casa (que contaba con una buena abogada,
Yamila Pardo) ni siquiera llegó a estar detenida en ningún
momento. En cuanto a los dos intermediarios sirios, fueron
detenidos el 29 de marzo de 2004 y liberados tres días
después. En su declaración ante la Policía, realizada en
perfecto castellano, Mohamed (el hermano del terrorista
Abu Nidal) saca hábilmente a colación a Jadicha Candela,
cuñada de Joaquín Almunia y madre de Yamila Pardo. A
diferencia de lo sucedido con la inmensa mayoría de los
detenidos por el 11-M, la Policía ni siquiera solicita la
prórroga de la incomunicación para los dos sirios, por lo
que ambos (Walid y Mohamed) declaran ante el juez el día
1 de abril de 2004.
Mohamed, que había declarado ante la Policía que no
necesitaba traductor (por hablar perfecto castellano),
declara el día 1 de abril en árabe ante el juez Del Olmo,
asistido por el correspondiente intérprete. En esa
declaración, le dice al juez que él "siente como los
españoles, está casado con una chica española y tiene un
hijo; incluso ha tratado de entrar en un partido político en
España para sentirse muy español". En cuanto al otro
intermediario, Walid, declara (al igual que Mohamed) que él
no sabe nada de cómo es posible que se alquilara por dos
veces sucesivas aquella casa a sendos terroristas. Los dos
intermediarios quedarían en libertad al día siguiente, por
decisión del juez Del Olmo.
Ante todo, amabilidad
La exquisita corrección con la que la dueña de la casa y los
dos intermediarios fueron tratados por la Policía resulta
sorprendente, por contraste con el trato dispensado a otros
detenidos. Pero esa sorpresa es aún mayor al leer en el
sumario las extrañas circunstancias acaecidas durante el
registro del piso de Mohamed, el hermano de Abu Nidal.
A las 6 de la tarde del día 30 de marzo, el día siguiente a la
detención de Walid y Mohamed, miembros de la UCIE
(Unidad Central de Información Exterior de la Policía) se
presentan en casa del hermano de Abu Nidal para proceder
a un registro. Transcribo literalmente el comienzo del acta
de registro, porque resulta memorable: "A la entrada, los
funcionarios de la UCIE se encontraron con dificultades, no
siendo factible la apertura de la puerta a pesar de haberlo
intentado en repetidas ocasiones, debido a que se
encontraban introducidas unas llaves en el interior de la
vivienda. A posteriori, y tras llamar al timbre en reiteradas
ocasiones, tras un lapso de tiempo de entre cinco y diez
minutos, abrió la puerta de la vivienda la esposa del
detenido, percibiéndose al entrar por los miembros de la
Comisión un fuerte olor a quemado. Por la esposa del
detenido se manifiesta que acaba de quemar un libro, que
tenía miedo pero que carecía de importancia y que estaba
escrito en árabe, haciendo entrega en ese acto de una
mochila conteniendo papeles quemados".
¿Verdad que es enternecedor? La Policía va a registrar el
domicilio de una persona detenida por su presunta
implicación en los atentados del 11-M, de una persona que
ha intermediado en el alquiler sucesivo de la casa de
Morata a dos presuntos terroristas... y, como hay unas
llaves puestas en el interior, en lugar de echar la puerta
abajo se dedica educadamente a llamar durante cinco o
diez minutos, mientras la mujer del detenido quema
papeles en el interior. ¡Admirable y civilizado
comportamiento policial! Es el único caso, en todo el
sumario del 11-M, de quema de documentos antes de un
registro. ¿Conocía el juez Del Olmo esa circunstancia antes
de tomar declaración a los dos intermediarios sirios el 1 de
abril y decretar su puesta en libertad?
He de admitir que estoy confundido. Decía Churchill que "la
democracia es ese régimen en el que, si alguien llama a tu
puerta a las seis de la mañana, puedes estar seguro de que
es el lechero". Pero entonces, si eso es la democracia,
¿cómo llamamos a ese otro régimen en el que, si la Policía
llama a tu puerta a las seis de la tarde, tienes cinco o diez
minutos para quemar los papeles comprometedores,
aunque seas un presunto terrorista,... siempre que
conozcas a las personas adecuadas?
14. Amistades peligrosas
En el primero de los artículos de "Los enigmas del 11-M"
hablábamos sobre las cuatro tramas superpuestas que se
dieron cita el día de los atentados: los cabezas de turco de
Lavapiés, la trama asturiana, la de Morata y una cuarta
trama a la que denominábamos "comando de la C/ Virgen
del Coro", y de la que afirmábamos que era el verdadero
núcleo duro del 11-M.
Sin embargo, los lectores que hayan seguido los capítulos
publicados hasta el momento habrán sacado la impresión
de que apenas hemos hablado de esa cuarta trama. Si
tanta importancia tiene, ¿por qué nos hemos centrado
hasta ahora en las otras tres tramas, dejando de lado a ese
"núcleo duro"?
Un mapa de carreteras
En realidad, sí que hemos estado hablando constantemente
de esa cuarta trama. Es verdad que no lo hemos hecho de
una manera explícita pero, como veremos en éste y en
sucesivos artículos, cuando hablamos de los teléfonos
móviles del 11-M, es a Virgen del Coro a donde llevan los
hilos; cuando hablamos de la casa de Morata, es en Virgen
del Coro donde terminan las conexiones; cuando
describimos el transporte de los explosivos, es de Virgen
del Coro de donde parten las órdenes; cuando
mencionamos, en fin, la conexión asturiana, el círculo
vuelve a cerrarse, como veremos, en Virgen del Coro.
Incluso los caminos que conducen tanto a ETA como a Al
Qaeda tienen en Virgen del Coro su kilómetro cero.
Nada mejor para describir a la cuarta trama que comenzar
con un pequeño mapa de carreteras. La siguiente figura
presenta a los principales actores de este enredo. Las
personas rodeadas con un óvalo son las que podríamos
considerar como integrantes de ese "comando de la C/
Virgen del Coro", mientras que los recuadros rectangulares
reflejan lo que quedaría fuera de la trama.
No se preocupe el lector si tiene la sensación de que todo
es muy lioso. Durante un año y medio, se ha pretendido
enterrar el 11-M en una avalancha de nombres y
conexiones, aplicando el principio de que la mejor manera
de esconder una aguja es en una montaña de agujas.
Hemos procurado cribar todas las informaciones
irrelevantes e incluir sólo los detalles completamente
esenciales, así que tómese su tiempo para examinar el
diagrama un par de veces y acuda a él cuando sienta que
se pierde en las explicaciones. De todos modos, como verá,
tampoco son tan complejas.
Ante todo, dos advertencias. La primera es que
las flechas de conexión no pretenden reflejar
quién controlaba a quién. Asignamos una
posición central, de la que emanan todas las
conexiones, a los hermanos Almallah (uno de
los cuales es el presunto terrorista que se afilió al PSOE
tras el 11 de marzo) simplemente porque son estos dos
hermanos los que se relacionan, de una u otra manera, con
todos los diferentes actores. Pero no pretendemos decir, ni
mucho menos, que fueran ellos los cerebros del 11-M. Es
más, pensamos que no lo eran, aunque ya habrá tiempo de
entrar en más detalles.
La segunda advertencia es que no queremos insinuar, en
modo alguno, que todas las personas que aparecen en este
diagrama tengan una responsabilidad en los atentados; ni
siquiera todas las personas a las que identificamos como
miembros del comando de Virgen del Coro. Quien deberá
decidir sobre las responsabilidades es el juez. Nosotros
vamos a describir, simplemente, las conexiones existentes
y el papel que sabemos que cada uno jugó.
Algunos viejos conocidos
Ya hemos hablado en los capítulos anteriores de muchas de
las conexiones que quedan patentes en el diagrama. Hemos
hablado, por ejemplo, de la dueña de la casa de Morata y
de los dos intermediarios sirios que participaron en el
alquiler sucesivo de esa casa a dos presuntos terroristas.
Dueños de la casa de Morata que, como recordará el lector,
tenían como abogada, antes y después del 11-M, a una
brillante criminalista conversa al Islam: Yamila Pardo, la
sobrina de Joaquín Almunia.
Los dueños de la casa de Morata y sus intermediarios
constituyen uno de los puntos más evidentes de conexión
del 11-M con las estructuras periféricas de Al Qaeda. Y, sin
embargo, en lugar de tirar de ese hilo que parece conducir
a Al Qaeda, la Policía se ha dedicado a detener durante
dieciocho meses a decenas de personajes irrelevantes de
origen magrebí, de los cuales no llegarán a sentarse en el
banquillo ni la cuarta parte, porque el juez no ha podido
encontrar indicios de conexión con el 11-M. ¿Cómo se
explica esto? ¿No nos decían que era un atentado de Al
Qaeda? ¿Entonces por qué no se ha querido tirar del hilo
más directo de todos?
También hemos hablado de ese otro sirio, Abdul Khalek Al
Jondi, que realizó la comercialización de varias de las
tarjetas telefónicas implicadas en los atentados.
Curiosamente, la Policía tampoco quiso tirar de ese hilo de
investigación, a pesar de que existen llamadas cruzadas
entre Al Jondi y alguno de los suicidas de Leganés. Pero no
sólo eso: la UCIE llegó al punto de mentir al juez Del Olmo,
achacando a la cabeza de turco oficial (Jamal Zougham) la
comercialización de esas tarjetas telefónicas vendidas por
Al Jondi. ¿Con qué protección contaba este sirio para que la
Policía llegara al extremo de mentir al juez? ¿Acaso era
también un confidente policial? ¿Otro más?
Hemos mencionado también en artículos anteriores que uno
de los hermanos Almallah compartió piso (en la C/ Martín
de los Heros) con el batasuno Yusuf Galán, y sabemos por
los medios de información que fue en casa de este
batasuno converso al Islam donde se encontró el croquis de
una mochila bomba muy similar a la que se utilizaría el 11-
M. También sabemos, gracias a las revelaciones de Libertad
Digital que Yusuf Galán eligió precisamente Asturias para
montar una asociación cultural islámica, asociación que
mantenía vínculos con la regida por el militante socialista
Fernando Huarte. ¿Hubo algún trasvase de información, en
las fechas previas al 11-M, entre los
hermanos Almallah y alguna persona
vinculada a Yusuf Galán? ¿Y con Fernando
Huarte? ¿Llegó al entorno batasuno la
información de que algo se estaba
preparando?
Los lectores que sigan las informaciones que se han ido
publicando sobre el 11-M saben también que Fernando
Huarte y otro militante socialista asturiano, el argelino
Rabia Gaya, mantenían contacto con determinadas
personas vinculadas a la trama del 11-M. Son conocidas las
visitas de Huarte en la cárcel a Abdelkrim Benesmail, el
lugarteniente de uno de los muchos cerebros del 11-M que
nos han presentado (Allekema Lamari). Cuando la Policía
procedió al registro de la celda de Benesmail, halló en su
poder los teléfonos de dos etarras, Henri Parot y Harriet
Iragui, teléfonos que, si hemos de creer la versión oficial,
estaban allí por mera casualidad.
También es conocido que Rabia Gaya, el ayudante de
Fernando Huarte, fue quien ayudó a uno de los presuntos
terroristas del 11-M, Fouad El Morabit, a conseguir en Gijón
los papeles de residencia. Evidentemente, eso no
constituye un delito, pero creo que resultaría conveniente,
dada la amistad de Rabia Gaya con Fouad El Morabit y la
implicación de éste en los atentados, que alguien nos
aclarara qué contactos, físicos o telefónicos, se produjeron
entre estos dos personajes con anterioridad al 11-M.
Como nota al margen, lo que no todo el mundo sabe es un
detalle curioso: Allekema Lamari solía mandar giros de
dinero a la cárcel a su lugarteniente Abdelkrim Benesmail.
En esos giros, Lamari incluía un mensaje que siempre era
el mismo: "Aguanta, hermano!". Pues bien, el último giro
recibido por Benesmail con ese texto y con la firma A.
Lamari tiene fecha posterior a la de la supuesta muerte de
Allekema Lamari en Leganés. ¿Quién le envió ese último
giro a Benesmail?
La presencia en la trama de Rabia Gaya y de Fernando
Huarte, que además de militante socialista es agente del
CNI, no resultaría tan inquietante si no supiéramos,
además, que el propio Allekema Lamari estaba controlado
por el CNI a través de un agente llamado Safwan Sabagh,
como revelaba el periódico El Mundo hace escasas fechas.
El policía Kalaji
No menos inquietante resulta la figura del policía Maussili
Kalaji. Sabemos, por ejemplo, porque así consta en el
sumario, que los teléfonos móviles usados en los atentados
(o al menos los de las mochilas-señuelo) fueron liberados
en la tienda de este policía.
Está perfectamente documentada la relación de Kalaji con
los hermanos Almallah, con quienes le unía una relativa
amistad, reconocida por el propio Kalaji en sus
declaraciones a El Mundo (hasta tal punto que se dice que
fue el propio Kalaji quien recomendó a Mouhannad Almallah
ingresar en el PSOE). En el piso de la C/ Virgen del Coro
aparecieron diversos documentos a nombre de Kalaji,
incluido un contrato de compraventa relativo a un
apartamento en la C/ Mirto que Kalaji vendió a uno de los
Almallah.
Dejando aparte el hecho de que Kalaji ocultara su condición
de miembro de las Fuerzas de Seguridad del Estado tanto
en sus declaraciones ante la Policía como en las efectuadas
ante el juez, la relación existente entre Kalaji y los Almallah
permite dudar de que la liberación de los móviles en la
tienda de Kalaji fuera casual.
Sólo hay cuatro explicaciones posibles al hecho de que
aquellos móviles fueran liberados en la tienda de Kalaji:
· o ese policía participó conscientemente en los
preparativos del atentado, en cuyo caso habría que
preguntarse por qué no está detenido,
· o ese policía conoció los preparativos de los atentados,
aunque sin participar en la trama, en cuyo caso habrá
que preguntarse a quién informó,
· o la persona que eligió la tienda de Kalaji para liberar
los móviles lo hizo precisamente porque conocía la
relación de Kalaji con los Almallah, en cuyo caso habrá
que preguntarse quién seleccionó a Kalaji como
cabeza de turco,
· o en realidad no hubo ninguna liberación de móviles
en la tienda de Kalaji y este policía simplemente
participó en un montaje que condujo a las primeras
detenciones, realizadas en plena jornada de reflexión.
Personalmente, apostaría por las opciones tres o cuatro;
siento no poder ser más preciso, pero con los datos que
tenemos no es posible llegar más lejos. A raíz de la
publicación en El Mundo de las informaciones sobre el
policía Kalaji, la Comisaría General de Información presentó
al juez Del Olmo un informe en el que instaba la detención
de Kalaji como presunto partícipe en la trama. Como
consecuencia, el juez Del Olmo pidió a la Fiscalía el 23 de
mayo de 2005 su opinión sobre esa detención, sin que
hasta el momento nos conste si se ha procedido o no a
tomar alguna medida, ni si se ha respondido a los múltiples
interrogantes que la figura de Kalaji suscita.
Por cierto, en ese oficio de 23 de mayo dirigido a la Fiscalía,
Del Olmo afirmaba que Kalaji es miembro del CNI. ¿Se
trata de un error del juez, que en realidad quería decir CNP
(Cuerpo Nacional de Policía) o debemos suponer que
también Kalaji era miembro de los servicios secretos
españoles? Porque ya es lo que nos faltaba.
En el siguiente artículo terminaremos con el repaso de esta
cuarta trama. Y allí podremos ver que, desgraciadamente,
existen circunstancias aún más inquietantes que las que
hasta ahora hemos expuesto.
15. Un ejercicio de escapismo
Houdini es, posiblemente, uno de los magos más famosos
de la Historia. Su verdadero nombre era Erich Weiss y nació
en Hungría en 1874, aunque su familia emigró a Estados
Unidos cuando Houdini tenía cuatro años. Aunque también
realizaba trucos de magia convencionales, su verdadera
especialidad, y la que le daría fama mundial, era el
escapismo. El primero de los trucos de este estilo lo realizó
en 1896, al escapar de una camisa de fuerza mientras
colgaba boca abajo, atado por los tobillos con una cuerda.
A partir de ahí, efectuó todo tipo de trucos de escapismo,
creciendo su fama a medida que lo hacía la dificultad de los
desafíos: escapar de una jaula, de un baúl de madera
arrojado a un río, de una saca de correos cerrada o incluso
de una inmensa bolsa de papel, de la que logró salir sin que
el papel sufriera un rasguño.
Pero Houdini era un vulgar aficionado comparado con los
supuestos terroristas del 11-M. Como veremos en este
capítulo, las personas que (según la versión oficial) idearon,
planificaron, prepararon y cometieron la masacre lo
hicieron a pesar de que la Policía conocía sus nombres,
tenía sus fotografías, conocía sus domicilios, sabía cuáles
eran sus vehículos, estaba al tanto de sus tendencias
radicales, había intervenido sus teléfonos y les tenía
sometidos a un intenso control.
Analizando los hechos anteriores al 11-M que vamos a
exponer en estas líneas, la lógica nos dice que esos
presuntos terroristas no hubieran debido poder escapar del
abrazo mortal de la Policía. Era imposible que pudieran
llegar a cometer los atentados. Aunque, por supuesto, los
trucos de escapismo son siempre mucho más fáciles si
algún ayudante abre disimuladamente los candados antes
de que comience el espectáculo.
Los hermanos Almallah
Como decíamos en el artículo anterior, estos dos hermanos
de origen sirio son el punto central, el nexo de unión entre
los distintos componentes del núcleo duro del 11-M. En
palabras de los propios informes policiales, "sin la base
doctrinal, el reclutamiento, adoctrinamiento y dirección de
los hermanos Almallah, los atentados del 11-M,
posiblemente, no se hubieran producido".
Según las investigaciones policiales, en su local de la C/
Virgen del Coro se celebraban reuniones de personas
vinculadas al entorno radical islámico y a la comunidad
siria, en las que se visualizaban vídeos de la Jihad con
escenas de combates de milicias musulmanas o de
atrocidades cometidas contra musulmanes. Jóvenes sin
recursos, llegados principalmente de países del Magreb,
eran acogidos en ese local y en los domicilios de
Mouhannad Almallah y de El Tunecino, ejerciéndose sobre
esos jóvenes una labor de proselitismo y de captación de
adeptos, con el fin de reclutar combatientes para
posteriormente enviarlos a Chechenia o Afganistán.
Los asistentes a esas reuniones, incluidos los hermanos
Almallah, adoptaban numerosas precauciones, además de
tener un gran cuidado en lo que a las conexiones
telefónicas se refiere. Durante las vigilancias policiales y las
investigaciones, pudo detectarse cómo los miembros del
comando salían a la calle para llamar desde cabinas (con el
fin de no dejar rastro en las facturas telefónicas), utilizaban
los sistemas de desvío de llamadas entre unos teléfonos y
otros y empleaban un lenguaje deliberadamente críptico en
sus conversaciones.
De nuevo según la Policía, Mouhannad Almallah utilizaba
como tapadera una supuesta actividad de reparación de
electrodomésticos, pero en realidad los dos hermanos se
dedicaban a la colecta de las limosnas destinadas a la
Jihad, así como a algunas otras actividades ilícitas como el
tráfico de coches robados.
Los informes policiales nos cuentan que, tras su llegada a
España, los hermanos Almallah comienzan a moverse en el
entorno de Abu Dahdah, la persona a la que se considera
como contacto de Al Qaeda en España. Los hermanos
Almallah comienzan a acudir a sus reuniones, ayudan a
captar y enviar muyahidines a los frentes de combate e
inician la labor de reclutamiento en el local de Virgen del
Coro. De los dos hermanos, es Moutaz el que ejerce el
liderazgo ideológico.
Tras la detención de Abu Dahdah por su vinculación con los
atentados de Nueva York, Moutaz Almallah se traslada a
vivir a Londres, aunque sigue haciendo frecuentes viajes a
Madrid, donde su hermano Mouhannad continúa dirigiendo
las actividades del comando. En torno a él comienza a
formarse el grupo de personas que luego aparecerán
implicadas en los atentados del 11-M: El Tunecino, Basel
Galyoun, Fouad El Morabit o Mohamed El Egipcio.
Las conclusiones de la Policía, elaboradas meses después
de los atentados, afirman que los hermanos Almallah
aportaron su ideología, sus contactos y su apoyo logístico
en el proceso de radicalización de las personas de su
entorno, proceso que culminaría en la masacre de Madrid.
Pero, como todo en el 11-M, la historia real es mucho más
tenebrosa que la oficial.
Con la Policía en los talones
La Policía conocía bien a los hermanos Almallah, demasiado
bien. Porque lo cierto es que tanto ellos como todos sus
conocidos estaban sometidos a una estrecha vigilancia que
hubiera debido hacer imposibles los atentados.
Según la declaración ante la propia Policía del Jefe del
Grupo de Terrorismo Internacional de la Brigada Provincial
de Información de Madrid, el primer dato sobre las posibles
actividades radicales de los hermanos Almallah es de 17 de
enero de 2003, pudiendo constatarse ya entonces su
relación con las tramas periféricas de Al Qaeda a través de
Abu Dahdah, y también su relación con el batasuno
convertido al Islam Yusuf Galán. A partir de ahí, y durante
todo el año 2003 y principios de 2004, la BPI sometería a
una estrecha vigilancia tanto a los hermanos Almallah como
al círculo de personas relacionadas con ellos.
Como parte de esa vigilancia, se realizan numerosos
seguimientos y se redacta una multitud de notas
informativas sobre los miembros de ese "comando de
Virgen del Coro", sobre sus reuniones, sobre los pisos que
habitan o a los que acuden, sobre sus vehículos, sobre su
medio de vida... En el curso de esas investigaciones se
localizarían numerosos inmuebles que luego aparecerán en
el transcurso de las investigaciones del 11-M, incluyendo el
local de Virgen del Coro, el piso de Mouhannad Almallah en
la C/ Químicos y el piso de El Tunecino en la C/ Francisco
Remiro.
En un informe de 3 de marzo de 2003 se identifica ya a
Serhane Farket (El Tunecino) y a diversas personas que
residían en su casa de la C/ Francisco Remiro y que luego
aparecerán como implicados en la trama del 11-M; tal es el
caso de Basel Galyoun o Adnan Waki. También se obtienen
en esa misma fecha los listados de llamadas telefónicas del
local de Virgen del Coro.
El 14 de marzo de 2003 se establece un dispositivo de
vigilancia en torno a Mouhannad Almallah. En abril de 2003
constan un total de seis seguimientos a los hermanos
Almallah y a los visitantes del local de Virgen del Coro,
concretamente los días 11, 23, 24, 25, 28 y 29 de abril. En
mayo (los días 6, 7, 8, 12, 19, 26 y 27) se realizan nuevos
seguimientos y vigilancias de los pisos de Virgen del Coro y
de la C/ Químicos, identificándose diversos vehículos y
personas.
El sumario del 11-M recoge cómo "durante todo el mes de
junio [de 2003] se realizan vigilancias y seguimientos más
constantes sobre Mouhannad Almallah". Nos constan, a ese
respecto, nuevos informes de fechas 5, 23, 25, 26 y 27 de
junio.
En julio de 2003 continúa la vigilancia en torno a los pisos
de la C/ Químicos (domicilio de Mouhannad Almallah) y de
Francisco Remiro (domicilio de El Tunecino), así como en
torno al local de Virgen del Coro. Los informes tienen fecha
de 3, 6, 7, 8, 9, 10, 21, 22 y 30 de julio. Hay que destacar
que el día 10 se localiza la inmobiliaria en la que trabajaba
El Tunecino (denominada Arconsa), que jugaría
posteriormente un papel en el alquiler de la casa de Morata
de Tajuña. En las fechas posteriores se investigaría todo el
entramado empresarial relacionado con Arconsa, que es
propiedad de otros dos hermanos de origen sirio,
apellidados Rostom.
Es también en este mes cuando se oficializan estas
investigaciones, a través del Juzgado Central de Instrucción
número 4, con el fin de proceder a las correspondientes
intervenciones telefónicas.
En agosto, se realizan nuevos seguimientos los días 11 y
25. En septiembre, los días 1, 3, 8, 15, 18, 22 y 23. Ya en
este mes se conoce que en el piso de El Tunecino había
estado residiendo Mustafá Maimouni, cuñado de El
Tunecino que en la actualidad está preso en Marruecos por
su posible relación con los atentados de Casablanca y que
fue el primer inquilino de la casa de Morata.
En octubre de 2003, los informes de seguimientos
corresponden a los días 1, 7, 9, 13, 15, 27, 29 y 30,
centrándose dichos seguimientos en El Tunecino, los
hermanos Almallah y las empresas relacionadas con
Arconsa. Como novedad, se identifican dos nuevos coches
en las proximidades del domicilio de El Tunecino, que
resultan estar vinculados al entorno de Jamal Ahmidan, El
Chino.
Los seguimientos constatados en noviembre corresponden
a los días 5, 6, 7, 10, 11, 12, 13, 14, 18, 19, 20, 21, 22,
25, 26 y 28 (dieciséis de los treinta días del mes),
localizándose a nuevas personas que luego aparecerán
vinculadas al 11-M, entre ellas a otro de los presuntos
suicidas de Leganés: Anuar Asrih Rifaat.
En diciembre, se somete a vigilancia al comando los días
4, 12, 17 y 19, realizándose asimismo indagaciones acerca
de Abdelilah El Fadual (el lugarteniente de El Chino), cuyo
coche había sido detectado en octubre.
El escape y el 17 de febrero de 2004
En enero de 2004, la vigilancia continúa sobre El Tunecino,
los hermanos Rostom y los hermanos Almallah, teniendo
los informes de seguimiento fecha de 7, 13, 14, 20, 22 y 26
de enero. En la primera mitad de febrero, la actividad de
seguimiento por parte de la Policía sigue siendo frenética,
constando los informes de los días 2, 3, 4, 5, 6, 9, 10, 13 y
16 (nueve de los dieciséis días), localizándose en aquellas
fechas, en las proximidades de uno de los inmuebles
vigilados, un vehículo propiedad de Hicham Ahmidan (primo
de El Chino dedicado también al tráfico de drogas).
Y de repente, el día 17 de febrero de 2004, los
seguimientos se interrumpen. A partir de esa fecha ya no
consta ningún seguimiento policial, como si alguien hubiera
dado la orden de levantar el operativo. El día 17 de febrero,
cesan esos constantes seguimientos al comando de Virgen
del Coro, a pesar de que se había constatado la conexión
de ese comando de Virgen del Coro con las tramas
periféricas de Al Qaeda. El día 17 de febrero, se interrumpe
la vigilancia de los numerosos pisos, locales y empresas de
ese comando, a pesar de que se había constatado la
implicación de los miembros del comando con varias
personas relacionadas con el terrorismo islámico, como Abu
Dahdah, el batasuno Yusuf Galán o Mustafá Maimouni. El
día 17 de febrero se rompe el cerco tendido en torno a los
presuntos organizadores del 11-M, a muchos de los cuales
(incluyendo a tres de los suicidas de Leganés) se había
identificado en el curso de las investigaciones: El Tunecino,
El Chino, los hermanos Almallah, Basel Galyoun, Adnan
Waki, Anuar Asrih Rifaat, ...
· El 17 de febrero de 2004: las vigilancias se
interrumpen exactamente 24 días antes de que
estallen los trenes de Madrid, matando a 192
personas.
· El 17 de febrero de 2004: el operativo de control del
comando se levanta sólo 11 días antes de que se
realice el transporte de los explosivos desde Asturias.
· El 17 de febrero de 2004: el comando de Virgen del
Coro se libra del cerco policial exactamente el mismo
día en que ETA declara su tregua parcial en Cataluña.
· El 17 de febrero de 2004. ¿Quién dio la orden, aquel
17 de febrero, de interrumpir el seguimiento al
comando que, según nos dicen, iba a cometer pocos
días después la mayor masacre terrorista de la
Historia de España?
¿Por qué se dio la orden de abrir el candado, librando a ese
comando del mortal abrazo policial?
16. El rayo que fulmina
El pasado 5 de septiembre, el periódico El País publicaba un
artículo de análisis sobre el 11-M que planteaba claramente
cuál es el problema fundamental en este punto de las
investigaciones:
· "La pregunta será eterna: ¿si estuvieron tan cerca, si
casi todo ocurrió delante de sus narices, si los
informes previos alertaban del aumento de la
amenaza islamista contra España, por qué ni las
Fuerzas y Cuerpos de Seguridad ni el Ministerio del
Interior pudieron evitar el 11-M? ... El cúmulo de
fallos asombra tras la atenta lectura del sumario. La
cuestión es saber si alguien en algún momento tuvo la
capacidad para juntar todas las piezas del puzzle o si
ese alguien las vio y las cuadró con intenciones
criminales."
No comparto las conclusiones de ese artículo ni los
argumentos que en él se empleaban para sostener que
ante lo único que nos encontramos es ante una
monumental negligencia, pero, aún así, resulta
recomendable leer entero ese análisis de El País, ya que
pone sobre la mesa cuestiones que hasta ahora estaban
reservadas a las conversaciones de pasillo. Porque, de la
misma forma que el debate Goma-2/Titadyne hace tiempo
que ha quedado superado (porque lo que se utilizó en los
trenes puede que no fuera dinamita), también el debate
ETA/Al Qaeda hace tiempo que ha quedado obsoleto: a
estas alturas del partido, de lo que estamos hablando es de
otra cosa. Es muy posible que en el atentado del 11-M
jugaran un papel tanto ETA como elementos vinculados a Al
Qaeda, pero ni los unos ni los otros podrían haber llegado a
cometer el 11-M sin ayuda adicional.
Las dos alternativas
Básicamente, lo que El País planteaba es que existen dos
alternativas para explicar lo que sucedió el 11 de marzo: o
estamos ante una monumental negligencia, o estamos ante
un golpe de estado. Como veremos al final del artículo, en
realidad podrían existir otras explicaciones, pero aceptemos
de momento la disyuntiva que planteaba El País.
Enfrentados a esas dos alternativas, la hipótesis del golpe
de estado resulta tan sobrecogedora que creo que todos
tenemos la obligación de tratar de explicar las cosas sin
recurrir a ella, así que eso es lo que haremos; trataremos
de analizar los atentados partiendo de dos supuestos:
1. Vamos a dar por buena la versión oficial, es decir, vamos
a aceptar que los atentados fueron cometidos por dos
células más o menos conectadas con Al Qaeda:
· una de ellas formada por auténticos islamistas (la
célula articulada en torno a los hermanos Almallah, El
Tunecino, Allekema Lamari, Mohamed El Egipcio, ...),
· y otra formada por gente del mundo del narcotráfico a
la que, por algún motivo, se arrastra hacia el
fundamentalismo y se la involucra en la masacre (la
célula articulada alrededor de El Chino)
2. En segundo lugar, vamos a suponer que lo que pasó
antes del 11-M no fue otra cosa que una monumental
negligencia de las Fuerzas de Seguridad y de los servicios
secretos españoles.
¿En qué consistió la negligencia?
Veamos cuál era la situación semanas antes del 11-M:
· la Brigada Provincial de Información de Madrid, a
través del Juzgado Central de Instrucción número 4
(Fernando Andreu), tenía controlado al núcleo liderado
por los hermanos Almallah. Durante trece meses,
antes del 11-M, se controló a los hermanos Almallah, a
dos de los suicidas de Leganés (El Tunecino y Anuar
Asrih Rifaat), a Basel Ghalyoun, a Fouad El Morabit, a
Adnan Waki y a al menos dos personas vinculadas a El
Chino.
· la UDYCO tenía controlado al grupo de
narcotraficantes articulado en torno a El Chino,
incluyendo al propio Jamal Ahmidan, a Otman El
Gnaoui, a Lofti Sbai y a Abdelilah Ahmidan.
· la UCIE tenía controlados desde el año 2002, a través
del Juzgado Central de Instrucción número 5 (Baltasar
Garzón), a los hermanos Almallah, a El Tunecino, a
Mohamed El Egipcio, a Basel Ghalyoun, a Adnan Waki,
a Fouad El Morabit, a Sanel Sjekirica, ...
· el CNI tenía controlado a otro de los suicidas de
Leganés (Allekema Lamari) a través del agente
Safwan Sabagh y tenía también controlado a Fouad El
Morabit a través de Fernando Huarte y Rabia Gaya
· además, los hermanos Almallah tenían relación con al
menos dos personas que trabajan para las Fuerzas de
Seguridad: el policía Kalaji y un español de nombre
R.J.M.B., casado con una mujer de origen árabe y que
trabaja como traductor para la Policía.
Muchos de los implicados en la masacre tenían intervenidos
sus teléfonos desde el año 2002 (Fouad El Morabit, El
Tunecino, los hermanos Almallah, Mohammed El Egipcio,
...). Las tonterías que se han publicado en algunos medios
sobre la falta de traductores no son más que pamplinas,
porque el sumario del 11-M recoge los informes originales
con las transcripciones efectuadas a lo largo de esos dos
años de investigaciones; se sabía perfectamente lo que
esos implicados hablaban, porque así consta en la
documentación de los sumarios instruidos por los juzgados
de Garzón y de Andreu.
Muchos de los implicados fueron sometidos a seguimientos
casi constantes hasta tres semanas antes de los atentados
(los hermanos Almallah, El Tunecino, Fouad El Morabit, ...).
Además, los vínculos entre los hermanos Almallah y la
supuesta cabeza de Al Qaeda en España (Abu Dahdah)
habían quedado acreditados tanto a través de las
investigaciones del juzgado de Andreu, como del de
Garzón.
Y, por si fuera poco, los explosivos utilizados por esta célula
de Al Qaeda fueron suministrados por una trama dirigida
por un confidente policial (Emilio Suárez Trashorras) y las
armas fueron suministradas por un confidente de la Guardia
Civil (Rafá Zouhier)
A pesar de todo ello, nadie fue capaz de evitar la masacre.
Como negligencia, no está mal. Evidentemente, para poder
seguir aceptando la teoría de la negligencia, será necesario
que alguien nos explique cómo es posible que, estando
todos controlados, teniendo sus comunicaciones
intervenidas, estando sometidos a seguimientos físicos...
pudieran organizar un atentado. Es decir, alguien debería
explicarnos a todos (y principalmente a las víctimas) en qué
consistió esa negligencia, quiénes son los responsables de
la misma y qué medidas se han tomado.
Pero además existe otro aspecto que también requiere una
explicación, si hemos de seguir aceptando la teoría de la
negligencia: será necesario que alguien nos explique el
hecho de que esa vigilancia sobre la célula que había de
cometer el atentado se relajara a sólo tres semanas de las
elecciones.
Pero aceptemos de momento la teoría de la negligencia y
analicemos ahora el comportamiento policial después de la
masacre
Ha sido Al Qaeda
Recuerde el lector que estamos dando por buena la versión
oficial. Según esa versión, después de producidos los
atentados las pistas comenzaron rápidamente a apuntar a
Al Qaeda (cinta coránica de la furgoneta de Alcalá,
comunicado de reivindicación enviado a un periódico de
Londres, explosivo de tipo Goma-2 hallado en la mochila de
Vallecas, cinta de reivindicación depositada en una papelera
el día 13-M, detención de tres marroquíes en plena jornada
de reflexión, ...). En consecuencia, el día 13-M la Policía
tenía claro que había que orientar las pesquisas hacia el
entorno islamista, en general, y hacia Al Qaeda en
particular.
Sin embargo, aquí es donde la teoría de la negligencia
comienza a hacer agua. Ya hemos visto que todo el círculo
de personas relacionadas con los hermanos Almallah y El
Tunecino estaban siendo vigiladas por la Policía antes del
11-M y que se conocían tanto sus vínculos con Al Qaeda
como sus nombres, sus fotografías, sus vehículos, sus
empresas y sus domicilios.
Entonces, si el 13-M se tenía claro que era Al Qaeda y si se
tenían desde antes del 11-M todos esos datos sobre esa
supuesta célula de Al Qaeda, ¿por qué no se procedió
inmediatamente a la detención de las personas vinculadas
a esa célula y al registro de sus domicilios el mismo 13-M?
Tratemos de encontrar un explicación. Vamos a suponer
que la Policía tiene, el 13-M, el convencimiento moral de
que esa célula de Al Qaeda es la responsable de los
atentados, pero que al carecer de pruebas no puede
proceder a efectuar detenciones ni registros (es una
hipótesis un tanto peregrina, pero aceptémosla).
El 20 de marzo de 2004, una semana después del 13-M, la
Policía tomaba declaración al sirio Abdul Khalek Al Jondi,
como consta en el sumario. La Policía había llegado a Al
Jondi analizando las llamadas de los números de teléfono
relacionados con el que se encontró en la mochila de
Vallecas. En su declaración, Al Jondi admite conocer a los
hermanos Almallah y a El Tunecino y declara también
haberles vendido tarjetas telefónicas.
¿Qué más necesitaba la Policía para proceder de inmediato
a la detención de los miembros de esa presunta célula de Al
Qaeda? El teléfono de la mochila de Vallecas había
terminado llevando a personas pertenecientes al círculo de
los hermanos Almallah y ya se sabía desde antes del 11-M
todo lo que había que saber sobre esa célula de Al Qaeda;
entonces, ¿por qué no se procedió inmediatamente a la
detención de las personas vinculadas a esa célula y al
registro de sus domicilios el mismo día 20 de marzo?
Teniendo en cuenta lo que se sabía antes del 11-M de
esa célula de Al Qaeda, lo sucedido a partir de esa fecha del
20 de marzo resulta incomprensible:
· a Mouhannad Almallah sólo se le detiene el 24 de
marzo, cuatro días después de la declaración de Al
Jondi, a pesar de que se supone que la Policía
trabajaba contrarreloj para localizar a los autores de la
masacre.
· esa detención de Mouhannad Almallah no se produce
como resultado de la declaración de Al Jondi, sino a
raíz de que una testigo que viajaba en los trenes
reconociera (en la tarde del 23 de marzo) a uno de los
miembros de la célula de los Almallah como una de las
personas que pudo haber depositado una mochilabomba.
· en la declaración de Mouhannad Almallah ante la
Policía, nadie le pregunta por la infinidad de indicios
que se habían recabado contra él durante dos años de
investigaciones a través de dos juzgados distintos. En
esa declaración, Almallah se limita, básicamente, a
decir que conoce a El Tunecino y que éste es un
radical de cuidado.
· al juez Del Olmo nadie le informa, antes de que
Almallah declare en el juzgado, de los resultados de
esos dos años de investigaciones, con lo cual Almallah
se ratifica ante el juez en sus declaraciones sobre lo
radical que era ese sujeto llamado El Tunecino.
· ¡y con eso se pone en libertad a Mouhannad Almallah
el día 30 de marzo, seis días después de su detención!
Así que el panorama que tenemos es:
1. Esa célula de Al Qaeda articulada en torno a los
hermanos Almallah había estado sometido a vigilancia
durante dos años por varios cuerpos policiales y por al
menos dos jueces de la Audiencia Nacional.
2. El día 11-M se produce un atentado de Al Qaeda.
3. A Mouhannad Almallah no se le detiene inmediatamente
4. Cuando se le llega a detener, porque una testigo de un
tren identifica a uno de los miembros de la célula, se le
suelta casi de inmediato sin que nadie le pregunte nada de
interés.
¿Puede alguien explicarnos cómo encaja este
comportamiento en la teoría de la negligencia?
El Tunecino
De todos modos, sigamos creyendo en la versión oficial y
tratemos de encontrar una explicación. Vamos a suponer
que la declaración de Mouhannad Almallah fuera tan
convincente que la Policía se olvidara de los dos años
previos de investigaciones y quedara plenamente segura de
que el único malo de esa película era El Tunecino.
El panorama que tendríamos entonces es: el 13 de marzo
la Policía ya estaba segura de que la responsable de los
atentados era Al Qaeda, el 20 de marzo la Policía ya tenía
constancia de que el teléfono de la mochila de Vallecas
llevaba a El Tunecino y el 24 de marzo era detenido
Mouhannad Almallah, quien en sus declaraciones
corroboraría que El Tunecino era un radical peligroso.
Lo que cabría esperar, en esas circunstancias, es que la
Policía procediera inmediatamente a solicitar la detención
de El Tunecino y a registrar su domicilio en la C/ Francisco
Remiro, que era conocido desde el 3 de marzo de 2003 (un
año antes de los atentados). Pues bien: la solicitud de
registro del domicilio de El Tunecino en la C/ Francisco
Remiro no se produce hasta... el 5 de abril, ¡cuando ya El
Tunecino había muerto en Leganés!
De verdad que hago todo lo posible por seguir considerando
aceptable la versión oficial, pero ¡es que nos lo ponen tan
difícil!
A la vista de lo sucedido antes del 11-M, ¿cómo evitar
pensar que es imposible tal cúmulo de negligencias? A la
vista de lo sucedido después del 11-M, ¿cómo evitar
preguntarse si alguien estaba tratando de ganar tiempo
para que El Tunecino muriera, junto con otros seis
presuntos terroristas, en Leganés?
El rayo que fulmina
Fue mi querido (y admirado) Gabriel Albiac quien me llamó
la atención sobre una preciosa definición del término "golpe
de estado", definición que debemos a un autor francés del
siglo XVII, Gabriel Naudé: un golpe de estado es "es el rayo
que fulmina antes de que el trueno suene".
Decíamos al principio que íbamos a aceptar
provisionalmente la disyuntiva planteada por el periódico El
País (negligencia o golpe de estado), pero que no
pensábamos que fuera correcta. Y no lo es porque, en
realidad, existen otras alternativas, incluyendo una mezcla
de varios ingredientes distintos. Es posible, por ejemplo,
que el 11-M se cocinara con un poco de lo uno
(negligencia), con un poco de lo otro (golpe de estado) y
con un mucho de un tercer ingrediente del que aún no es
momento de hablar, pero que siempre ha estado ahí para
quien quisiera verlo. Lo que pasa es que los árboles, como
muchas veces sucede, no permiten ver el bosque.
Si queremos saber lo que pasó en España el 11-M, tenemos
que tratar de no dar nada por supuesto. En este sentido, le
sugiero al lector que se haga dos preguntas.
· ¿y si la intención original del 11-M no hubiera sido
causar víctimas?
· ¿y si algunos de los actores pensaran que estaban
participando en otra cosa?
No pretendo decir que esas dos preguntas nos vayan a
proporcionar todas la respuestas, pero sí que debemos
tenerlas presentes, por si tenemos que abrir el abanico de
posibilidades. El rayo que fulmina debe poderse arrojar en
silencio, para que el trueno no suene antes de lo previsto.
17. Los intocables
Avanzábamos en el artículo anterior una pregunta que
demuestra hasta qué punto se ha pretendido engañar a la
opinión pública en relación con el 11-M. Nos dicen, por un
lado, que el día 13 de marzo estaba claro que era Al Qaeda.
Por otro lado, leyendo el sumario nos enteramos de que
esa supuesta célula de Al Qaeda articulada en torno a los
hermanos Almallah era conocida desde dos años antes del
atentado. Entonces, ¿por qué no se detuvo
inmediatamente, el propio 13 de marzo, a los miembros de
esa célula? Se sabía quiénes eran, dónde vivían, en qué
lugar trabajaban y qué coches usaban. ¿Por qué no se fue a
por ellos el mismo 13 de marzo?
Pero, en realidad, la verdadera pregunta que habría que
hacerse es todavía más inquietante: ¿por qué el 13 de
marzo no se detiene a los miembros del comando de los
hermanos Almallah y, en lugar de ello, se manda detener a
cinco cabezas de turco, en plena jornada de reflexión?
En el capítulo dedicado a analizar las detenciones del 13-M
pudimos ver cuál fue la línea de investigación seguida:
· a partir del móvil de la mochila de Vallecas se llegó a
un bazar hindú y se detuvo a sus dos dueños.
· a partir de la tarjeta telefónica de la mochila de
Vallecas se llegó al locutorio regentado por Jamal
Zougham, a quien se detiene junto con su hermano y
un empleado.
Decíamos en aquel artículo que, aún aceptando que las
investigaciones realizadas fueran correctas, esas
detenciones no estaban justificadas, porque ni la venta de
móviles ni la de tarjetas telefónicas constituyen un delito.
Pero además mencionábamos que existían muchos puntos
oscuros en aquellas investigaciones que condujeron al
locutorio de Zougham.
Ahora es el momento de exponer esos puntos oscuros y de
mostrar, a la luz de los datos contenidos en el sumario, que
aquellas detenciones fueron, con toda probabilidad, un
auténtico fraude cuyo único propósito era dar la vuelta a un
resultado electoral.
Veremos, además, que todos los indicios apuntan a que ese
fraude no fue improvisado, sino que estaba perfectamente
previsto desde al menos un mes antes de aquella
espantosa masacre.
La historia que contaron al juez
La versión oficial nos dice que en la mochila de Vallecas se
encontró una tarjeta telefónica de Amena. Preguntando a
Amena, la Policía determinó el 12 de marzo que esa tarjeta
había sido vendida a un bazar denominado Sindhu
Enterprise. Al interrogar en la mañana del 13 de marzo a
los dueños de ese bazar, éstos dijeron que habían vendido
100 tarjetas Amena al locutorio de Jamal Zougham, con lo
cual el mismo día 13, en plena jornada de reflexión, se
detuvo a Zougham, a su hermano y a un empleado.
Esa versión policial está perfectamente explicada en el
sumario y parece bastante coherente y sencilla, pero hay
un pequeño problema: como de costumbre en lo relativo al
11-M, el resto de los hechos recogidos en el sumario no
confirman, precisamente, esa versión oficial.
En concreto, el sumario recoge los datos contables relativos
a las empresas que intervinieron en la comercialización de
las tarjetas telefónicas relacionadas con los atentados. Y
esos datos permiten poner en duda esa versión oficial tan
cristalina.
Analizando esos datos contables, demostraremos tres cosas
a lo largo del artículo:
1) Que no es verdad que existan pruebas de que la tarjeta
telefónica de la mochila de Vallecas fuera vendida a través
del locutorio de Jamal Zougham.
2) Que existen, por el contrario, suficientes indicios, más
allá de toda duda razonable, de que esa tarjeta telefónica
NO fue vendida a través del locutorio de Jamal Zougham.
3) Que existen suficientes indicios para sostener, además,
que la trampa tendida a Jamal Zougham se planificó
cuidadosamente con anterioridad a la masacre.
Como en algún artículo anterior de la serie, tengo que pedir
disculpas al lector por lo prolijo de las explicaciones que
siguen, pero le recomiendo que lea esas explicaciones
atentamente, porque podrá ver en qué consistió el engaño
masivo que condujo a las detenciones del 13-M.
La ruta de comercialización
En el sumario aparecen tres grupos diferentes de tarjetas
que pasaron por las manos de ese bazar denominado
Sindhu Enterprise:
1) Un primer grupo está formado por la propia tarjeta de la
mochila de Vallecas y otras seis tarjetas más, todas las
cuales fueron introducidas por primera y única vez en un
teléfono el día 10 de marzo en las inmediaciones de la casa
de Morata de Tajuña. Estas tarjetas no llegaron nunca a ser
utilizadas para hacer llamadas (recuerde el lector este
detalle, porque luego veremos que es importante), y la
versión oficial nos dice que se emplearon para montar las
bombas de los atentados.
2) Un segundo grupo de tarjetas está constituido por
aquéllas que fueron utilizadas por distintos miembros de la
trama terrorista para hacer llamadas.
3) Finalmente, el tercer grupo está integrado por las
tarjetas que fueron encontradas en el registro del locutorio
de Jamal Zougham.
Esos tres grupos de tarjetas tienen en común que todas
pasaron (supuestamente) por Sindhu Enterprise, pero
¿cómo se comercializaron todas esas tarjetas? La figura
siguiente muestra el flujo seguido por todas las tarjetas
vendidas a través de Sindhu Enterprise en el periodo
aproximado comprendido entre mediados de enero y
principios de marzo de 2004.
Como vemos, el proveedor principal de Sindhu Enterprise
era otra empresa denominada Interdist Móvil, que a su vez
realizaba sus compras a cuatro grandes mayoristas del
sector: Ingram Micro, Dominion Logística, Acom y Uritel
2000.
Lo que hacía Interdist Móvil no era comprar tarjetas
telefónicas, sino packs de Amena (compuestos por una
tarjeta y un móvil). A continuación, Interdist vendía esos
packs (entre otros clientes) a Sindhu Enterprise, que
liberaba los teléfonos y vendía por separado el móvil y la
tarjeta. Entre los clientes a los que Sindhu Enterprise
vendía las tarjetas Amena (ya separadas del móvil) está el
locutorio de Jamal Zougham.
En cuanto a las dos líneas punteadas que aparecen en la
figura, representan dos compras puntuales que Sindhu
Enterprise realizó a proveedores distintos del habitual: una
compra directa de packs Amena a uno de los mayoristas
(Uritel 2000) y otra compra directa de 100 tarjetas Amena
(sin pack) que realizó a una persona particular. Por tanto,
las 325 tarjetas Amena que llegaron a Sindhu Enterprise en
aquellas fechas siguieron 6 rutas de comercialización
distintas, que hemos marcado con las letras A a F.
Hay dos detalles de gran importancia que conviene resaltar.
En primer lugar, las cuatro empresas mayoristas
mencionadas son compañías que venden a gran escala, y
que tienen un sistema contable muy elaborado, de modo
que todas las facturas emitidas por esos mayoristas a
Interdist Móvil y a Sindhu Enterprise especifican uno a uno
los números de teléfono de las tarjetas y packs vendidos.
Por el contrario, Interdist Móvil (que es una empresa
mucho más pequeña y con un sistema contable menos
sofisticado) no especificaba en sus facturas los números de
teléfono de las tarjetas y packs vendidos. En cuanto a
Sindhu Enterprise, su contabilidad se reducía a un libro de
caja bastante chapucero, que está incluido en el sumario;
por supuesto, tampoco anotaban a quién vendían cada
número telefónico, sino tan sólo el número total de tarjetas
vendidas.
Dicho de otro modo: se puede saber, por ejemplo, si una
determinada tarjeta fue vendida por Ingram Micro a
Interdist Móvil sin más que consultar las facturas, pero es
imposible saber si un determinado número fue vendido por
Interdist Móvil a Sindhu Enterprise o a otro cliente, y lo
mismo cabe decir de las ventas de Sindhu Enterprise al
locutorio de Jamal Zougham.
El segundo detalle crucial está relacionado con el anterior.
La tarjeta de la mochila de Vallecas pertenece al lote de 30
que Uritel 2000 vendió directamente a Sindhu Enterprise.
En otras palabras: si se pudo llegar al locutorio de Jamal
Zougham el 13 de marzo es porque la tarjeta de la mochila
de Vallecas pertenecía, precisamente, al único de los lotes
adquiridos por Sindhu Enterprise para el cual tenemos los
números telefónicos que lo componían. Si la tarjeta de
Vallecas hubiera pertenecido a cualquiera de los otros lotes
adquiridos por Sindhu Enterprise, no habría habido forma
de presentar al juez nada que justificara la detención de
Zougham, porque no sabemos qué números telefónicos
componían los restantes lotes.
¡Qué concatenación de casualidades afortunadas! No sólo
encontramos una milagrosa mochila sin explotar en una
comisaría de Vallecas, sino que además los terroristas son
tan primos de usar teléfonos en lugar de temporizadores
(que no dejan rastro) y, en el colmo de la suerte, la tarjeta
telefónica de la mochila pertenece al único de los lotes que
podía llevar al locutorio de Zougham. Como dicen por ahí,
así se las ponían a Fernando VII.
Pero sigamos analizando los datos, porque la cosa no acaba
aquí.
Las facturas
Veamos ahora las facturas que aparecen en el sumario:
Tabla 1: Compras realizadas por Interdist Móvil
Fecha
Número de
tarjetas
Proveedor
Precio
unitario
19 de enero 15
Dominion
Logística
67,34
22 de enero 50 Uritel 2000 67,34
22 de enero 8 Acom 67,34
28 de enero 20 Ingram Micro 67,34
4 de febrero 10 Ingram Micro 67,35
5 de febrero 20 Dominion 67,34
Logística
5 de febrero 200 Acom 67,35
6 de febrero 20 Ingram Micro 67,35
Tabla 2: Compras realizadas por Sindhu Enterprise
Fecha
Número de
tarjetas
Proveedor
Precio
unitario
23 de enero 50 Interdist Móvil 60,34
24 de enero 20 Interdist Móvil 60,34
4 de febrero 30 Uritel 2000 67,34
9 de febrero 50 Interdist Móvil 60,34
10 de febrero 25 Interdist Móvil 60,34
21 de febrero 50 Interdist Móvil 60,34
28 de febrero 100
Sra. Ami
Juan?
Ver nota
Nota: todas las compras son de packs Amena, excepto la
del 28 de febrero, que es una compra de 100 tarjetas
sueltas a una persona particular, al precio de 6
euros/unidad.
En cuanto a las ventas de Sindhu Enterprise al locutorio de
Jamal Zougham, en el libro de caja de Sindhu constan dos
ventas (a 6,5 euros por tarjeta):
· una de 100 tarjetas el 25 de febrero
· otra de 100 tarjetas el 1 de marzo
Lo primero que choca, al analizar estos datos, son los
precios de compra y de venta en Interdist Móvil. Si
comparamos las Tablas 1 y 2, vemos que Interdist Móvil
compraba packs de Amena a 67,34 euros y los vendía a
Sindhu Enterprise a 60,34 euros. Es decir: Interdist Móvil
vendía los packs 7 euros más baratos de lo que los
compraba. ¿Curioso, verdad?
La razón aducida por los dueños de Interdist Móvil en sus
declaraciones ante el juez y ante la Policía es la siguiente:
ellos compraban el pack de Amena, lo activaban realizando
una primera llamada y cobraban de Amena la comisión
correspondiente por vender un pack. No sé cuál es el
importe de esa comisión, pero deduzco que superará los 7
euros que perdían en cada venta de un pack. Como
veremos en breve, este detalle de la comisión de activación
tiene su importancia.
Analicemos ahora la Tabla 2. Seguro que el lector ya ha
descubierto qué hay de raro en las compras realizadas por
Sindhu Enterprise. Normalmente, Sindhu Enterprise
compraba sus packs a 60,34 euros, pero de repente hace
un pedido directo al mayorista Uritel a 67,34 euros/unidad,
es decir, 7 euros más caro de lo que compraba cada pack
habitualmente. "¡Bueno!" - dirá algún lector observador -
"¿Qué importancia tiene? Enjugarían esa diferencia de 7
euros con la comisión cobrada a Amena por activar el
pack". Sin embargo, esta explicación es imposible, por lo
siguiente: sabemos que la tarjeta de la mochila de Vallecas
y las otras seis que se introdujeron por primera vez en un
teléfono en Morata de Tajuña pertenecían a ese lote, y con
esas tarjetas no llegó a realizarse ninguna llamada
telefónica. Por tanto, Sindhu Enterprise no pudo cobrar
ninguna comisión de Amena por activar ningún pack de ese
lote, por la sencilla razón de que no realizó con esas
tarjetas ninguna llamada de activación del pack.
En consecuencia, si la Policía pudo llegar al locutorio de
Zougham y detenerle el 13 de marzo es porque Sindhu
Enterprise realizó un único pedido a Uritel 2000 que
permitía seguir el rastro de los números telefónicos, y
además ese pedido se hace violando las reglas elementales
de la lógica empresarial: Sindhu Enterprise compra los
packs más caros y, además, renuncia a cobrar una
comisión de Amena activando esos packs. ¿Verdad que
huele un poco mal?
Pero no es eso todo.
Las tarjetas de la trama
Veamos ahora qué tarjetas telefónicas formaban esos tres
grupos que hemos mencionado al principio del artículo.
Tabla 3: Tarjetas encontradas en el registro del
locutorio de Zougham
Número Usuario
Ruta de
comercialización
652283284 Sin vender E
652283306 Jamal Zougham E
652284077 Sin vender E
652285757 Sin vender C
652285822
Mujer de Jamal
Zougham
C
652286626 Sin vender E
652287643 Sin vender E
653021569 Sin vender C
653022199 Sin vender C
653026005 Sin vender C
653026325 Sin vender C
653026328 Sin vender C
653026382 Sin vender C
Tabla 4: Tarjetas utilizadas por los miembros de la
trama
Número Usuario
Ruta de
comercialización
652284025 Desconocido C
652285765 Desconocido C
652286979 Jamal Ahmidan C
653026006 Rachid Oulad Akcha C
653026047
Utilizada en el piso de
Leganés
E
653026053 Jamal Ahmidan E
653029577 Rachid Oulad Akcha C
656720759 Hicham Ahmidan B
656721703 Jamal Ahmidan B
Tabla 5: Tarjetas supuestamente utilizadas en las
mochilas bomba
Número Usuario Ruta de
comercialización
652282947 Activada en Morata E
652282959 Activada en Morata E
652282961 Activada en Morata E
652282963
Activada en Morata (es
la de la mochila de
Vallecas)
E
652284069 Activada en Morata E
652287465 Activada en Morata E
652287622 Activada en Morata E
Resulta evidente que al locutorio de Zougham llegaron
tarjetas de las adquiridas por Sindhu, porque al registrar el
locutorio se encontraron al menos trece (véase la Tabla 3).
Asimismo, las tarjetas utilizadas por los miembros de la
trama para efectuar llamadas telefónicas (véase la Tabla 4)
incluyen tanto tarjetas suministradas por Uritel
directamente a Sindhu (lote E) como tarjetas que habían
pasado por Interdist (lotes B y C), así que sólo pudieron
adquirirse en dos sitios: en Sindhu Enterprise o en algún
cliente suyo (por ejemplo, el locutorio de Zougham).
Pero seguro que el lector ha visto ya (una vez más) qué
hay de raro en estos datos. Para ver de qué se trata,
fijémonos en un detalle: tanto las tarjetas encontradas en
el locutorio de Zougham como las utilizadas por los
miembros de la trama para llamar por teléfono están
mezcladas, es decir, algunas de las tarjetas llegaron
siguiendo una cierta ruta de comercialización, mientras que
otras tarjetas siguieron una ruta distinta. Eso es lo lógico:
cuando Interdist Móvil vende un lote de packs a Sindhu
Enterprise, lo normal (al ser una empresa sin controles
estrictos de almacén) es que le entregue mezclados packs
de diversas procedencias. Y Sindhu Enterprise, al vender
200 tarjetas sueltas al locutorio de Zougham, forzosamente
tuvo que entregarle un batiburrillo en el que cada tarjeta
podía pertenecer a cualquiera de las seis rutas de
comercialización que hemos identificado al principio del
artículo.
Y, sin embargo, al analizar la Tabla 5 vemos (y aquí viene
lo raro) que las siete tarjetas supuestamente utilizadas en
las mochilas bomba provienen, todas ellas, del mismo lote,
ese lote milagroso que Sindhu Enterprise adquirió a Uritel y
que tan oportuno resultó para poder detener a Zougham el
13 de marzo.
En realidad, no es que esta coincidencia resulte rara, sino
que resulta rarísima. Para ver hasta qué punto, basta con
recurrir a la matemática combinatoria. Al locutorio de
Zougham llegaron 200 tarjetas: 30 de ellas (como máximo)
correspondían al pedido milagroso de Uritel, mientras que
las otras 170 siguieron otras rutas de comercialización.
Hagamos el siguiente experimento: metamos las 200
tarjetas en una bolsa y saquemos 7 tarjetas al azar (las
siete tarjetas de Morata). ¿Sabe el lector cuál es la
probabilidad de que esas 7 tarjetas extraídas al azar
pertenezcan, todas ellas, a las 30 de Uritel? ¡Menos de uno
entre un millón!
Recalquemos este hecho: si repitiéramos la secuencia de
acontecimientos del atentado un millón de veces, sólo una
vez (por término medio) se daría la inmensa casualidad de
que las siete tarjetas activadas en Morata provinieran todas
de ese lote milagroso de Uritel.
¿Entiende ahora el lector en qué consistió el engaño? La ley
de las probabilidades nos dice que la única manera de que
esas 7 tarjetas provengan todas del pedido milagroso de
Uritel es que fueran seleccionadas antes de mezclarlas con
las demás. Es decir: esas 7 tarjetas no fueron vendidas en
el locutorio de Zougham, sino que tuvieron que ser
suministradas desde Sindhu Enterprise antes de mezclar el
lote milagroso con los demás.
Conclusiones
Si el lector no se ha aburrido antes de llegar aquí,
probablemente nos conceda que hemos demostrado
convenientemente los tres puntos que decíamos querer
demostrar al principio del artículo:
1) No hay ninguna prueba de que la tarjeta de la mochila
de Vallecas (ni ninguna de las demás relacionadas con la
trama del 11-M) se vendiera a través del locutorio de
Zougham, por la sencilla razón de que ni Interdist Móvil ni
Sindhu Enterprise anotaban qué números vendían a cada
cliente. Exceptuando las trece tarjetas que se encontraron
en el registro del locutorio, no conocemos el número de
ninguna de las 200 tarjetas que Zougham compró a Sindhu
Enterprise, así que no podemos saber si una tarjeta
concreta fue adquirida por Zougham o no.
2) Un simple análisis de probabilidades demuestra, más
allá de toda duda razonable, que quien vendió las 7
tarjetas supuestamente utilizadas para las mochilas bomba
fue directamente Sindhu Enterprise, no el locutorio de
Zougham. En cuanto al resto de las tarjetas usadas por los
miembros de la trama, pudieron adquirirse tanto en Sindhu
Enterprise como en cualquiera de sus clientes (incluido el
locutorio de Zougham).
3) El hecho de que Sindhu Enterprise realizara ese único
pedido incomprensible a Uritel 2000 permite sospechar que
estamos ante una operación perfectamente calculada para
poder vincular a Zougham rápidamente con la mochila de
Vallecas después de producido el atentado. Eso querría
decir que la voluntad de utilizar a Zougham como cabeza
de turco se remonta, al menos, a un mes antes de los
atentados, ya que es el 4 de febrero de 2004 cuando
Sindhu Enterprise hace a Uritel ese pedido.
Los intocables
Volvamos de nuevo a la versión policial de los hechos.
Después de encontrada la mochila de Vallecas, la Policía le
pide a Amena datos sobre quién ha vendido la tarjeta
telefónica encontrada en la mochila y Amena contesta, casi
inmediatamente, que ese número telefónico se suministró
al bazar Sindhu Enterprise. Suponemos que Amena
consiguió esa información poniéndose en contacto con el
mayorista Uritel 2000.
La Policía acude entonces a Sindhu Enterprise y los dueños
de Sindhu (que fueron declarados testigos protegidos)
señalaron a Jamal Zougham, en la mañana del 13 de
marzo, como la persona a la que habían vendido aquella
tarjeta telefónica.
A la vista de los datos desvelados en este artículo, las 7
tarjetas activadas en Morata fueron adquiridas en Sindhu
Enterprise, no en el locutorio de Jamal Zougham. En
consecuencia, los dueños de Sindhu estaban mintiendo al
decir que habían vendido esa tarjeta concreta a Jamal
Zougham. Para empezar, no podían saber a quién habían
vendido cada tarjeta, porque no anotaban los números
telefónicos vendidos: pero además es que esa tarjeta fue
adquirida directamente en su establecimiento. ¿Mentían
conscientemente, tratando de ocultar a quién habían
vendido en realidad esas tarjetas?
Si no existiera ese pedido milagroso a Uritel por parte de
Sindhu Enterprise, podríamos atribuir todo a un
comportamiento inocente, pero ese único pedido absurdo,
inexplicable y providencial apunta a que los dos dueños
hindúes de Sindhu Enterprise participaron conscientemente
en la premeditada y concienzuda preparación de las
detenciones del 13-M.
Esas detenciones fueron un fraude, pero no improvisado;
fueron injustas, pero bien meditadas; influyeron
decisivamente sobre el resultado electoral, pero de forma
consciente.
Al declarar intocables a esos dos hindúes el 13 de marzo
por el procedimiento de asignarles la condición de testigos
protegidos, los nombres de los dos dueños de Sindhu
Enterprise se ocultaron a todo el mundo durante muchas
semanas después del atentado, hasta el punto de que la
opinión pública, los periodistas especializados e incluso el
juez pensaban que los dos hindúes que habían vendido las
tarjetas a Zougham eran los mismos que habían sido
detenidos por vender los teléfonos móviles.
Esa confusión se mantendría durante meses, pero estamos
hablando de hindúes distintos. Aunque en la India se abolió
el sistema de castas hace mucho tiempo, parece que en
algunos lugares siguen perdurando las diferencias entre
hindúes: a unos se los detiene por vender unos teléfonos
móviles, mientras que a otros se los declara intocables por
vender unas tarjetas. Unas tarjetas que llevaban, de
manera directa, a los miembros de la trama.
¿Por qué tantas mentiras, tantas cortinas de humo, tantos
comportamientos extraños?
Palabras finales
Decíamos al principio que resulta incomprensible que el 13
de marzo no se detuviera a esos miembros de una
supuesta célula española de Al Qaeda a los que se llevaba
vigilando dos años y que, en su lugar, se decidiera detener
y poner en la picota a cinco cabezas de turco. ¿Hubiera
podido evitarse la explosión del piso de Leganés si los
dueños de Sindhu Enterprise hubieran declarado desde el
principio a quién vendieron realmente la tarjeta de la
mochila de Vallecas, es decir, si no se hubiera desviado la
atención de todos hacia las cabezas de turco?
Avanzábamos la sospecha en el capítulo anterior de que
alguien hubiera intentado deliberadamente dar tiempo a
que algunos de los presuntos terroristas se concentraran en
Leganés. Esa sospecha surgía al analizar el extraño retraso
en el registro del piso de El Tunecino, en el que la Policía no
entra hasta después de la explosión de Leganés, a pesar de
que el domicilio de El Tunecino se tenía ya controlado un
año antes del 11-M.
Son ya muchos los datos tenebrosos que vamos extrayendo
del sumario: la jugada de las detenciones del 13-M, la
cancelación de las escuchas a El Chino el 12 de marzo, la
inexplicable puesta en libertad de varias personas
vinculadas a los hermanos Almallah, el retraso en el
registro del piso de El Tunecino...
Parece como si, a cada paso que damos, apareciera
siempre al fondo el mismo espectro tenebroso, el fantasma
de Leganés, como una especie de destino prefijado e
inexorable para aquellos miembros de la trama que más
información hubieran podido aportar.
Hora es ya, por tanto, de enfrentarse a los espectros y de
echar un primer vistazo a lo que esconde ese fantasma que
surge inevitable detrás de cada esquina.
18: ¿Qué ocurrió en Leganés?
Hasta los más acérrimos defensores de la versión oficial no
han podido evitar hacerse alguna vez la pregunta: ¿se
suicidaron o les suicidaron?
El asunto de Leganés resulta especialmente intrigante. La
versión oficial es clara como el agua ("los responsables del
11-M, al verse rodeados por la Policía, decidieron
inmolarse, haciendo estallar el piso y llevándose por
delante la vida del miembro del GEO Francisco Javier
Torronteras") y todos los datos que se han ofrecido a la
opinión pública parecen corroborar esa versión oficial. Pero
entonces, ¿por qué tenemos todos la incómoda sensación
de que algo no cuadra?
Son numerosísimos los datos y testimonios que certifican la
versión oficial. Todos sabemos que la Policía rodeó aquella
casa, porque hemos visto las imágenes por televisión.
Todos tuvimos oportunidad de oír, de labios de algún
vecino de esos inmuebles, entrevistado por los medios de
comunicación, cómo se produjo un larguísimo intercambio
de disparos entre la Policía y los terroristas, los cuales
proferían gritos y entonaban cánticos en árabe mientras
disparaban por la ventana. Todos hemos leído cómo
aquellos terroristas llamaron a sus familiares para
despedirse e incluso se ha publicado la trascripción parcial
de una de esas conversaciones, grabada por la Policía.
Todos pudimos ver el estallido de aquel piso, captado por
un videoaficionado y emitido por Antena 3. Todos asistimos
sobrecogidos a las imágenes del entierro del geo
Torronteras, celebrado al día siguiente, ... En definitiva,
todos los datos parecen apuntar a que las cosas sucedieron
tal como nos las cuentan. Y sin embargo, a pesar de todo
ello, a pesar de las evidencias, ninguno hemos podido
evitar hacernos esa pregunta: ¿se suicidaron o les
suicidaron?
¿Por qué nos asaltan entonces esas dudas en algo que
parece tan claro?
Un guión de película
Resulta paradójico, pero la razón de esa incredulidad
radica, precisamente, en lo claro y lo providencial que
parece todo. De un lado, el episodio completo es tan
perfectamente previsible, tan teatral, que no podemos
evitar la sensación de estar asistiendo a una puesta en
escena: policías que acordonan y desalojan el barrio;
árabes que profieren cánticos guerreros mientras disparan
ráfagas de metralleta por la ventana; helicópteros
sobrevolando la zona mientras los medios de comunicación
conectan en directo con el escenario del drama; un piso
que explota con todos los terroristas dentro, los cuales se
llevan a la tumba el secreto de su crimen, ... ¿Verdad que
parece un guión? Al analizar los hechos, es imposible
resistirse a esa vocecita que nos susurra al oído: "si yo
necesitara remachar ante la opinión pública, mediante una
escena fabricada, la idea de que el 11-M fue un atentado
islamista, ése es el tipo de escena que habría elegido".
Hay un párrafo de los informes policiales donde se describe
el intercambio de disparos entre los terroristas y las
Fuerzas de Seguridad y que ilustra a la perfección esa
teatralidad a la que me refería:
· En esos momentos [se refiere a poco después de
iniciarse el desalojo de los vecinos], el grupo de
policías que se encontraban en la parte trasera del
edificio, controlando las vías del patio interior,
observan en varias ocasiones cómo los individuos que
se encontraban encerrados en el inmueble 1º 2ª,
levantaban las persianas con la mano y realizaban
ráfagas de disparos hacia el exterior, acompañados de
frases en lengua árabe y en castellano, tales como
"vamos a morir matando".
¿"Vamos a morir matando"? ¿Por qué al leer ese párrafo no
puedo evitar la sensación de que alguien está
sobreactuando?
Los buenos espectáculos tienen el efecto de "suspender la
incredulidad" en los que los contemplan. Podemos estar
viendo una escena de marcianos o un diálogo entre Einstein
y Gengis Khan: ni los anacronismos ni las fantasías más
desbordantes consiguen acabar con esa "sensación de
verosimilitud" que desprenden las buenas películas. Y, sin
embargo, cuando una película es mala, cuando el guión es
forzado, cuando se producen en la trama casualidades
inexplicables para apuntalar la historia o, simplemente,
cuando la puesta en escena no está suficientemente
elaborada, la incredulidad aflora en el espectador y éste
comienza, casi sin quererlo, a fijarse en los fallos del guión.
En ese sentido, es tan providencial esa aparición de los
suicidas que no habían sido hallados en los trenes, es tan
providencial esa desaparición de testigos incómodos, es tan
providencial esa demostración sangrienta de radicalismo
islámico, ... que no podemos evitar decirnos a nosotros
mismos que el guionista se ha pasado tres pueblos.
Y, una vez que ha aflorado la incredulidad, entramos a
analizar el guión y nos encontramos con que no tiene
ningún sentido.
¿Por qué se suicidaron?
En primer lugar, ¿por qué se tenían que suicidar los
terroristas? Si no lo habían hecho en los trenes, ¿qué
sentido tiene que lo hicieran tres semanas después? ¿Qué
objetivo perseguían? ¿Matar a un miembro del GEO? Como
me señaló en cierta ocasión mi buen amigo Asís, puestos a
suicidarse, podían haber elegido un lugar más abarrotado
de público, porque es la única vez en la historia que en
lugar de suicidarse uno para matar a siete, se suicidan siete
para matar a uno. No tiene ninguna lógica.
De hecho, es que ni siquiera tenían que haber elegido otro
lugar distinto para causar más víctimas: si lo que querían
era morir matando, ¿por qué no hicieron estallar el piso
mientras los vecinos se encontraban aún en sus casas?
¿Por qué esperaron educadamente a que se desalojaran
ocho bloques de viviendas antes de hacer estallar el piso?
La verdad, tanta consideración me resulta incomprensible
en alguien que se supone que acaba de asesinar a 200
personas tres semanas atrás.
¿Por qué se da la orden de entrar en el piso?
En realidad, no es cierto (como decíamos al principio del
artículo) que los presuntos terroristas se suicidaran al verse
rodeados por la Policía. Las primeras unidades policiales
llegan a ese piso en torno a las 14:15 del sábado 3 de abril,
según consta en los informes incorporados al sumario. El
grupo del GEO no llegaría hasta las 19:45. Y es una hora
más tarde, a las 21:03, al intentar entrar los miembros del
GEO en el piso, cuando se produce la explosión. Los
terroristas estuvieron rodeados por la Policía más de seis
horas sin que se hicieran estallar, así que no fue el verse
rodeados lo que les impele a la inmolación.
Por tanto, sería más correcto decir que los presuntos
terroristas se suicidaron no al verse rodeados, sino cuando
los geos intentan asaltar el piso. Y éste es el segundo
aspecto extraño de la historia: ¿por qué hubo que asaltar
ese piso?
A lo largo de sus muchos años de existencia, el grupo del
GEO no había tenido ninguna baja, en buena medida
porque son suficientemente profesionales como para no
asumir riesgos innecesarios.
En un caso como el que nos ocupa, la manera normal de
proceder es cansar a los terroristas: iniciar una larga
negociación (algunas negociaciones de los geos se han
llegado a prolongar más de 12 horas), esperar a que el
cansancio haga mella en las personas que están dentro del
piso, aguardar a las horas más bajas de la madrugada,
cuando tienen los sentidos más embotados, y sólo
entonces, si las negociaciones no han dado fruto y si es
absolutamente imprescindible, realizar un asalto.
Repitamos: sólo si es absolutamente imprescindible.
En este caso concreto, ¿puede alguien decirnos por qué era
imprescindible asaltar ese piso? Los terroristas estaban
rodeados, aislados en la vivienda, así que era imposible que
se escaparan; no tenían rehenes cuya vida estuviera en
peligro; los ocho bloques de viviendas habían sido
desalojados, por lo que no había tampoco riesgo para la
vida de ningún civil, ... Entonces, ¿qué motivo tan poderoso
había para intentar entrar, en lugar de esperar
pacientemente? En caso de que los terroristas trataran de
salir, podían ser fácilmente abatidos, y si intentaban
estallarse dentro del piso, lo mejor era dejar una prudencial
distancia de seguridad. Por tanto, ¿qué poderosa razón
existía para que los geos asumieran un riesgo
completamente innecesario?
¿Quién dio la orden de asaltar ese piso y por qué se
tomó esa decisión? ¿Por qué se suicidaron volando el
piso?
Tampoco parece tener sentido el modo en que se produce
ese supuesto suicidio. La explosión se produce en el
interior, cuando los geos intentan asaltar la vivienda. ¿Por
qué los terroristas no salen todos en tropel al encuentro de
los geos? ¿Por qué se inmolan dentro del piso, en lugar de
tratar de ocasionar un mayor daño a la fuerza asaltante?
¿Por qué, por ejemplo, en lugar de hacer estallar el piso, no
salen al encuentro de los asaltantes disparando con sus
fusiles automáticos, hasta caer abatidos? ¿Por qué no
eligieron alguna otra manera de ocasionar más daño?
Pensemos en lo siguiente: esos presuntos terroristas
disponían (según nos dicen) de una gran cantidad de
goma-2 amasada en la vivienda y disponían también de
cables y detonadores. Lo que usted o yo haríamos, querido
lector, si quisiéramos morir matando, es disponer esa
dinamita para hacerla estallar cuando los geos entraran,
con el fin de matarlos a ellos. Pero, en lugar de eso, lo que
los presuntos terroristas hacen es... ¡ponerse la dinamita
alrededor y matarse ellos mismos! Más que islamistas
radicales, debían de ser oligofrénicos.
¿Qué intercambio de disparos hubo?
Tampoco lo que sucedió antes de la llegada de los geos
resulta muy claro. A partir de las tres de la tarde (según los
informes policiales y las declaraciones de los vecinos) se
producen intensos intercambios de disparos entre los
habitantes del piso y las fuerzas policiales que rodeaban el
inmueble, intercambios de disparos que hacen que la Policía
comience el desalojo del bloque de viviendas y que duraron
un par de horas.
Esos disparos estaban acompañados de cánticos y de
amenazas en castellano y árabe. Fijémonos de nuevo en la
parte final de ese párrafo de los informes policiales que
citaba al principio del artículo: levantaban las persianas con
la mano y realizaban ráfagas de disparos hacia el exterior,
acompañados de frases en lengua árabe y en castellano,
tales como "vamos a morir matando".
No entiendo muy bien a qué viene la teatralidad esa de
disparar mientras gritan "Vamos a morir matando", que
tanto recuerda al "Ha llegado tu hora, Morgan" de las malas
películas del Oeste. ¿Para qué dicen eso? ¿Para que la
Policía esté prevenida de cuáles son sus intenciones? Si
querían morir matando, ¿para qué lo avisan? ¿Para que las
Fuerzas de Seguridad tomen sus precauciones?
Pero, dejando aparte esa teatralidad, es que tampoco
comprendo muy bien el resto de la escena. ¿Qué quiere
decir lo de "realizaban ráfagas de disparos hacia el
exterior"? ¿Quiere decir que disparaban a la Policía? ¿A los
transeúntes? ¿Al aire? ¿Resultó herido algún policía o
transeúnte por esos disparos? ¿Se encontró algún proyectil
en algún sitio? ¿Por qué los informes de balística no
mencionan ninguno? ¿Hizo alguno de esos proyectiles algún
agujero en un lateral de un coche, en un cristal de una
ventana, en algo?
Examinando las actas de la inspección ocular realizada tras
la explosión, así como los listados de las muestras
recogidas por los Tedax, en el piso de Leganés aparecieron
(dejando aparte los cartuchos que estaban dentro de sus
cargadores y que por tanto no habían sido disparados)
cinco cartuchos sueltos sin percutir y cinco vainas
percutidas. ¿Dónde están las numerosísimas vainas que
hubieran debido quedar después de dos horas de
intercambio de disparos con los subfusiles Sterling que se
encontraron en Leganés? Esos subfusiles tienen
cargadores de 34 cartuchos y una cadencia de fuego
de 550 disparos por minuto. ¿Se volatilizaron todas las
vainas de las balas disparadas?
Finalmente, tampoco entiendo por qué no hay ninguna
imagen de esas curiosas escenas de intercambio de gritos y
disparos. Los medios de comunicación empiezan a
congregarse en el lugar ya bien avanzada la operación,
pero mucho antes de que estallara el piso. ¿Por qué no
tenemos ninguna imagen de esos terroristas levantando
persianas, realizando disparos y gritando sus consignas al
mundo exterior? ¿Qué les hizo parar ese comportamiento
tan exhibicionista antes de que llegaran las televisiones?
¿Tampoco tenían los miembros de la Policía ninguna
cámara con la que grabar las caras de esos terroristas en el
momento de asomarse? ¿Por qué nadie nos ha enseñado
ninguna de esas imágenes, si es que existen? ¿Tampoco los
geos grabaron la operación, a pesar de que ésa es la
costumbre?
¿Se da cuenta el lector de la mala suerte que tenemos con
las imágenes en todo el caso del 11-M? No aparecen las
caras de los terroristas de los trenes en ninguna cámara de
ninguna estación, así que tenemos que conformarnos con
los testimonios contradictorios de los testigos oculares. Los
Tedax encuentran dos mochilas sin explotar en las
estaciones y a nadie se le ocurre fotografiar el contenido
(¿ningún Tedax lleva ni siquiera un teléfono móvil con
cámara?), así que tenemos que conformarnos con dibujos a
mano alzada de las mochilas, que tampoco cuadran con las
declaraciones de los testigos. La Policía asiste a los disparos
de esos terroristas de Leganés y todo el país sigue la
operación por TV, y tampoco consigue nadie captar una
sola imagen de ninguna cara. Parece que nos persiguiera la
desgracia en este aspecto.
¿Cómo hicieron volar el piso?
Pero vamos a suponer que esos terroristas que no se
inmolaron en los trenes deciden de repente que Alá les
exige inmolarse. Vamos a suponer que son tan teatrales
como para dedicarse a gritar por las ventanas lo de "vamos
a morir matando". Vamos a suponer que con los nervios del
momento alguien ordena, contra toda lógica, que los geos
inicien el asalto. Y vamos a suponer que esos terroristas
fueran tan estúpidos como para no ocurrírseles dar mejor
uso a la dinamita que ponérsela de cinturón.
Aceptando todo esto, ¿cómo, exactamente, hicieron estallar
el piso? ¿Tenían cinturones y los hicieron estallar
simultáneamente? ¿Fue uno de los terroristas el que se
inmoló, llevándose por delante a sus compañeros? ¿Cómo
pudo reventar aquel piso de esa forma? Algunas versiones
periodísticas nos han hablado de árabes abrazados en corro
cantando canciones guerreras justo antes del estallido, pero
lo cierto es que resulta difícil de aceptar. Mientras que dos
de los cadáveres estaban relativamente enteros y otros tres
pudieron reconstruirse, los últimos dos cadáveres estaban
tan destrozados que no han aparecido más que fragmentos.
De hecho, de uno de ellos (Allekema Lamari) sólo apareció
media cabeza y un trozo de un hueso de la pierna.
Además, alrededor de la cintura de dos de los cadáveres
apareció dinamita metida en bolsas de plástico (entre 1 y 2
kg), que no había estallado por carecer de detonador, y los
restos de otro de los cadáveres aparecieron adheridos a un
colchón, como si estuviera tratando de protegerse.
Ninguno de estos datos se corresponde muy bien con la
escena del corro de fanáticos enloquecidos. El hecho de que
la dinamita de dos de los cadáveres no tuviera iniciador y la
presencia de ese colchón protector sugieren que al menos
debería considerarse la posibilidad de que tres de los
terroristas no tuvieran la más mínima intención de
suicidarse. Por otro lado, el hecho de que la dinamita esos
dos cadáveres no llegara a estallar y el hecho de que unos
cadáveres estuvieran completamente destrozados mientras
que otros estaban casi enteros sugieren que los terroristas
pudieran hallarse bastante separados en el momento de
producirse la explosión.
Lo cual nos lleva a pensar que, si es verdad que esa
explosión fue provocada por los terroristas, fue sólo alguno
de ellos especialmente fanático el que apretó el pulsador.
Sin corrillos sangrientos de ningún tipo.
Pero, en realidad, lo que más llama la atención en los
informes policiales es un detalle que parece haber pasado
desapercibido y que resulta de lo más desconcertante:
según el informe de inspección ocular del piso de Leganés,
el cadáver de uno de los terroristas apareció "con el
pantalón puesto al revés"; así lo refleja textualmente el
sumario.
¿Se le ocurre a alguien algún motivo por el cual un
terrorista quisiera pasarse varias horas con los pantalones
mal puestos en aquel piso rodeado? Tiene que ser
incomodísimo estar levantando persianas, gritando
consignas absurdas y disparando ráfagas de ametralladora
con los pantalones al revés. ¿No encontró, entre las 14:15
y las 21:03 (seis horas y cuarenta y ocho minutos), ni un
sólo instante para ponerse bien los pantalones?
Siento tener que hacer esta pregunta, pero ¿estaba ese
terrorista vivo antes de que estallara aquel piso? ¿Estamos
seguros de cuántos terroristas vivos había en ese piso
antes de que volara por los aires?
19: Visiones contradictorias
Veíamos en el capítulo anterior que existen diversos
detalles disonantes en la historia oficial de los sucesos de
Leganés: la falta de vainas de cartuchos, la aparición de
dos cadáveres con Goma-2 sin explotar, la aparición de
otro cadáver con los pantalones al revés,...
No son los únicos detalles que apuntan a que algo no
cuadra en ese "final oficial" del 11-M. Ni tampoco los más
importantes.
Treinta y cinco dedos
El análisis de los informes contenidos en el sumario nos
proporciona algunas respuestas interesantes, pero revela
también varios datos sorprendentes. Para empezar, ¿cómo
hemos podido saber cuántos terroristas murieron en
Leganés y cuáles eran sus identidades? Muy sencillo: los
análisis de ADN permitieron identificar 7 perfiles genéticos
distintos, lo que quiere decir que allí había 7 presuntos
terroristas.
En cuanto a las identidades, cuatro de los terroristas fueron
identificados de forma muy simple: por sus huellas
dactilares. En términos técnicos, la toma de huellas
dactilares de un muerto se denomina necrorreseña. Esos
cuatro terroristas estaban muertos, sí, pero eso no impidió
tomarles las huellas y compararlas con las existentes en las
bases de datos policiales. Y así se hizo, porque se
encontraron 35 de los 40 dedos de las manos de esos
cuatro terroristas. En concreto, gracias a esas
necrorreseñas se pudo identificar a El Tunecino, a El Chino,
a Abdenabi Kounjaa y a Anuar Asrih Rifaat.
¿Y por qué no se identificó a los otros tres terroristas de la
misma manera? Pues, y aquí viene lo sorprendente, porque
de los otros tres terroristas no se encontró dedo alguno.
¿Dónde fueron a parar los dedos de los dos hermanos
Oulad Akcha y de Allekema Lamari?
Comprendo que, tras aquella explosión, los restos de
algunos de los terroristas quedaran destrozados y podría
entender que de esos terroristas sólo hubieran aparecido
unos pocos dedos, pero me parece raro que desaparezcan
los 30 dedos de esos tres terroristas.
Desde un punto de vista teórico, sería perfectamente
posible que en la explosión quedaran volatilizados todos los
dedos de esos tres terroristas. Pero es que, si nos vamos al
informe de análisis de huellas dactilares de los objetos
encontrados en el piso, nos tropezamos con una curiosa
casualidad: en los objetos de aquel piso se encontraron las
huellas dactilares de "los 4 terroristas con dedos", pero
tampoco aparece ni una sola huella de "los 3 terroristas sin
dedos".
Es decir, de esos tres terroristas no apareció ningún dedo
después de muertos, pero es que tampoco dejaron ninguna
huella dactilar antes de morirse. Puedo aceptar que sus
manos se volatilizaran como consecuencia de la explosión,
pero ¿tampoco tocaron nada antes de que el piso saltara
por los aires?
El análisis de huellas
Ese análisis de las huellas dactilares de los objetos
encontrados en el piso arroja más resultados curiosos.
Además de las huellas de los 4 terroristas con dedos, se
encontraron las huellas de otras 12 personas en los libros y
documentos rescatados del piso.
Entre esas doce personas cuyas huellas aparecieron en el
piso están las de Safwan Sabagh (de quien hemos sabido
por El Mundo que trabajaba como agente para el CNI) y las
de Mustafá Maimouni (el cuñado de El Tunecino).
Que aparezcan en el piso las huellas de ese colaborador del
CNI es llamativo, pero todavía lo es más que aparezcan las
de Mustafá Maimouni, porque el cuñado de El Tunecino
está en la cárcel en Marruecos desde el año 2003, por su
presunta implicación en los atentados de Casablanca.
Teniendo en cuenta que el piso de Leganés fue alquilado en
marzo de 2004, es absolutamente imposible que Mustafá
Maimouni hubiera podido estar nunca en ese piso.
Entonces, ¿cómo aparecen allí sus huellas?
Pues muy sencillo: todas las huellas identificadas en el piso
se encontraron en una serie de libros de contenido islámico
y en una serie de documentos recogidos después del
estallido del piso. Que aparezcan en esos libros las huellas
del cuñado de El Tunecino indica, simplemente, que alguno
de esos libros pasó por las manos de ese individuo en algún
momento del pasado, antes de su detención a mediados de
2003.
Misterio explicado. Pero claro, esto nos lleva a una
conclusión que resulta preocupante: si la presencia de las
huellas de Mustafá Maimouni no implica que ese individuo
estuviera nunca en el piso, ninguna de las otras huellas
encontradas en esos libros o documentos implica
necesariamente que sus propietarios estuvieran alguna vez
en ese piso. Es decir, que el valor probatorio de esas
huellas encontradas en el piso es completamente nulo a la
hora de determinar quién estuvo o no estuvo en Leganés.
El asunto de las huellas plantea, además, otras dudas
interesantes. ¿Cómo es posible que no aparecieran huellas
de los siete terroristas muertos en otros objetos recogidos
después de la explosión? En concreto, ¿por qué no
aparecen huellas de esos terroristas en los dos subfusiles
con los que supuestamente estuvieron disparando durante
horas? ¿Utilizaron guantes? ¿Para qué?
Las autopsias
Quizá alguno de los lectores se esté preguntando a qué
viene dar tantas vueltas a si los terroristas aparecieron con
dedos, o con los pantalones puestos al revés, o con
explosivos sin detonar en la cintura. En el artículo anterior
nos preguntábamos, por ejemplo, cuántos terroristas
estaban vivos antes de que ese piso volara por los aires.
Pero ¿acaso no es absurda esa pregunta? Las cosas
deberían ser mucho más fáciles: bastaría con acudir a las
autopsias de esos terroristas para despejar cualquier duda.
El problema, sin embargo, al intentar hacerlo, es que esas
autopsias no existen: nadie hizo la autopsia a esos
presuntos terroristas muertos en Leganés. Mientras que a
las víctimas mortales del 11-M se les practicó la autopsia el
propio 11 de marzo (lo que permitió determinar que no
había terroristas suicidas entre los muertos), nadie hizo lo
propio con esos islamistas que nos dicen que se inmolaron.
Resulta curioso cómo la recolección de pruebas e informes
periciales en el 11-M ha estado supeditada desde el
principio al mantenimiento de la versión oficial. ¿No dice la
versión oficial que la mochila de Vallecas era una de las
mochilas de los trenes? Entonces, ¿para qué molestarse en
analizar los destrozos de los vagones con el fin de
determinar el tipo de explosivo?
De la misma manera, ¿no dice la versión oficial que esos
terroristas de Leganés se suicidaron en torno a las nueve
de la noche, haciéndose estallar? Entonces, ¿para qué
molestarse en hacer una autopsia con el fin de determinar
la hora de la muerte y la causa de la misma?
La despedida
Existen otros indicios que apuntarían a la hipótesis de la
inmolación de esos siete terroristas. Encontramos, por
ejemplo, una carta de despedida escrita por uno de esos
terroristas, Abdenabi Kounjaa, en la que habla a su familia
de su decisión de acometer la misión que Alá le había
encomendado. Esa carta fue enormemente aireada por
algunos medios de comunicación como "demostración" de
la determinación suicida de esos terroristas. Esa despedida
que Abdenabi Kounjaa escribe a su familia comienza así:
Para mi mujer.
Tu marido ha vivido anhelando este trabajo. Gracias a Dios
que me guió en este camino y te digo que ya no te hace
falta pensar en venir a España y agradece a Dios el estar
bien con tu familia. No te apenes de mí y asegúrate de que
tus hijos aprendan el libro de Dios y la sunna de su profeta,
hasta que te encuentres con él.
Quiero que sepas con seguridad que yo no dejé a mis hijos
por capricho mío sino por una decisión de Dios, todo
poderoso, y consulta la sura de ALTAUBA (el
arrepentimiento), el versículo "si vuestros padres fueran..."
Esta carta, escrita en árabe, es bastante larga y el lector
puede ver la última de sus hojas en la Figura 1. Fue
redactada antes de la explosión del piso de Leganés y
parecería apuntar a que aquellos siete terroristas estaban
dispuestos a la inmolación en su particular guerra
sangrienta contra la infiel España.
Sin embargo, como casi todo en el 11-M, es muy posible
que las cosas no sean lo que parecen.
Figura 1: La carta de Abdenabi Kounjaa
La firma del asesino
Para empezar, resulta peculiar el modo en que aparece esa
carta. El día 10 de mayo de 2004 (un mes después de los
sucesos de Leganés), la Policía detenía a una persona
llamada Saed El Harrak y se incautaba de las pertenencias
que dicha persona tenía depositadas en la empresa de
encofrados en la que trabajaba. Y, casualmente, en el
bolsillo lateral de una bolsa de viaje de esa persona
aparece esta carta con (según nos dicen) las huellas
dactilares y la firma de Abdenabi Kounjaa.
Sin embargo, hay algo raro en esa firma. Disponemos de
otro documento firmado por Abdenabi Kounjaa (su permiso
de residencia), que el lector puede ver en la Figura 2.
Figura 2: Ficha de Abdenabi Kounjaa
Comparemos ambas firmas. Las figuras 3 y 4 muestran las
correspondientes ampliaciones.
Figura 3: Firma de la ficha
Figura 4: Firma de la carta
Según la Policía, ambas firmas (en las que se distingue el
principio del apellido Kounjaa) corresponden a la misma
mano. Que cada uno juzgue por sí mismo, pero mi
impresión personal es que ambas firmas se parecen como
un huevo a una castaña.
De todos modos, lo verdaderamente extraño no es que las
dos firmas no sean completamente iguales. Como veremos
a continuación, lo verdaderamente extraño es justo lo
contrario: que las firmas no sean completamente
diferentes.
La gran farsa
Los árabes no sólo escriben en árabe, sino que también
firman en árabe. Cuando un marroquí como Kounjaa llega a
España, se ve forzado a inventar una nueva firma con
caracteres latinos para sus documentos oficiales, porque en
España utilizamos el alfabeto latino, pero esa persona
seguirá conservando su firma original en árabe. A partir de
ahí, esa persona utilizará su firma en caracteres latinos
para comunicarse con las personas no árabes y para todos
los documentos de carácter oficial españoles, mientras que
reservará su firma original en caracteres árabes para los
documentos oficiales de su país natal, para comunicarse
con otros árabes y, especialmente, para comunicarse con
sus familiares y amigos árabes.
Ningún árabe escribiría en árabe su carta de despedida a
su familia de Marruecos para luego firmarla en caracteres
latinos. Lo que haría sería utilizar su firma árabe original.
Especialmente en su carta de despedida a su familia.
De hecho, esa carta en árabe tiene una firma en árabe, en
la que se lee "Abdullah". ¿Quién añadió entonces la firma
latina de Abdenabi Kounjaa a esa carta escrita en árabe, y
con qué propósito? ¿Estamos ante un episodio más de ese
inmenso y chapucero teatro que es la versión oficial del 11-
M?
20: La busca
En los dos últimos capítulos hemos efectuado un primer
análisis de los sucesos de Leganés. Tendremos tiempo de
profundizar en aquellos sucesos, pero antes conviene
detenerse y efectuar una recapitulación. En concreto,
vamos a examinar la secuencia temporal que va desde los
atentados del 11-M hasta el supuesto suicidio de los
responsables el 3 de abril. Veremos, al enumerar aquellos
hechos, que nada tiene ningún sentido, a menos que de lo
que estemos hablando sea de un intento deliberado de
permitir que esos supuestos suicidas se concentraran en
aquel piso que sería su tumba.
Preguntas sin respuesta
Repasemos brevemente los hechos.
¿Por qué se interrumpen las escuchas a El Chino? El
11 de marzo se producen los atentados terroristas y al día
siguiente se ordena que se interrumpan las escuchas
telefónicas al teléfono de Jamal Ahmidan, El Chino, y de
Otman El Gnaoui, dos de los supuestos transportistas de
explosivos. Simultáneamente, se pone en marcha una
frenética búsqueda de los responsables de la masacre,
entre los cuales se encuentran precisamente esos dos
individuos. La versión oficial no explica cuáles son los
motivos de que se ordenara interrumpir esas escuchas
precisamente el 12 de marzo.
¿Por qué se busca una casa en Morata cuya
existencia se tenía forzosamente que conocer? Los
datos de llamadas de los teléfonos vinculados a la mochila
de Vallecas permiten determinar inmediatamente que hay
una serie de 7 teléfonos que se han activado en las
inmediaciones de la casa de Morata de Tajuña el 10 de
marzo, con lo que la Policía (según la versión oficial)
comienza a buscar esa casa donde presuntamente se han
montado las bombas y que estaba alquilada, precisamente,
por Jamal Ahmidan. La versión oficial no explica cómo es
posible que la Policía se dedicara a buscar una casa cuya
localización tenía que conocer perfectamente, ya que
pertenecía a un islamista radical que estaba en la cárcel
desde hacía dos años (Mohamed Needl Acaid, condenado
en el juicio contra la célula de Al Qaeda dirigida por Abu
Dahdah).
¿Por qué no se entra en la casa de Morata hasta el 26
de marzo? Vamos a suponer que las Fuerzas de Seguridad
no tuvieran conocimiento de que en Morata de Tajuña
existía una casa perteneciente a un islamista radical que
estaba en prisión. Aún aceptando eso, vemos en el sumario
que Jamal Ahmidan continúa haciendo su vida normal,
llegando incluso a celebrar el Día del Padre en Morata de
Tajuña con su familia. La Policía sólo entra en esa casa de
Morata el 26 de marzo, cuando sus ocupantes ya la han
abandonado. ¿Por qué la Policía dilata hasta el 26 de marzo
la entrada en esa casa? En el sumario constan dos datos
que permiten afirmar que la Policía tenía constancia de la
localización de esa casa por lo menos una semana antes del
26 de marzo.
El primero de esos datos son las declaraciones de dos
marroquíes a quienes la Policía intercepta en las
proximidades de la casa (en la carretera de Morata a
Titulcia) y a quienes interroga en la tarde del 17 de marzo.
El segundo de los datos es más explícito: en su declaración
del 4/6/2004 ante el juez, Emilio Suárez Trashorras cuenta
cómo le detienen el 18 de marzo, cómo le llevan a Madrid y
cómo, una vez allí, la Policía le hace conducirles a la casa
de Morata, contando incluso con apoyo de un helicóptero
para facilitar la localización. Suárez Trashorras cuenta cómo
se perdió al llevar a la Policía a la casa, lo que le obligó a
llamar a su mujer desde el propio teléfono de uno de los
policías, para que le diera unas indicaciones de cómo llegar.
Entonces, si Suárez Trashorras llevó a la Policía hasta la
casa, ¿por qué no se irrumpe en esa casa el propio 19 de
marzo, lo que hubiera permitido detener a Jamal Ahmidan
en plena fiesta familiar?
¿Por qué no se interroga inmediatamente a quienes
habían alquilado la casa a Jamal Ahmidan? A pesar de
saber desde el 26 de marzo (según la propia versión oficial)
a quién pertenecía la casa de Morata, se retrasa hasta el 28
de marzo la toma de declaración de la dueña (que es la
mujer de ese islamista radical que estaba en prisión) y de
los dos intermediarios sirios que habían participado en el
alquiler de la casa, y no se solicita hasta el 30 de marzo el
registro de los domicilios de esos dos intermediarios. El
lector recordará, de uno de los anteriores capítulos, que en
uno de esos registros se produce una quema de papeles
antes de la entrada de la Policía.
¿Por qué se retrasa el registro del piso de El
Tunecino? En el alquiler de la casa de Morata, además de
los dos sirios, participó también otro de los suicidas de
Leganés: Serhane Farket, El Tunecino. El casero de El
Tunecino ya había denunciado que éste se había ido de su
casa situada en la C/ Francisco Remiro. La Policía toma
declaración al casero el 26 de marzo y, sin embargo, no
solicita mandamiento de registro del piso de El Tunecino
hasta el 5 de abril, después de que hubiera explotado el
piso de Leganés.
Al contemplar ese extraño cúmulo de retrasos,
perfectamente documentados en el sumario, no se puede
evitar la sensación de que alguien estaba intentado ganar
tiempo, ¿verdad?
Hoy las ciencias adelantan que es una barbaridad
¿Tiene Vd. hijos en edad adolescente? En ese caso,
posiblemente se haya hecho más de una vez la pregunta,
un sábado por la noche, de dónde está su hijo, que hubiera
debido llegar a casa hace un par de horas. Usted no quiere
llamarle a su móvil, para que no le llame pesado, pero
daría su mano derecha por saber dónde se encuentra; no
porque no se fíe de su hijo, sino porque tiene miedo de lo
que le pueda pasar.
Pues esa posibilidad existe desde hace mucho tiempo. Las
operadoras telefónicas pueden localizar, gracias a un
procedimiento de triangulación y con una precisión que
depende del número de torres de telefonía existentes en
cada área, dónde se encuentra cualquier usuario de
teléfono móvil. Y precisamente porque existe una necesidad
de mercado, ofrecen ese servicio a sus clientes. No hay
más que entrar, por ejemplo, en la página de Movistar
donde se describe el servicio "Localízame" y contratarlo; a
partir de ese momento, podrá Vd. saber dónde se
encuentra cualquier teléfono de su propiedad, con una
precisión de unos pocos cientos de metros dentro de una
gran ciudad. Localizar dónde se encuentra un determinado
teléfono cuesta, con este tipo de servicio, unos 30 céntimos
de euro.
Esa tecnología de localización no sólo sirve para mejorar la
seguridad de los adolescentes: también vale para poder
localizar a personas mayores con problemas de demencia
senil, para poder controlar flotas de vehículos o equipos de
repartidores en las empresas, para que nuestra familia
sepa dónde estamos nosotros en cualquier momento... o
para que las fuerzas policiales localicen geográficamente un
teléfono sospechoso.
La Policía conocía, mucho antes de la explosión del piso de
Leganés, varios de los teléfonos usados por quienes luego
se suicidarían; por ejemplo, hay un teléfono (el
645658495) que juega un papel fundamental a la hora de
localizar el piso de Leganés, como luego veremos. Sin
embargo, en el sumario no consta ni una sola petición de
localización utilizando este procedimiento que las
operadoras telefónicas ponen a disposición de cualquiera.
¿Quiere eso decir que la Policía no utilizó esa técnica a la
que cualquiera tenemos acceso? ¿No hubiera permitido esa
información de posicionamiento conocer dónde se
encontraban los diversos sospechosos y haber evitado la
explosión del piso de Leganés? ¿Qué información de
posicionamiento obtuvo la Policía entre el 11 de marzo y el
3 de abril y con respecto a qué teléfonos?
¿Cómo llegó la Policía al piso de Leganés?
Llegamos con esto a la pregunta fundamental, la de cómo
pudo la Policía localizar ese piso que acabaría estallando.
Según el sumario, a las 18:45 del sábado 3 de abril se
recibe una llamada en el Centro Nacional de Comunicación
de la Policía informando de que se ha producido un tiroteo
en las proximidades de la estación de Zarzaquemada (en
Leganés) entre fuerzas de seguridad e individuos de origen
árabe, dándose estos últimos a la fuga en un vehículo
Renault Megane matrícula J-2106-AC y refugiándose en un
piso de la C/ Carmen Martín Gaite. Ante la posibilidad de
que esos individuos tuvieran armas, explosivos o rehenes,
se monta un dispositivo policial, incluidos helicópteros de
apoyo, avisándose al GEO, cuyos miembros llegan al lugar
a las 19:45.
En otras palabras: la Policía descubre el piso de la C/
Carmen Martín Gaite de Leganés porque localiza a unos
sospechosos en un vehículo con matrícula de Jaén y
porque, después de un tiroteo, esos sospechosos se dan a
la fuga y se refugian en el piso. Parece que está claro,
¿verdad?
Pues desgraciadamente no tanto, porque esa versión no
coincide para nada con lo que sabemos sobre los hechos de
Leganés. Las primeras unidades policiales llegan al piso
poco después de las dos de la tarde de aquel sábado 3 de
abril, con lo cual difícilmente pudo localizarse el piso gracias
a un tiroteo producido después de esa hora.
De hecho, si seguimos leyendo el sumario nos encontramos
con que la Policía ya había solicitado al juez de guardia una
orden de registro a las 17:10 de ese mismo día para el piso
de Leganés. En la justificación de esa petición de registro,
la Policía afirma que una de las tarjetas relacionadas con la
de la mochila de Vallecas había estado en comunicación con
el número telefónico 645658495, por lo que con fecha 2 de
abril (el día anterior a la explosión del piso) solicitó la
intervención de dicho número telefónico y el día 3 tuvo
conocimiento de que el usuario de dicho teléfono residía en
el piso de Leganés. Por eso se pedía la orden de registro.
Resulta un poco desconcertante, porque lo que la Policía
nos dice en este segundo documento es que se llega al piso
no porque hubiera ningún tiroteo, sino siguiendo el rastro
de las tarjetas telefónicas de los presuntos implicados. Pero
entonces, ¿por qué en el primer documento se menciona
ese tiroteo en Zarzaquemada con los ocupantes de un
vehículo?
Tercer documento: en otro informe elaborado por la
Comisaría General de Información tras la explosión del piso
de Leganés se nos cuenta con más detalle la segunda
versión. Afirma el documento que la Policía llegó al número
645658495 analizando los contactos de las tarjetas
relacionadas con la mochila de Vallecas y que, al analizar
las llamadas del número 645658495, se detectó un teléfono
que correspondía a una inmobiliaria. El día 3 de abril, en
torno a las 13:00, la Policía habla con el empleado de esa
inmobiliaria y averigua que unos magrebíes habían
alquilado un piso en la C/ Carmen Martín Gaite el 8 de
marzo. A las 14:15 se presentaron los funcionarios
policiales en el piso, comprobando que estaba habitado. Los
funcionarios bajaron a la calle y poco después vieron salir a
una persona (Abdelmahid Bouchar) que iba a tirar la
basura; según el informe, al percatarse de la presencia
policial, esa persona se dio a la fuga y no pudo ser
capturado a pesar de ser perseguido "tanto a pie como en
vehículo".
Bueno, esto explica cómo llegó la Policía al piso a partir del
número de teléfono 645658495. Pero la explicación, lejos
de disipar nuestras dudas, lo que hace es acrecentarlas, por
tres motivos distintos:
1. En primer lugar, la historia de la fuga de un presunto
terrorista a la carrera resulta bastante extraña. Dice el
informe policial que el terrorista fue perseguido "tanto a pie
como en vehículo". ¿Corría ese terrorista más que los
vehículos policiales? ¿A nadie se le ocurrió darle el alto y
usar las armas reglamentarias?
2. En segundo lugar, si la Policía llegó al piso de
Leganés gracias al teléfono 645658495, ¿por qué se tarda
tanto en llegar al piso? En el sumario consta que la Policía
sabía de la importancia de ese teléfono desde al menos el
20 de marzo, porque de esa fecha es la declaración de un
testigo al que la Policía pregunta por ese teléfono.
Entonces, ¿por qué no se solicita al juez la intervención de
ese teléfono hasta el 2 de abril? Y, sobre todo, ¿por qué no
se solicita a la operadora telefónica los datos de
posicionamiento del usuario de ese teléfono?
3. Finalmente, esta versión sigue sin explicar qué pasa
con ese vehículo que se dio a la fuga después de un tiroteo
con la Policía. ¿Hubo o no hubo un tiroteo previo a la
llegada de la Policía al piso? ¿Por qué recoge el sumario dos
versiones distintas de la forma en que se llega al piso?
Esta es, precisamente, la pregunta que terminaría
haciéndose el juez Del Olmo un año después de la masacre,
al tratar de ordenar los distintos cabos sueltos del caso. El
día 16 de marzo de 2005, Del Olmo solicitaba a la Policía,
entre otras cosas, que le aclarara si había habido o no
tiroteo antes de la llegada al piso.
La Comisaría General de Información de la Policía respondió
al juez Del Olmo mediante un escrito de fecha 6 de abril de
2005, pero el escrito era tan vago e impreciso que Del
Olmo volvió a solicitar, en sendos oficios de fecha 5 y 9 de
mayo de 2005, que se clarificara el tema y que se le
remitieran las correspondientes grabaciones que pudieran
existir del centro de control de la Policía donde constara el
asunto del tiroteo con los árabes del coche, con el fin de
verificar quién había hablado de ese presunto tiroteo y qué
información había proporcionado.
La Policía respondió unos días después, el 20 de mayo, a
esa petición de entrega de las cintas efectuada por el juez
Del Olmo. Estoy seguro de que el lector se imagina ya cuál
fue la respuesta:
"Dando cumplimiento a lo solicitado por ese Juzgado...
respecto a los hechos ocurridos en la localidad de Leganés
los días 3 y 4 de abril del pasado año, se participa que,
dado el tiempo transcurrido, ya no se conservan las cintas
de grabación de dicho suceso."
¡Qué cosas pide el juez Del Olmo! ¿Acaso a alguien sensato
puede pasársele por la cabeza guardar todo un año unas
cintas del Centro de Control de la Policía relativas a la
mayor masacre terrorista sufrida por nuestro país? ¡De
ninguna manera! ¡Con lo caro que está el material fungible!
El día 14 de marzo de 2004, unas elecciones generales
dieron el triunfo a José Luis Rodríguez Zapatero, un día
después de que los manifestantes se concentraran ante las
sedes del PP al grito de "¡Queremos saber!". Pues bien,
¿sería mucho pedir que el Gobierno nos informara de qué
otros datos relativos al 11-M han sido destruidos? Más que
nada, por saber.
21. Déjà vu
Dejemos por el momento los sucesos de Leganés.
Volveremos a ellos, pero ahora tenemos que echar la vista
atrás y analizar algunos aspectos del sumario relacionados
con Jamal Zougham, el "culpable oficial" del 11-M.
Ya señalamos, en un capítulo anterior, los múltiples indicios
que apuntan a que Jamal Zougham fue utilizado en su
momento como cabeza de turco para dar la vuelta a un
resultado electoral. También indicamos allí que sólo hay un
dato que parezca incriminar a Zougham en la masacre: los
reconocimientos oculares de tres testigos de los trenes,
reconocimientos que ya dijimos que nos parecían viciados,
por cuanto que fueron hechos después de que los medios
de comunicación airearan profusamente la fotografía de
Zougham, señalándole como culpable de los atentados.
En este capítulo, invito al lector a que me acompañe en un
recorrido por el mundo de los reconocimientos oculares.
Será un recorrido muy interesante. Veremos hasta qué
punto es verdad que los testigos de los trenes incriminan a
Zougham y lo sólidas que resultan las razones para
mantener en la cárcel al único autor material de la masacre
presuntamente identificado.
EL TREN DE ATOCHA
Sólo dos de los tres testigos que identificaron en los trenes
a Zougham son testigos protegidos. De todos modos,
preservaremos sus identidades y vamos a referirnos a ellos
llamándolos Testigo A, Testigo B y Testigo C.
El Testigo A declaró ante la Policía a las 20:40 del mismo
11 de marzo, y describe cómo vio a un individuo
sospechoso en el tren que terminó estallando en Atocha:
A las siete y dos minutos se encontraba en la estación de
Alcalá de Henares para trasladarse a Madrid. A esta hora
tomó el tren cercanías con dirección Madrid-Atocha,
concretamente el primer vagón del convoy, cuarto asiento
de la izquierda, sentido Madrid.
Mientras el tren circulaba entre Torrejón y San Fernando de
Henares, observó cómo un individuo se acercaba hacia la
posición del testigo portando una bolsa nueva de deportes,
con asas de grandes dimensiones (90 cm
aproximadamente), color azul marino con una banda
estrecha azul claro.
El individuo la portaba en las manos con suavidad, a modo
de "bandeja", depositándola sobre la repisa superior de las
otras filas de asientos (derecha, según sentido de la
marcha), enfrente del testigo. Acto seguido, esta persona
se retiró hacia la zona de las puertas, quedándose allí de
pie. Esto es una forma anormal de dejar las cosas, debido a
que en este tipo de trayectos, la gente deja la bolsa en el
suelo cerca de uno mismo, con el fin de evitar hurtos.
Las características físicas del individuo mencionado eran:
1,85-1,90 de altura, de unos 25-30 años de edad,
complexión fuerte, pelo no demasiado corto moreno y
flequillo ondulado hacia la derecha, tez blanca "curtida" por
el sol y con barba de una semana. Vestía un chaquetón de
nylon azul oscuro brillante.
El testigo perdió de vista al hombre descrito durante el
resto del viaje, aunque sí puede precisar que la bolsa azul
mencionada continuaba en el lugar depositado cuando se
apeó en la estación de Atocha.
A este testigo no se le enseñó ninguna fotografía el propio
11 de marzo (o al menos no consta en el sumario). Ante el
juez, al serle presentado un juego de fotografías, reconoce
a Zougham con dudas. Dice que la persona que él vio tenía
el pelo ondulado, abundante y hacia un lado. Dice que no
pudo ver bien el cuello y parte de la cara, que vio a esa
persona de perfil. Dice, además, que perdió de vista en
Coslada al individuo que estaba de pie junto a la puerta,
porque entró mucha gente en el vagón.
EL TREN DE EL POZO
El Testigo B declaró ante la Policía a las 13:10 del 12 de
marzo:
Sobre las siete horas y cinco minutos del día de ayer, llegó
a la estación de tren de cercanías de Renfe de Alcalá de
Henares. Tras esperar unos cinco minutos, llegó a la
estación un convoy procedente de Guadalajara y con
destino Alcobendas-San Sebastián de los Reyes. El testigo
se introdujo en el vagón que estaba situado
aproximadamente en el centro del convoy, el cual consta
de dos plantas.
El testigo se ubicó en el piso bajo del vagón,
aproximadamente en la zona central, justo en el lado
derecho según el sentido de la marcha y sentado junto a la
ventana. En ese momento los asientos que había a su
alrededor se encontraban vacíos y el testigo aprovechó
para recostarse pegado a la ventana y cerrar los ojos para
descansar.
Tras breves instantes, sintió como alguien le empujaba
desde el lado izquierdo, y al abrir los ojos para mirar pudo
observar cómo un individuo se encontraba sentado junto a
él e intentaba introducir una bolsa de deportes de color
azul oscuro justo debajo del asiento que había enfrente del
desconocido.
Las características de la bolsa de deportes eran: azul
oscuro, de unos cincuenta centímetros de longitud y unos
treinta de altura, con asas y dando la sensación de albergar
contenido no muy pesado, aproximadamente 10 o 15 kilos.
El desconocido, tras introducir la bolsa debajo del asiento,
se colocó en posición agachada con la cabeza entre las
manos y mirando hacia el suelo, como descansando, lo cual
extrañó bastante al testigo. Es por eso por lo que no pudo
observar el rostro de esta persona. Entonces el testigo
adoptó la misma postura de descanso junto a la ventana,
cerrando los ojos.
Las características físicas del varón mencionado eran: pelo
rizado moreno no muy corto, complexión normal, de tez
oscura, dando la sensación al testigo de ser gitano o árabe,
vistiendo una chaqueta de color marrón no muy claro, sin
que pueda precisar la edad, aunque la sensación que
obtuvo es que era un hombre joven. Como dato
característico, el testigo pudo observar que el desconocido
portaba una férula de escayola en la nariz, como si
estuviera lesionado.
El testigo nuevamente quiere hacer constar que el
desconocido tenía rasgos gitanos o árabes, descartando
con toda seguridad que pudiera ser de origen
sudamericano o de los países del Este.
Tras los hechos relatados, el testigo recuerda que el
desconocido se apeó del tren en la estación de Torrejón o
San Fernando, aunque sí pudo observar que una vez que
el desconocido abandonó el tren, la bolsa de deportes
seguía en el lugar donde había sido depositada, incluso
cuando se apeó el testigo en la estación de Vicálvaro.
Tras caminar con dirección a su trabajo, y abandonar la
estación de Vícálvaro, el testigo pudo escuchar una
explosión que provenía de la zona de la estación de Santa
Eugenia, sin darle mayor importancia. Cuando por fin llegó
a su trabajo y se introdujo en un vestuario, pudo sentir
como las paredes del mismo se movían bruscamente, sin
motivo aparente.
A este testigo tampoco se le enseñaron fotografías el propio
12 de marzo. Sin embargo, tres días más tarde, el 15 de
marzo, cuando ya Zougham ha sido detenido y su foto
aireada en los medios de comunicación, le llaman de nuevo
a declarar para presentarle una serie de fotografías
correspondientes a 9 individuos, cinco de los cuales eran
los cinco detenidos del 13-M. En esa declaración, se recoge
que el testigo reconoce "sin ningún género de dudas" a
Zougham como esa persona que intentaba introducir una
bolsa de deportes bajo el asiento.
EL TREN DE SANTA EUGENIA
La declaración del Testigo C ante la Policía se produce el 16
de marzo, con Zougham ya detenido.
El día once, se dirigió a la estación de tren de Alcalá de
Henares, con el fin de ir a su trabajo, tomando para ello el
tren que parte de Alcalá de Henares a las 07:15 horas.
Se introdujo en el segundo o tercer vagón del convoy
(donde explosionó un artefacto) y comprobó que había
poca gente a esas horas. Se subió en la parte derecha del
vagón, últimos asientos mirando hacia el sentido de la
marcha, exactamente en el lado del pasillo.
En la estación de Torrejón de Ardoz observó que. entre
otras personas, se introdujeron en el tren dos hombres
hablando en árabe, portando uno de ellos una mochila muy
grande de color negra. Entonces, ambos sujetos
mantuvieron una breve conversación en idioma árabe y se
separaron, sentándose uno de ellos (en adelante,
INDIVIDUO N° 1) justo delante del testigo, dándole la
espalda.
El otro individuo (Nº 2) que portaba la gran mochila, se
sentó en otro lugar más cerca de la puerta, en unos
asientos abatibles laterales del lado izquierdo según el
sentido de la marcha, junto a una papelera.
El testigo quedó extrañado al comprobar que ambos
individuos se separaron, pudiendo haberse sentado juntos,
debido a que junto al INDIVIDUO Nº2 había dos asientos
libres.
Además, el testigo recuerda que el INDIVIDUO Nº1, cuando
se dispuso a sentarse, se quitó la chaqueta y giró sobre si
mismo observando el resto del vagón, y emitió una tos
anormal, que le dio la sensación de que podía ser algún
tipo de contraseña. Tras esto, muchos pasajeros
observaron curiosos la actitud de este individuo.
Las características físicas de ambos hombres eran:
INDIVIDUO 1: 1,70 de altura aproximadamente,
complexión normal, pelo moreno corto y rizado, con barba
bien cortada por toda la cara, bastante moreno de piel y
con rasgos árabes, posiblemente de marroquí, por el
conjunto de su aspecto. Que vestía una cazadora de cuero
de color marrón, y un jersey marrón claro con rayas
horizontales de color blanco debajo, sin poder precisar el
tipo y color de pantalones.
INDIVIDUO 2: 1,80 aproximadamente, complexión normal,
pelo despeinado, moreno, largo hasta los hombros y liso,
con cara alargada y gran nariz, con piel morena, con rasgos
del tipo de un gitano o un indio. Que vestía un tres cuartos
de color negro y pantalones vaqueros. Este portaba una
gran mochila de color negro, la cual se encontraba bastante
llena y con cierto peso. Era una mochila que, pudiendo
llevarse a la espalda, el desconocido la llevaba en la
mano.
El INDIVIDUO 2, en el momento de sentarse, colocó la
mochila que portaba junto a su pie izquierdo, al lado de la
papelera.
El testigo no pudo seguir observando a los desconocidos,
debido a que entró bastante gente en el vagón con
posterioridad, hasta que finalmente, en la Estación de
Santa Eugenia, tras la parada del tren, y cuando comenzó
la marcha, a unos 20 metros recorridos, sintió una fuerte
explosión que provocó el caos en el interior del vagón.
Se entiende que, cuando el testigo dice que se subió en el
vagón segundo o tercero, está contando a partir del final
del tren, porque en Santa Eugenia sólo estalló el vagón 4,
que es el tercero empezando por el final. A este testigo, de
nacionalidad rumana, se le enseñaron después de su
declaración exactamente 9 fotografías, las cinco primeras
de las cuales correspondían a los cinco detenidos del 13-M.
El testigo no pudo reconocer a nadie que se correspondiera
con el INDIVIDUO 1 del que había hablado, pero reconoció
sin ningún género de dudas a Jamal Zougham como el
INDIVIDUO 2 de su declaración.
Un análisis temporal
Como vemos, el Testigo A viajaba en el tren que estalló en
Atocha, el Testigo B en el de El Pozo (el único que tenía dos
pisos) y el Testigo C en el de Santa Eugenia. Recordemos
que la secuencia con que habían salido los trenes de Alcalá
es: Atocha, Téllez, El Pozo, Santa Eugenia.
Lo primero que observamos es que la declaración del
Testigo A es incompatible con la de los testigos B y C,
porque el Testigo A vio a un individuo en su tren entre las
estaciones de Torrejón y San Fernando de Henares y es
imposible que ese mismo individuo subiera en Alcalá (como
declara el Testigo B) al tren de El Pozo, que venía detrás.
Igual que es imposible que subiera en Torrejón (como
declara el testigo C) al tren Santa Eugenia, que también
venía detrás del de Atocha.
Sin embargo, las declaraciones de los testigos B y C sí son
compatibles entre sí, porque podría ser que el individuo
visto por el Testigo B subiera en Alcalá al tren de El Pozo,
bajara en Torrejón y subiera después en esa estación al
tren que explotó en Santa Eugenia. Teniendo en cuenta
esta incompatibilidad horaria, y teniendo en cuenta también
que el Testigo A sólo pudo reconocer a Zougham con
dudas, quedémonos con los testigos B y C, que es lo que
hicieron tanto la Policía como el juez.
El diablo está en los detalles
Sin embargo, al analizar los detalles de las declaraciones de
los Testigos B y C, se pueden detectar fácilmente las
contradicciones. Los dos testigos dicen que vieron un
hombre de tez oscura ("gitano o árabe", dice uno; "gitano o
indio" dice el otro); sin embargo, Zougham no tiene la tez
excesivamente oscura, o al menos no tanto como para que
hubiera llamado la atención de los dos testigos de esa
manera.
De todos modos, admitamos que la tez de Zougham pueda
calificarse como oscura. Aún así, existen tres
contradicciones flagrantes:
· el Testigo B dice que el hombre que él vio tenía el pelo
"rizado, moreno, no muy corto", mientras que el
Testigo C dice que el INDIVIDUO 2 (Zougham) tenía el
pelo "despeinado, moreno, largo hasta los hombros y
liso".
· según el Testigo B, Zougham vestía "una chaqueta de
color marrón no muy claro", mientras que el Testigo C
vio a Zougham con un tres cuartos de color negro y
pantalones vaqueros.
· todavía más extraño: según el Testigo B, el individuo
que él vio llevaba una escayola en la nariz, cosa que el
Testigo C no detectó.
En consecuencia, si damos por buenas las declaraciones de
los dos testigos, ¿cuál sería el relato de los hechos?
¿Qué tal suena algo como "Zougham sube al tren de El
Pozo en Alcalá con una escayola en la nariz, una chaqueta
marrón y su pelo rizado natural, deja una bolsa de deportes
debajo del asiento, se baja en Torrejón, se quita la escayola
de la nariz, se pone una peluca que le llega hasta los
hombros, cambia la chaqueta marrón por un tres-cuartos
negro, coge una mochila que algún compinche le tuviera
preparada en esa estación de Torrejón, sube al tren de
Santa Eugenia junto con ese compinche, deposita la
mochila junto a una puerta y se baja en una estación
posterior"?
¿Le parece absurdo ese relato de los hechos? A mi también.
Resulta muy difícil que Zougham fuera esas dos personas
que esos dos testigos vieron en los trenes. Como mucho,
podría ser una o la otra. El hecho de que ambos
reconocimientos sean compatibles desde el punto de vista
temporal no implica que sean compatibles desde otros
puntos de vista. Aquellos dos testigos vieron, muy
probablemente, a dos personas distintas.
Hay otros detalles que permiten poner en cuestión tanto
una declaración como la otra. Por ejemplo, el Testigo B
reconoce que "no pudo observar el rostro" del sospechoso,
porque sólo lo vio de perfil; sin embargo, cuando se le
enseñan las fotografías dice que le reconoce "sin ningún
género de dudas". Por su parte, el Testigo C describe a la
persona que vio como alguien "con cara alargada y gran
nariz". La nariz de Zougham no es pequeña, pero calificar
su cara de alargada resulta muy difícil.
Pero, por si faltaba algo para poner en duda la versión del
Testigo C, existe otra contradicción directa con los hechos,
y es que en el tren de Santa Eugenia no explotó ninguna
bomba situada en el suelo junto a la puerta (que es donde
el Testigo C vio a "Zougham" depositar su mochila), sino
que la bomba de Santa Eugenia estaba colocada en un
altillo portaequipajes. Resulta enormemente dudoso que
aquella persona que vio el Testigo C fuera un terrorista, por
mucho que a él le llamara la atención esa persona.
Las ruedas de reconocimiento
El día 25 de marzo, el juez Del Olmo ordenaba que los dos
testigos B y C realizaran una rueda de reconocimiento, para
ver si ratificaban la identificación de Zougham. En su orden,
el juez Del Olmo indicaba expresamente que la rueda se
compusiera con el acusado y otras 6 personas "de
características físicas semejantes".
Pues bien, al día siguiente se realizaban, en efecto, esas
ruedas, en las que cada testigo se enfrentó con 7 personas.
De esos siete individuos entre los que el testigo tenía que
elegir, el único "moro" era... Jamal Zougham. Ambos
testigos identificaron a Zougham sin problemas, claro,
aunque aún así el Testigo C dijo que cuando él lo vio, "tenía
el pelo más liso".
¿Estaban mintiendo esos testigos? ¿Acaso no habían
visto a Zougham? ¡Por supuesto que le habían visto! Le
habían visto numerosísimas veces antes de esas ruedas de
reconocimiento. ¿Hay algún español que no conozca la cara
de Zougham o que no le haya visto centenares de veces en
los medios de comunicación? Pero donde dudo mucho que
le hubieran visto es en los trenes.
¿Me calificarán de exagerado si digo que la validez de esos
reconocimientos y de esos testimonios durará 10 minutos el
día en que se celebre el juicio? ¿Qué pasará entonces,
cuando el único acusado de ser autor material quede en
libertad?
Resulta enormemente preocupante que un posible inocente
esté acusado de 192 crímenes que no ha cometido. Pero
hay algo todavía más preocupante: que se pueda estar
utilizando a un inocente para evitar que se castigue a los
verdaderos culpables de esos crímenes.
22. Voces autorizadas
El 25 de septiembre de 2005, el periódico El País publicaba
una noticia que ilustra a la perfección los intentos
de confundir al juez Del Olmo a lo largo de la instrucción
del sumario del 11-M. La noticia decía lo siguiente:
· "Un informe del equipo legal del 11-S liga la red de Al
Zarqawi con detenidos del 11-M. Un informe incluido
en el sumario del 11-M revela los vínculos entre el
grupo de Abu Musab Al Zarqawi, el hombre que
aterroriza Irak, con algunos de los detenidos en
España por los atentados de Madrid. El dossier fue
reclamado por el juez Juan del Olmo a Jean-Charles
Brisard, cuyo equipo legal ha demandado, en
representación de 5.600 víctimas del 11-S, a varias
empresas saudíes por financiar a Al Qaeda. El texto
relaciona con la red de Al Zarqawi a Jamal Zougam, a
su hermanastro Mohamed Chaoui, al huido Amer el
Azizi, a Said Chedadi y, también, a Abu Dahdah".
El informe
Jean-Charles Brisard es, en efecto, un experto en
cuestiones de terrorismo internacional. Una persona de
prestigio que ha elaborado algunos conocidos informes para
la ONU sobre las redes de financiación de Al Qaeda. Esos
informes, en los que desvela las conexiones de ciertos
financieros saudíes con las redes terroristas islámicas, le
han valido diversas querellas, cuyo resultado ha sido
positivo para Jean Charles Brisard en algunos casos y
negativo en otros, dependiendo de la legislación concreta
vigente en cada uno de los países donde las querellas se
presentaron. En cualquier caso, nadie le discute su
condición de experto, ni tampoco su valentía al adentrarse
en un terreno extremadamente peligroso. Es una verdadera
voz autorizada en lo que a Al Qaeda se refiere.
Jean-Charles Brisard tiene una empresa de consultoría en
Suiza, JCB Consulting, que juega un sorprendente (y no
muy brillante) papel en el sumario del 11-M. El 2 de abril
de 2004, JCB Consulting enviaba por fax un peculiar
informe al juez Juan Del Olmo sobre Abu Musab al Zarqawi,
uno de los presuntos dirigentes del terrorismo de Al Qaeda
en Irak; ese informe se incorporaría al sumario un mes
después, en mayo de 2004 (luego veremos con qué
resultado).
El informe, que tiene 40 páginas, está escrito en inglés y
consta de dos partes: un relato sobre el pasado y las
actividades de Al Zarqawi y una serie de transparencias de
soporte que ilustran y complementan esa información. Ese
informe contiene diversos datos sobre Abu Musab Al
Zarqawi y su red terrorista. pero lo primero que uno se
pregunta al leerlo es: ¿por qué manda JCB Consulting
semejante informe al juez Del Olmo? ¿Qué tiene que ver
con el 11-M ese informe sobre Al Zarqawi?
La respuesta a la primera pregunta es sencilla. JCB
Consulting mantiene, como nos confirmó telefónicamente
un empleado de dicha empresa, unas excelentes
relaciones con el juez Garzón, con quien intercambia
frecuentemente información acerca de las redes terroristas
islámicas. En el informe, de hecho, se ilustran con datos
extraídos de sumarios instruidos por Baltasar Garzón varias
de esas supuestas conexiones de las redes terroristas. De
modo que el enviar ese informe al juez Del Olmo no tenía
otro objeto, según la persona de JCB Consulting que nos
atendió telefónicamente, que ayudar al esclarecimiento de
los hechos del 11-M, en justa correspondencia por la ayuda
prestada por Garzón en otras ocasiones, a la hora de
recabar información sobre el entramado de Al Qaeda. Ni el
juez Del Olmo había solicitado ese informe, ni JCB
Consulting había sido contratada por nadie para elaborarlo.
Objetivo: Jamal Zougham
La respuesta a la segunda pregunta (¿qué tiene que ver
con el 11-M ese informe sobre Al Zarqawi?) la daba El País
en la noticia a la que antes hacíamos referencia: el informe
enviado por JCB Consulting al juez Del Olmo pretende
relacionar, en efecto, a Al Zarqawi con dos de los detenidos
del 13-M, Jamal Zougham y Mohamed Chaoui, aunque esa
pretensión no resulta muy exitosa, como vamos a ver.
De las 40 páginas del informe, sólo dos tienen relación con
el 11-M y en ellas se dice, en efecto, que Jamal Zougham y
Mohamed Chaoui están conectados con el jefe de Al Qaeda
en España, Abu Dahdah, que a su vez tiene contactos con
Al Zarqawi. El informe no proporciona ninguna prueba de
esa relación, limitándose a apuntar que existieron en el
pasado contactos entre Jamal Zougham y Abu Dahdah,
contactos que, como ya sabemos, motivaron que Jamal
Zougham declarara hace unos meses como testigo (no
como acusado) en el juicio contra Abu Dahdah.
Junto a esa imputación gratuita contra Zougham, las dos
páginas del informe dedicadas al 11-M contienen una
sorprendente acumulación de vaciedades, generalidades y
errores. Entre otras cosas, el informe de JCB Consulting
habla de que hay un marroquí llamado Mustafá Barkani
detenido por la Policía española por su relación con el 11-
M; sin embargo, en el sumario del 11-M no aparece ningún
implicado con ese nombre. El informe dice también que
Amer El Azizi, terrorista supuestamente ligado a Al Qaeda,
está detenido por la Policía española desde 2002; sin
embargo, lo cierto es que Amer El Azizi se encuentra en
busca y captura y se ignora actualmente su paradero.
Resulta sorprendente que un experto internacional en
cuestiones de terrorismo islámico envíe un informe con
errores tan garrafales. Pero más sorprendente resulta el
hecho en sí de que se envíe un completo informe de 40
páginas para, al final, extraer una sola conclusión: que
Jamal Zougham, el culpable oficial del 11-M, está
relacionado con Al Qaeda. Conclusión para la que, por
otra parte, el informe no aporta un solo argumento útil.
Hasta tal punto es absurdo el informe, que el juez Del Olmo
ordenó, con muy buen criterio, que ni siquiera se incorporar
al sumario una traducción del mismo, por considerar que
los datos contenidos en el informe no guardaban ninguna
relación con el 11-M.
Como vemos, la noticia publicada en El País contenía dos
errores graves.
· El primero, decir que ese informe había sido
encargado por el juez Del Olmo. No es cierto: el juez
Del Olmo no sólo no encargó ese informe, sino que,
después de estudiarlo, lo desestimó por considerarlo
irrelevante.
· El segundo error es más sutil: en la noticia de El País
se afirmaba que el informe relaciona a Al Zarqawi con
Jamal Zougham. Esa aseveración no es
completamente cierta: en el informe se afirma que
existe esa relación, sí, pero sin aportar ni un solo dato,
prueba o argumento mínimamente serio. Por eso el
juez Del Olmo ordenó que ni siquiera fuera traducido
para incorporarlo al sumario.
¿Trataba El País de intoxicar a la opinión pública, en un
intento más de culpabilizar a la cabeza de turco oficial del
11-M, Jamal Zougham? Posiblemente no. Posiblemente el
periodista de El País que firmaba la noticia es uno más de
los intoxicados por esas fuentes policiales que han tratado
de convencer durante dos años a todos los medios de
comunicación de lo malo que es Jamal Zougham, volcando
sobre él todo tipo de basura.
¿De dónde salió ese informe?
Como ya hemos dicho, resulta sorprendente que un experto
internacional como Jean-Charles Brisard emita un informe
con errores de bulto como los que contiene el que recibió el
juez Del Olmo. Tan sorprendente resulta, que no se puede
evitar la sensación de que hay gato encerrado.
Un análisis más detallado del texto del informe nos revela,
precisamente, cuál puede ser ese gato: en realidad, resulta
muy dudoso que ese informe fuera redactado por Jean-
Charles Brisard.
Al leer el texto en inglés del informe, lo primero que
llama la atención es la estructura gramatical de las frases.
Nosotros, los españoles, tenemos la sensación de que los
ingleses "escriben las frases al revés"; sin embargo, en el
informe de JCB Consulting, redactado en inglés, la
estructura de las frases es sorprendentemente española y
directa. Tanto es así, que uno puede coger determinadas
partes del informe y traducirlas de corrido en voz alta, sin
detenerse a pensar cómo construir la frase en español.
Pero, además, es que el informe está plagado de términos
ingleses absurdos que son traducción literal de expresiones
españolas, un poco al estilo del famoso libro "From lost to
the river". Así, por ejemplo, "few time after...", que parece
la traducción literal de "poco tiempo después..." (que en
inglés se diría "shortly after"). O también "Spanish Police
found a visit card of...", traducción literal de la frase "La
Policía española encontró una tarjeta de visita de..."
(tarjeta de visita se dice en inglés "business card", no "visit
card").
Por otro lado, algunas otras partes del informe están
literalmente extraídas (sin modificación ninguna) de
páginas web americanas que cualquiera puede consultar.
¿Nos encontramos, entonces, ante un mero refrito de
información a la que alguien añadió algunos párrafos,
bastante mal redactados, con los que relacionar a
Zougham con Al Qaeda? Teniendo en cuenta el excelente
inglés que Jean-Charles Brisard utiliza en sus informes a la
ONU, resulta muy dudoso que fuera él quien redactara el
informe recibido por Del Olmo.
¿Lo redactó, quizá, algún subordinado suyo francófono, que
podría haber cometido el mismo tipo de errores de
traducción que un español? Podría ser, pero, dejando
aparte los errores "lingüísticos", Jean-Charles Brisard
dispone del suficiente material sobre Al Zarqawi bien
redactado en inglés como para que ese subordinado no
hubiera tenido que cortar y pegar trozos de páginas web.
Pero la confirmación de que alguien debió de pedir desde
España a Jean-Charles Brisard que le hiciera el favor de
enviar ese informe al juez Del Olmo la tenemos gracias a
unas declaraciones del propio Brisard difundidas el 26 de
marzo de 2004 por Associated Press. En esas
declaraciones, Brisard afirmaba que "miembros de la Policía
española le habían dicho que algunos sospechosos de los
atentados del 11-M estaban en contacto con Al Zarqawi
sólo uno o dos meses antes de los atentados".
Es decir, Brisard declara el 26 de marzo de 2004 que la
Policía española le ha informado de esa conexión del 11-M
con Al Zarqawi y una semana después le envía un informe
al juez Del Olmo para ponerle al corriente. Si la Policía
española era consciente de esa conexión, ¿qué necesidad
veía Brisard de informar de ella a Del Olmo? ¿Es que tenía
algún motivo para suponer que la Policía española le
transmitía esa información a él, pero no al juez del caso?
Apuntes nostálgicos
Los menos jóvenes de los lectores recordarán
perfectamente otro episodio igualmente peregrino que tuvo
lugar siendo ministro de Justicia e Interior el inefable Juan
Alberto Belloch, en tiempos de Felipe González. Tras unas
arduas e inexplicadas negociaciones con el ex-director de la
Guardia Civil Luis Roldán, que se había supuestamente
fugado de España, el ministro Belloch compareció ante los
medios para anunciar a bombo y platillo que Luis Roldán
había sido detenido en Laos. Como demostración, el
ministro exhibió un fax supuestamente enviado desde Laos,
en francés, por un tal capitán Khan.
La superchería fue descubierta por Víctor de la Serna, del
periódico El Mundo, que habla francés a la perfección y
puso de manifiesto cómo aquel fax aparentemente recibido
desde Laos estaba plagado de expresiones macarrónicas
que sólo podría haber escrito un español que estuviera
traduciendo literalmente al francés. El ministro quedó en
evidencia hasta tal punto que su nombre ya ha quedado
indefectiblemente ligado al de ese inexistente y
esperpéntico capitán Khan.
Al analizar el episodio de JCB Consulting, uno no puede
evitar la sensación de estar volviendo atrás en el tiempo.
¿Quién redactó en realidad ese refrito infumable en un
inglés macarrónico? ¿Envió alguien desde España ese
informe a JCB Consulting para que esa empresa se lo
reenviara al juez Del Olmo, como si fuera de cosecha
propia? ¿Por qué podría alguien tener interés en que un
experto internacional hiciera llegar al juez Del Olmo un
informe "avalando" la conexión de Jamal Zougham con Al
Qaeda? ¿Quiso alguien recurrir a la "voz autorizada" de ese
experto internacional para tratar de apuntalar unas
acusaciones contra Zougham que no se sostenían por
ninguna parte?
Aunque no son las únicas preguntas que suscita la lectura
del informe. ¿Es casualidad que JCB Consulting enviara el
informe precisamente el 2 de abril, el día anterior a la
explosión del piso de Leganés? ¿O ese informe era una
pieza más de esa puesta en escena en la que tan digno
papel jugaron el esperpéntico atentado contra las vías del
AVE o el esperpéntico fax amenazante enviado al periódico
ABC el mismo 3 de abril?
Ante todo, que quede claro que no creo en absoluto que
Jean-Charles Brisard tenga ninguna responsabilidad en el
asunto. Creo, simplemente, que le metieron un gol, igual
que pretendían metérselo al juez Del Olmo y a todos los
españoles. ¿Quién fue el responsable del tiro a puerta? No
tengo ni idea, pero algunos equipos parecen mostrar, año
tras año, los mismos vicios de juego, no importa cuánto
tiempo pase.
¡Bienvenido de nuevo, capitán Khan!
23. Brigada de limpieza
Los vecinos de Leganés recuerdan al menos dos
intervenciones policiales en aquel piso maldito de la C/
Carmen Martín Gaite 40. Muchos meses antes del estallido
del piso se produjo una operación de incautación de 200 kg
de droga por parte de la Guardia Civil. Los vecinos no
recuerdan muy bien a la familia que vivía por aquel
entonces en el piso, sólo saben que eran sudamericanos.
Posteriormente, entraría a vivir en ese piso una familia
colombiana que luego se mudaría a otro piso del portal
contiguo, el del número 38 de la misma calle. Tras esa
familia, pasó a ocupar el piso un grupo de chicos
colombianos.
Poco es lo que sabemos de estos inquilinos inmediatamente
anteriores a los suicidas de Leganés. Sólo que uno de ellos,
de nombre Fernando B.P. era un colombiano nacionalizado
marroquí, como el propio sumario recoge.
A mediados de febrero de 2004 tendría lugar la segunda
operación policial que los vecinos recuerdan. Policías
armados se presentaron a detener a ese grupo de
colombianos, pero éstos habían volado, dejándose allí todas
sus pertenencias.
Al quedar vacío el piso, la persona encargada de la limpieza
de aquellos bloques, de origen ucraniano, intentó alquilar la
vivienda, pero la contestación que le dieron es que ya
estaba alquilada, como consta en su declaración ante el
juez. Sin embargo, lo cierto es que esa casa no estaba
alquilada todavía.
A primeros de marzo, apareció en la casa un grupo de tres
personas para realizar reformas y pintar el piso.
Estaban todavía pintando el 8 de marzo cuando un
marroquí llamado Mohamed Belhadj se presenta en una
inmobiliaria de la zona, sita en la Avenida de los Derechos
Humanos nº 20 de Leganés, y solicita un piso en alquiler. El
propietario de la inmobiliaria acompañó a Belhadj a ver el
piso de la C/ Carmen Martín Gaite y, como le pareció
adecuado al potencial inquilino, fueron juntos a la asesoría
GEINSA, donde formalizaron el contrato entre Belhadj y el
dueño del piso, Lorenzo Carrasco Moreno. El contrato,
firmado por el dueño del piso y por Mohamed Belhadj,
consta en el sumario: tiene una duración de cinco años y se
realizó por un importe de 600 euros mensuales.
Aquel piso fue, por tanto, alquilado el 8 de marzo, tres días
antes de los atentados de Madrid. Sin embargo, los vecinos
no recuerdan que nadie entrara en la casa hasta muchos
días después, aproximadamente en torno al 18 o 19 de
marzo.
Los únicos que vieron a los suicidas de Leganés fueron los
vecinos que compartían rellano con ellos, que pudieron
reconocer (aunque con alguna contradicción menor) a 6 de
los 7 en su declaración ante la Policía (el único al que no
pudieron reconocer fue a Allekema Lamari). Esos vecinos
recuerdan también que vieron a El Tunecino con un niño de
diez años. Sin embargo, de ese niño no aparece en el
sumario rastro alguno (salvo las propias declaraciones de
esos vecinos).
Ninguno de los restantes vecinos de la casa recuerda haber
visto a los suicidas. Por el contrario, sí recuerdan a dos
chicos bien vestidos y educados que saludaban al cruzarse
con los vecinos, que hablaban correctamente español y que
no tenían aspecto especialmente árabe (aunque tampoco
podría decirse por su aspecto que no lo fueran).
En aquellos diez días escasos que el piso estuvo habitado,
no hicieron ningún ruido. Aquellas paredes son de papel, a
pesar de lo cual los vecinos no recuerdan haberles oído
hablar o gritar en la vivienda. Lo único extraño era el olor
especial que tenía la comida que hacían, el hecho de que
por la noche entraba y salía gente de aquel piso y también
que las persianas del piso estaban constantemente bajadas.
También la persona que limpia los bloques recuerda algún
detalle curioso. Varios de los días anteriores al estallido del
piso observó muchas huellas de barro en el portal, que
llegaban hasta aquel piso habitado por los supuestos
islamistas. Sin embargo, le llamó la atención que esas
huellas de barro del portal no continuaban en la calle,
donde no había ni rastro de pisadas.
También recuerda uno de los vecinos que le llamó la
atención, en los días anteriores al estallido, oír abrirse y
cerrarse las puertas de la escalera a mediodía, como si
alguien subiera o bajara andando por los distintos pisos, en
lugar de usar el ascensor, que era lo habitual. Asimismo,
contamos con testimonios de otro vecino que observó, en
los días anteriores a aquel sábado 3 de abril, un coche que
parecía vigilar la zona, y que él asumió que era de la
Policía.
El día del estallido del piso, nadie vio ni habló con los
presuntos suicidas. Sí recuerdan los vecinos haber oído los
disparos. Y recuerdan haber oído los estremecedores
cánticos y gritos de esos islamistas. Pero nadie vio a
ninguno de los suicidas de Leganés. Sólo a ese que salió
huyendo del piso y que nos dicen que era Abdelmahid
Bouchar.
De hecho, uno de los vecinos de aquella manzana, que
vivía en uno de los bloques situados al otro lado de la
piscina, fue testigo privilegiado de los hechos. Vio salir de la
vivienda a ese supuesto terrorista, que se dirigió al patio
interior de la comunidad para tirar la basura y salió
huyendo al ver allí a unos policías. Logró escapar saltando
la valla que cerca esa zona comunitaria (ver Fotografía 1).
Fotografía 1:
Después de eso, ese vecino fue testigo de los intercambios
de disparos entre las cinco y las cinco y media de la tarde.
Los disparos se oían a través del enrejado de celosía que
tiene la cocina del piso. No vio a nadie asomarse a la
ventana, ni levantar persianas, ni pudo ver quién efectuaba
esos disparos, porque la celosía lo impide.
Después de cesar los disparos, los vecinos pudieron oír
cánticos y gritos, que duraron como un cuarto de hora. Tras
terminar los disparos y los gritos, pasó una hora u hora y
media hasta que los habitantes de la C/ Carmen Martín
Gaite 40 recibieron orden de desalojar, en torno a las 7 y
cuarto. La Policía les dijo que desalojaran bajando por el
ascensor.
Ni siquiera los geos llegaron a ver a aquellos suicidas. La
historia de aquel asalto se ha contado con todo lujo de
detalles en los periódicos: se ha dicho que los suicidas
estaban en corro entonando sus cánticos dentro de la casa,
pero es imposible que nadie haya visto esa escena, porque
las persianas estaban bajadas y los geos no llegaron nunca
a entrar. Por tanto, esa escena es pura fantasía. Se ha
contado también que uno de los suicidas salió al rellano de
la escalera envuelto en una sábana, pero las declaraciones
al diario ABC de uno de los geos que resultó herido en el
asalto lo desmienten: los geos no llegaron nunca a ver a
nadie. Tan sólo oían tremendos cánticos de las personas
presuntamente recluidas en esa casa.
Demasiadas preguntas
El relato de los hechos deja un mal sabor de boca. Los
propios vecinos afectados no se recatan en comentar que
todo les parece muy extraño. Resulta extraña, por ejemplo,
esa evidente predilección de diversos delincuentes hacia
esa vivienda. ¿Era acaso una vivienda marcada? ¿Es
casualidad que se produjera esa operación policial en el
piso pocas semanas antes de la masacre de Madrid,
motivando que el piso quedara vacío? ¿En qué consistió esa
operación? ¿En qué fecha exacta fue? ¿Quién era ese
colombiano nacionalizado marroquí que habitaba el piso?
¿Por qué, una vez vacío el piso, no se le alquila a la
persona encargada de la limpieza, que lo había solicitado?
¿Por qué, si los presuntos islamistas tenían todo tipo de
pasaportes y carnets de identidad falsos, alquila uno de
ellos ese piso usando su documentación real?
¿Por qué los supuestos responsables de los atentados
tardan una semana, después del 11-M, en refugiarse en ese
piso? De hecho, ¿por qué llegan a refugiarse en él, en lugar
de ir, por ejemplo, a la casa que habían alquilado en
Albolote (Granada) o huir del país pasando a Francia?
¿Quién era ese niño de diez años que acompañaba a uno de
los supuestos terroristas? ¿Vivía también en el piso? ¿Qué
fue, entonces, de él? ¿Quién dejó en el portal de la casa, en
los días previos al estallido, esas huellas de barro
milagrosas que no llegaron a manchar la acera? ¿Por qué
tenían que tener las persianas constantemente bajadas
unos terroristas que, sin embargo, se cruzaban a cara
descubierta con los vecinos?
¿Quién era ese hombre sin rostro que disparaba desde
detrás del enrejado sin que (como hemos visto en un
capítulo anterior) quedaran vainas de cartuchos como
resultado? ¿Por qué nadie pudo ver a ninguno de los
terroristas en la casa aquel sábado 3 de abril? ¿Por qué se
tardó tanto (más de cinco horas después de rodear la
Policía el piso) en dar la orden de desalojo de los vecinos?
Pero, sobre todo, ¿quién y por qué ha estado filtrando a los
medios de comunicación escenas absurdas sobre lo que
sucedió en el piso? ¿Qué necesidad había de inventarse
corrillos de musulmanes fanáticos o presuntos terroristas
envueltos en sábanas?
Paisaje después de la batalla
La explosión de Leganés reventó por completo el piso en
que se hallaban los presuntos terroristas. El estallido fue
tan brutal que quedaron arrasados prácticamente todos los
tabiques de las plantas primera, segunda y baja, como
puede fácilmente apreciarse en las fotografías difundidas
por las televisiones y los periódicos. Pero esas fotografías
no hacen justicia a la verdadera dimensión de ese estallido,
porque todas las imágenes que se han difundido son
imágenes tomadas desde fuera del edificio. En la siguiente
fotografía puede apreciarse el estado del edificio desde
dentro un mes después de la explosión, cuando ya las
tareas de desescombro y apuntalamiento habían hecho
seguro el piso para la visita de los vecinos.
Fotografía 2:
La explosión hizo desaparecer literalmente la mitad del
suelo de la vivienda (el forjado existente entre la planta
primera y la baja), pero además agujereó el forjado entre
las plantas sótano y baja, entre las plantas primera y
segunda e incluso el existente entre las plantas segunda y
tercera. El techo de la planta tercera llegó también a
dañarse, aunque sin llegar a ser agujereado (ver Fotografía
3).
Fotografía 3:
Además de los daños en el forjado, también el hueco del
ascensor resultó literalmente arrasado de arriba a abajo,
quedando el ascensor comprimido como un acordeón en el
fondo del hueco. Sin embargo, las escaleras donde se
encontraban los geos no llegaron a derrumbarse.
Son muchas las reflexiones que suscitan estas imágenes.
En primer lugar, si verdaderamente había allí unos
terroristas dispuestos a morir matando, no tiene ninguna
lógica la posición de la carga explosiva. Los geos estaban a
la puerta de la vivienda; ¿qué sentido tiene entonces que
los terroristas se hicieran estallar encerrados en un
dormitorio o congregados en el pasillo, en lugar de disponer
las cargas explosivas a la entrada del piso?
En segundo lugar, ¿qué carga tan brutal tuvo que estallar
en la vivienda para ocasionar semejantes destrozos? Según
el informe de 5 de abril de 2004 del jefe del TEDAX, en
aquel piso estallaron unos 20kg de dinamita Goma-2 ECO.
Pero eso contrasta con la cantidad de explosivo utilizada en
los trenes de la muerte el 11-M: según otro informe del jefe
del TEDAX de 20 de abril de 2005, en cada una de las
bombas de los trenes se utilizaron 10 kg. de Goma-2 ECO.
Resulta un tanto chocante: si 20 kg de Goma-2 ocasionaron
semejantes destrozos en el piso de Leganés, haciendo volar
todos los tabiques de tres pisos y agujereando el forjado de
cuatro plantas, con 10 kg de Goma-2 parece que no
hubieran debido quedar de los vagones de tren ni las
astillas. Visto de otro modo: la explosión de Leganés
destrozó todos los tabiques de ese piso de 100 metros
cuadrados; sin embargo, algunas de las fotografías de los
trenes muestran los asientos del vagón perfectamente
enteros justo al lado del agujero dejado por la explosión.
O en los trenes se utilizó una cantidad de explosivo muy
inferior a esos diez kilogramos de dinamita, o en el piso de
Leganés estalló una carga muy superior a los 20 kg que nos
dicen, o las bombas del 11-M estaban fabricadas de modo
que la onda expansiva quedase confinada y reventara los
trenes lateralmente.
Más incógnitas
Sea como fuere, no son las únicas incógnitas con respecto
a esa explosión.
1. En primer lugar, las declaraciones de uno de los geos
heridos a ABC (a las que antes hacíamos referencia)
revelan que los tedax detectaron dos focos de
explosión, no uno. Los técnicos contratados por el
Ayuntamiento de Leganés para determinar si había
que demoler el edificio corroboraron esa impresión en
una reunión con los vecinos afectados: los destrozos
en el sótano no se correspondían con los que hubieran
debido existir en caso de haber habido un único foco
en la planta primera. Según la impresión de esos
técnicos, en el sótano había detonado una segunda
carga explosiva. Si es eso cierto, ¿qué sentido tiene?
¿Cayó parte de la dinamita como consecuencia de la
explosión, estallando en el sótano después de la
caída? ¿Había una segunda carga allí colocada? En ese
caso, ¿quién la colocó? Según la documentación que
obra en el sumario, los supuestos terroristas no
habían alquilado ningún trastero al alquilar la vivienda,
por lo que no tenían acceso al sótano.
2. En segundo lugar, si damos por buena la cantidad de
20 kg de Goma-2 ECO para la explosión de Leganés,
¿cómo estaba distribuida esa dinamita? Ya hemos
comentado en uno de los anteriores capítulos de "Los
enigmas" que dos de los cadáveres de los supuestos
terroristas aparecieron con sendas bolsas de plástico a
la cintura, cada una de las cuales contenía entre 1 y 2
kg de dinamita. Suponiendo que los otros cinco
supuestos terroristas hubieran hecho estallar bolsas
similares colocadas alrededor de su cintura, eso nos
da un total de entre 5 y 10 kg de Goma-2. ¿Dónde
estaban los 10 o 15 kg restantes que estallaron?
¿Debemos suponer que los presuntos suicidas hicieron
detonar sus cinturones y que, como consecuencia,
alguna otra carga colocada en el piso estalló por
simpatía? ¿O lo que se hizo estallar fue directamente
esa otra carga?
El registro
Después de la explosión, un total de 27 Tedax se
encargaron de asegurar la zona antes de la entrada de la
juez Teresa Palacios. El auto de 15 de febrero de 2005 del
juez Del Olmo detalla los objetos encontrados por la Policía
Científica entre aquellas ruinas en presencia de la juez.
Además de numerosa documentación y prendas de ropa de
los suicidas, aparecieron también numerosas pertenencias
de los vecinos cuyos inmuebles habían quedado también
destrozados. También refleja el acta que se encontraron
subfusiles, una pistola, unas pocas vainas y cartuchos, un
ordenador, una cámara de vídeo, una cinta de vídeo
deteriorada, dinero, cuadernos y, por supuesto, los restos
de esos siete cadáveres. Por último, y a pesar de que los
Tedax ya habían hecho su labor, aparecieron también
algunos restos de explosivos y algún resto de envoltorio de
Goma-2.
Dos días después del estallido, el 5 de abril, los Tedax
hacían entrega de una serie de objetos que habían recogido
en el piso antes de que la juez levantara acta. Entre esos
objetos había ejemplares del Corán, documentación de
alguno de los suicidas, papeles manuscritos, bolsas de
plástico, llaves, mapas y también algunos otros efectos que
conviene reseñar:
· Nueve (9) teléfonos móviles, 10 cargadores y un
manual de teléfono.
· Un cepillo de dientes con pasta en un neceser.
· Una madeja de cables gris.
· Una mochila color naranja, con un carrete de cable de
audio y una pila de 1,5 V.
· Un cartucho de pistola.
· Restos de una carcasa de despertador.
· 14 bolsas PVC de envoltorio de GOMA 2 ECO.
· 17,4 kg de Goma-2 ECO amasada.
· 594 envoltorios de cartuchos de Goma-2 ECO.
· 239 detonadores de diversos modelos.
· Una bandera verde con inscripciones en árabe (es la
que aparece en los vídeos de reivindicación).
Resulta chocante. Parece lógico que los Tedax retiren del
lugar esos 17,5 kg de explosivos o esos 239 detonadores, o
incluso los teléfonos móviles y los envoltorios de Goma-2,
pero ¿para qué se llevan los Tedax el resto de efectos?
¿Para que se llevan ejemplares del Corán y libros con
caracteres árabes? ¿Para qué se llevan documentación de
los suicidas? ¿Y un cepillo de dientes con pasta? ¿Por qué
se hizo esa limpia, en lugar de que fuera la juez la que
levantara acta de esos efectos?
Lo diré de otro modo: el hecho de que los Tedax se llevaran
objetos que no parece que tengan mucha relación con su
actividad profesional, ¿no abre la puerta a que algún
abogado defensor pueda cuestionar (con razón o sin ella) si
esos efectos entregados por los Tedax fueron añadidos a
posteriori?
Pero, en realidad, el asunto es aún peor. Porque no es sólo
que tengamos un acta de registro redactada por la juez y
una segunda lista de objetos aportada por los Tedax, lo que
ya de por sí suena un tanto irregular. Es que, además, al
abrir las cajas de objetos entregadas por los Tedax, la juez
descubrió que en esas cajas había toda una multitud de
objetos que ni siquiera estaban consignados en la lista que
los Tedax aportaron: ropa, mochilas, documentación, ... Es
decir, que los objetos supuestamente encontrados en
Leganés son de tres tipos:
· los que la juez consignó en acta, con respecto a los
cuales no existen dudas
· los que aparecen en el acta entregada por los Tedax,
que podrían perfectamente ser cuestionados en el
juicio
· los que aparecieron en las cajas entregadas por los
Tedax, pero que no estaban reflejados en el acta de
entrega.
Yo no entiendo mucho de leyes, pero me da la sensación de
que estos últimos objetos tendrán que ser eliminados como
pruebas antes o después, porque no existe forma humana
de demostrar que ha existido una cadena de custodia. En
otras palabras: no tenemos ni idea de cómo han aparecido
esos objetos, así que difícilmente podemos incriminar a
alguien basándonos en ellos.
Y no estamos hablando de cosas irrelevantes, porque da la
casualidad de que entre esa documentación no consignada
en acta estaba una libreta de ahorros de Daoud Ouhnane,
el argelino al que se le atribuye la única huella dactilar
encontrada en la bolsa de basura de la furgoneta de Alcalá.
Con lo cual, la situación en lo que respecta a este argelino
(que está en busca y captura) es que la identificación de su
huella dactilar es dudosa (porque la huella era muy
fragmentaria) y el único otro indicio sólido que le vincula
con los atentados es una libreta de ahorros que aparece de
manera completamente irregular. ¿Se me permitirá decir
que dudo mucho de que ese argelino tenga nada que ver
con los atentados?
¿Quién ordenó a los Tedax hacer esa limpieza de objetos en
el piso? ¿Por qué aparecieron objetos no consignados en
acta entre los efectos entregados? ¿Es que no hay ningún
aspecto de la versión oficial que no esté plagado de
sombras?
Para rematar, contamos con testimonios de personas que
participaron en aquellas tareas de desescombro que nos
permiten afirmar que en Leganés había un cuarto tipo de
objetos: los objetos que fueron retirados de la escena de la
explosión sin que quedara constancia de ellos en ninguna
de las actas. Estos objetos (que incluían diversa
documentación) no han quedado reflejados en el sumario.
Por cierto, la información que tenemos es que entre esa
documentación había papeles sobre ETA. Pura casualidad,
por supuesto.
NUEVAS DUDAS SOBRE LAS TARJETAS DE MORATA
La "mochila de Vallecas" fue detectada en IFEMA el 11-M por la
tarde y no en una comisaría al día siguiente
La versión oficial sobre la hora y el lugar en el
que apareció la mochila nº 13 podría no ser cierta. Eso es
lo que se desprende de un informe de la UCIE enviado al
juez Del Olmo en el que se describe el estado de las
investigaciones sobre los atentados a fecha de 29 de marzo
de 2004. En ese informe, se indica que la bolsa-bomba
habría sido localizada en IFEMA, varias horas antes de las 2
de la madrugada, trasladándose con posterioridad a la
comisaría de Puente de Vallecas.
El sumario del 11-M está plagado de versiones
contradictorias en todo lo que respecta a la aparición de la
bolsa-bomba de Vallecas. También en lo que se refiere a la
hora en que la bolsa-bomba fue descubierta. Las
declaraciones de los diversos policías de la comisaría de
Puente de Vallecas y de los tedax que participaron en la
desactivación de esa bomba son enormemente confusas en
lo que respecta a la hora concreta en que la bolsa-bomba
fue encontrada. Así, los distintos testigos sitúan la hora de
aparición de la bomba en la comisaría de Puente de
Vallecas entre la 1:30 y las 2 de la madrugada.
El propio juez Del Olmo no se arriesga en sus autos a
indicar una hora concreta, limitándose a señalar que esa
bolsa-bomba fue encontrada en la comisaría de Puente de
Vallecas "en torno a las 2 de la madrugada" del 12 de
marzo. Después de localizada la bomba, fue trasladada al
Parque Azorín, donde sería desactivada en torno a las 4 o
las 5 de la mañana. Sin embargo, el informe de la UCIE al
que ha tenido acceso Libertad Digital cuestiona tanto la
hora como el lugar de aparición de esa bomba.
De ser ciertos los datos incluidos en ese informe de la UCIE
incorporado al sumario, la existencia de la bolsa-bomba
habría sido ocultada durante horas en aquella tarde del 11
de marzo, no existiendo constancia de quién se encargó de
custodiar aquella bomba entre el instante de su aparición
real y la hora a la que "oficialmente" habría sido
encontrada. Asimismo, ese informe abre nuevos
interrogantes sobre quién pudo ordenar que la aparición de
la bomba no fuera desvelada hasta varias horas después y
sobre quién decidió que los bultos de la estación de El Pozo
(entre los que se encontraba esa bolsa-bomba) fueran
trasladados a la comisaría de Puente de Vallecas, cuando el
resto de los bultos de las estaciones se estaban
centralizando en IFEMA.
24. Llámame
Son pocos ya los hechos que nos quedan por desmontar en
la versión oficial sobre los atentados del 11-M. Uno de esos
pocos datos sobre los que aún no habíamos puesto la lupa
del análisis es el relativo a las siete tarjetas telefónicas que
supuestamente se activaron en la casa de Morata de Tajuña
el día anterior a los atentados y que se utilizaron, al
parecer, en la confección de siete de las bombas de los
trenes.
Es hora de que volvamos nuestra atención sobre ello.
Vamos a ver si ese dato nos confirma, efectivamente, que
alguien que residía en Morata participó en los atentados o si
se trata, por el contrario, de una más de esa cadena de
intoxicaciones en que está basada la versión oficial. Como
el lector es inteligente, ya se imaginará cuál es la respuesta
más probable. Sin embargo, le garantizo que el análisis le
sorprenderá, porque esas siete tarjetas de Morata nos van
a llevar a demostrar la falsedad de otro de los datos
fundamentales del sumario referido a la mochila de
Vallecas.
Las tarjetas de Morata
¿Cómo llegó la Policía a la conclusión de que en Morata se
activaron esas siete famosas tarjetas telefónicas?
Acudamos a los primeros informes policiales incluidos en el
sumario.
En el primer informe de diligencias policiales, que recoge
las actuaciones realizadas entre el 11 y el 18 de marzo, la
Policía afirmaba que:
· La investigación consiguió determinar que 15 de las
primeras 30 tarjetas [llegadas al locutorio de
Zougham] no se han activado nunca, y de ellas
siete habían sido encendidas (marcar número de
PIN sin realizar llamada) entre las 16:0.0 v las
19:00 horas del día 10 de marzo en las
proximidades de Morata de Tajuña. Entre ellas
estaba la tarjeta 652.28.29.63 [la encontrada en la
mochila de Vallecas].
En el segundo informe de diligencias policiales, que abarca
las actuaciones comprendidas entre el 17 y el 22 de marzo
de 2004, la versión es ya menos explícita:
· A partir de esos datos [el teléfono y la tarjeta
encontrados en la mochila de Vallecas], se pudo
identificar una serie de IMEI y de Tarjetas SIM que
habían estado, alternativamente, colocadas en
diferentes teléfonos, y que habían tenido diferentes
intercambios de comunicación, o contacto. La
característica más llamativa de dicho estudio estuvo
en averiguar que algunas de ellas habían estado,
juntas, en un periodo de tiempo determinado y el
día antes de los atentados, en un mismo sitio que
pudo ser centrado entre los términos municipales de
Morata de Tajuña y Chinchón.
Por tanto, la Policía había determinado en una fase muy
temprana de las investigaciones que siete tarjetas se
habían activado en Morata el día anterior a los atentados,
siete tarjetas que se supone que fueron utilizadas con sus
correspondientes terminales telefónicos en otras tantas
bolsas-bomba de los trenes.
¿Cómo había llegado la Policía a la conclusión de que
esas tarjetas habían sido activadas en Morata el 10
de marzo? Se supone que preguntando a las compañías
telefónicas, pero ¿qué datos son, exactamente, los que
Amena le dio a la Policía?
La respuesta a esta pregunta está contenida en un
detallado informe en el que la UCIE le indica al juez Del
Olmo el estado de las investigaciones a fecha de 29 de
marzo de 2004. Ese informe se encuentra en el tomo 17 del
sumario e incluye un Anexo III titulado "Informe
conexiones telefónicas", donde la Policía explica más en
detalle las averiguaciones:
· 5) INVESTIGACIONES EFECTUADAS SOBRE
LOS TERMINALES Y LAS TARJETAS CITADAS EN LOS
ANTERIORES APARTADOS.
5.1) Tomando como dato objetivo que el auténtico
IMEI del terminal recuperado en la bolsa [de Vallecas]
fuese el 350822350941947, se ha averiguado que fue
encendido con la tarjeta 652 282 963 en su interior (sin
hacer llamada alguna, por tanto sin activarse) bajo la
cobertura de la BTS (Estación Base) de Morata deTajuña
(con posterioridad al 09-03-04 a las 2 de la mañana,
no pudiéndose precisar más ya que el día 12-03-04
fue analizada, teniendo constancia los sistemas de la
actividad realizada tan solo en 72 horas)
5.2) El mismo procedimiento que se usó con la
tarjeta 652 282 963 y el terminal 350822350941947, en el
mismo lugar y periodo temporal, fue asimismo el utilizado
con las siguientes tarjetas e IMEI, lo cual nos lleva a pensar
que han sido de las utilizadas para la realización de los
atentados [enumera a continuación las otras seis tarjetas y
terminales de Morata]
En otras palabras: el día 12 de marzo a las 2 de la
madrugada, Amena le dice a la Policía que la tarjeta
652282963 [la tarjeta de la mochila de Vallecas] se había
encendido junto con otras seis tarjetas telefónicas bajo el
repetidor de Morata en algún momento de las 72 horas
anteriores, sin llegar a realizar llamada alguna.
Ese párrafo del informe policial tiene una enorme
importancia, porque nos dice dos cosas:
1) En primer lugar, que la consulta sobre la tarjeta de la
mochila de Vallecas se realiza a las 2 de la madrugada del
día 12 de marzo. Sin embargo, este dato contradice todo lo
que sabemos acerca de la aparición de la mochila de
Vallecas. ¿Cómo es posible que se efectuara esa consulta a
las 2 de la madrugada, si la mochila de Vallecas no fue
encontrada oficialmente hasta más o menos esa hora y no
es desactivada hasta las cuatro o cinco de la mañana de
ese mismo día? ¿Cómo se puede preguntar a las 2 de la
madrugada por una tarjeta que no aparecería hasta
algunas horas después?
2) En segundo lugar, ese informe policial revela que esas
tarjetas fueron encendidas en Morata en algún momento de
las 72 horas anteriores a las 2 de la madrugada del día 12
de marzo. Es decir, esas tarjetas fueron encendidas en
algún momento entre las 2 de la madrugada del 9 de
marzo y las 2 de la madrugada del 12 de marzo. Lo cual
equivale a decir que resulta perfectamente posible que esas
tarjetas fueran encendidas en Morata después de los
atentados.
La gravedad de los hechos que se derivan de este informe
policial es enorme, porque esos hechos contradicen la
historia oficial sobre la hora de aparición de la mochila y
porque echan por tierra el dato de que siete tarjetas se
encendieran cerca de la casa de Morata el día anterior a la
masacre.
Tratemos de pensar en una explicación racional que
no invalide la versión oficial sobre la hora de aparición de la
mochila. Vamos a suponer, por ejemplo, que se trata de un
error del informe policial: las horas de la madrugada
siempre causan confusiones a la hora de asignarlas a un día
u otro, así que vamos a suponer que la consulta a la
compañía telefónica se realizó "por la noche" del día 12 de
marzo, es decir, a las 2 de la madrugada del día 13 marzo.
Si fuera así, eso querría decir que las siete tarjetas se
encendieron en Morata en algún momento entre las 2 de la
madrugada del día 10 de marzo y las 2 de la madrugada
del día 13 de marzo. Eso seguiría dejando abierta la puerta
a la posibilidad de que esas tarjetas hubieran sido activadas
en Morata después de los atentados, pero serviría para
evitar la contradicción con la hora oficial de aparición de la
mochila.
Sin embargo, ese error resulta muy poco probable. La
versión oficial nos dice que la mochila de Vallecas se
encontró alrededor de las 2 de la madrugada del día 12 y
se desactivó un par de horas después. Es decir, en la
mañana del día 12 la Policía disponía ya de la tarjeta y el
terminal telefónicos de la mochila de Vallecas, así que
cualquier consulta a las compañías telefónicas se habría
realizado a lo largo de ese día. No habría tenido sentido que
esperaran a la madrugada del día siguiente.
Pero, además, el propio informe de la UCIE, como vamos a
ver, proporciona otra información que viene a corroborar
que en realidad no hay ningún error y que lo que sucede es
que no es cierto que la mochila de Vallecas fuera
encontrada a eso de las 2 de la madrugada del día 12 de
marzo.
¿Dónde se encontró la mochila?
En el sumario hay varios testimonios e informes en los que
se indica que la mochila de Vallecas pasó por IFEMA antes
de terminar recalando en la comisaría de Puente de
Vallecas (donde luego sería encontrada, según la versión
oficial).
Así, en el primer informe de diligencias policiales, de 17 de
marzo, se afirma que:
· A través del análisis que se realizó de la bolsa sin
explotar encontrada entre los efectos llevados al
recinto ferial, y posteriormente trasladada a la
Comisaría de Vallecas, y de ahí a los Servicios
TEDAX, se averiguó que contenía un teléfono móvil.
Es decir, se afirma que la mochila de Vallecas pasó por
IFEMA. Pero, si esa mochila fue descubierta en la comisaría,
¿cómo podía la Policía estar tan segura de que había
pasado por IFEMA? Como ya saben los lectores de "Los
enigmas", sólo la primera tanda de bultos de la estación de
El Pozo pasó por IFEMA; todas las demás tandas de bultos
del tren de El Pozo fueron directamente desde la estación
hasta la comisaría. Entonces, ¿por qué no podía esa
mochila haber ido directamente a comisaría desde El Pozo?
¿Qué dato tenía la Policía para afirmar que esa mochila
estaba en la primera tanda de bultos, que sí que había
pasado por IFEMA?
Esta misma afirmación vuelve a realizarse en el segundo
informe de diligencias policiales, de fecha 22 de marzo:
· ... en total se produjeron DIEZ EXPLOSIONES, a las
que había que unir otras dos que fueron provocadas
por Equipos TEDAX en bolsas, no explosionadas, que
fueron encontradas, y una que fue localizada entre
los efectos recuperados en los lugares de los
hechos, y trasladados a los recintos de IFEMA y
que, desde allí, fue remitida a la Comisaria de
Policía de Vallecas. Esta bolsa fue intervenida por
equipos TEDAX que procedieron a su estudio y
análisis.
De nuevo, la pregunta es la misma: ¿cómo sabía la Policía
que la mochila pasó por IFEMA?
El misterio lo desvela el informe de la UCIE de fecha 29 de
marzo al que hacíamos referencia en el apartado anterior.
En ese informe, la Policía le comunica al juez Del Olmo,
textualmente, lo siguiente:
2) APARICIÓN DE UNA BOLSA SIN EXPLOTAR.
Entre los efectos recuperados de la Estación del Pozo
y trasladados
seguidamente al Pabellón 6 de IFEMA, fue localizada
una bolsa de
deportes de loneta, en cuyo interior se hallaba:
- Un detonador eléctrico del número 5, con dos mordazas y
cápsula
de cobre, fabricado por Unión Española de Explosivos,
- Un cargador de red a energía eléctrica, para teléfono
móvil.
- Un teléfono móvil, marca TRIUM, unido a explosivo
compuesto por
diez kilos y ciento veinte gramos de sustancia, identificada
como
Goma-2/ Dinamita, con el logotipo ECO,
- 640 gramos de diversos elementos de tornillería y clavos
que
actuarían, en su caso, como metralla.
La bolsa fue posteriormente remitida a una Comisaría
de Policía y el
artefacto, que estaba programado para explosionar a las
07:40 horas del
día once de marzo, fue neutralizada por los artificieros del
TEDAX.
Es decir, aquella mochila de Vallecas fue encontrada, en
realidad, en IFEMA. Es allí donde se detecta aquella bolsabomba,
mucho antes de la hora oficial en que nos dicen
que se encontró. Y es sólo después de detectar esa bomba
que se decide trasladarla a la comisaría de Puente de
Vallecas.
Es por eso que sí que pudo realizarse la consulta a la
compañía telefónica a las 2 de la madrugada de aquel 12
de marzo: porque la Policía podía perfectamente disponer
ya de la tarjeta telefónica contenida en esa bolsa que, en
realidad, había sido detectada algunas horas antes de lo
que nos dijeron.
Hasta aquí, todos los datos están extraídos de los informes
policiales contenidos en el sumario judicial. Pero además
contamos con testimonios de personas que
estuvieron en IFEMA aquella tarde del 11 de marzo y
que cuentan cómo se produjo una alarma de bomba en
algún momento entre las 19:30 y las 21:00, alarma que
motivó la presencia de un equipo de desactivación de
explosivos con perros que (según dicen) no encontraron
nada. Esa labor de rastreo de explosivos con perros en
IFEMA no está reflejada en el sumario. ¿Se ha molestado
alguien en informar de ese episodio al juez instructor?
El episodio no es baladí, porque ¿cómo pudo producirse esa
alarma de bomba, si no es porque alguien abriera algún
bulto y viera algo raro en su interior? ¿Quién llamó a ese
equipo de desactivación de explosivos y qué fue lo que
motivó la llamada? ¿Quiénes acudieron a IFEMA a realizar
esa inspección? ¿Fue antes o después de que los bultos de
El Pozo salieran hacia la comisaria de Puente de Vallecas, lo
cual se produjo en torno a las 21:00?
El análisis del auto que están realizando los voluntarios del
blog va confirmando lo que ya dijimos nada más hacer una
primera lectura de los datos suministrados por Del Olmo:
1. Que se confirma punto por punto lo que se ha ido
publicando en los distintos medios que investigan el 11-
M.
2. Que seguimos sin conocer los hechos básicos del
atentado (explosivo, composición de las bombas,
personas que las colocaron, ...), porque ni siquiera han
sido investigados.
3. Que las pruebas a partir de las cuales se construyó la
versión oficial (mochila de Vallecas y conexiones
telefónicas obtenidas a partir de ella) no sólo son
cuestionables, sino que no resisten el más mínimo
análisis.
4. Que los datos aportados desde el Ministerio de Interior
al juez son incompletos, contradictorios y claramente
dirigidos a apuntalar a cualquier precio la versión oficial.
5. Y que, como consecuencia, toda la armazón de esa
versión oficial se viene abajo en cuanto uno escarba
mínimamente en los datos concretos.
Un buen ejemplo es el tema de la activación de siete tarjetas
telefónicas en Morata el día anterior a los atentados.
Decíamos en el Enigma 24 que el sumario reflejaba tres
informes distintos (y contradictorios) proporcionados por la
Policía:
1. En un informe de 18/3/2004, la Policía afirmaba que las
siete tarjetas se habían encendido en Morata entre las
16:00 y las 19:00 del día 10 de marzo.
2. Un segundo informe de 22/3/2004 afirmaba que las
siete tarjetas se habían encendido en Morata el día
anterior a los atentados (sin especificar hora).
3. Un tercer informe de 29/3/2004 afirmaba que lo único
que podía determinarse, a partir de los datos
proporcionados por Amena, era que esas tarjetas se
habían encendido en Morata en algún momento entre las
2:00 del día 9 de marzo y las 2:00 del día 12 de marzo.
A este respecto, comentábamos en el Enigma 24 que eso
abría la puerta a que esas tarjetas hubieran sido
encendidas en Morata con posterioridad a los atentados.
El auto de Del Olmo incluye un nuevo informe, proporcionado
por Amena el día 3/4/2006 (curiosamente, el mismo día de
publicación del Enigma 24), en el que se afirma que los datos
contenidos en los logs de Amena indican que las tarjetas se
encendieron en Morata entre las 2:00 del 10 de marzo y las
2:00 del 11 de marzo. ¡Tachán! ¡Tachán! ¡Cuarta versión
sobre un mismo hecho!
¿Qué es lo que debemos deducir de aquí? Si los datos que
Amena guarda indican que la versión correcta es la cuarta,
¿de dónde sacó la Policía los datos que certificaban lo
afirmado en las tres versiones anteriores? Se supone que la
Policía le pasaría los datos al juez basándose en lo que Amena
le hubiera dicho; por tanto, ¿envió Amena datos falsos o
incompletos a la Policía las tres primeras veces? ¿O envió la
Policía al juez datos distintos de los que Amena le había
proporcionado? ¿Estamos, una vez más, ante esos
proverviales "errores de transcripción" que hacen, por
ejemplo, que aparezca metenamina en un análisis químico de
un explosivo que no contenía metenamina? En concreto, ¿de
dónde sale ese dato tan llamativamente preciso del primer
informe, en el que se cuenta que las tarjetas se encendieron
entre las 16:00 y las 19:00 del 10 de marzo?
Teniendo en cuenta que el cuarto de los informes ha sido
realizado el mismo día en que se publicaba que los tres
informes anteriores abrían la puerta a que las tarjetas se
hubieran activado después de los atentados, y teniendo en
cuenta que este cuarto informe viene a tapar ese agujero,
¿nos llamarán mal pensados si pedimos ver los informes
anteriores que Amena hubiera entregado a la Policía y
pedimos que nos indiquen quiénes son los que han elaborado
este cuarto informe?
Siento ser tan puntilloso, pero cuando hay cuatro informes
contradictorios sobre un mismo hecho, no puedo evitar
deducir dos cosas:
1. Que alguien ha mentido al elaborar al menos 3 de los 4
informes.
2. Que existe la posibilidad de que se haya mentido al
elaborar los 4.
Sobre los comentarios de los lectores
A partir de la semana que viene, cuando hayais terminado con
las tareas del primer análisis del auto, vamos a pedir
voluntarios para realizar análisis sobre aspectos concretos
(sobre determinados números telefónicos, sobre
determinados IMEIs, sobre determinados vehículos, etc...). Ya
comentaremos más en detalle. Ánimo, y adelante con la tarea.
Ni hay pruebas, ni las habrá
Supongo que quienes lo fían todo a la manipulación mediática
no son conscientes de ello, pero la repetición de mensajes
que se terminan revelando falsos acaba por destruir la
credibilidad de las manipulaciones.
En diciembre de 2004, un contundente Rodríguez Zapatero
aseguraba en la Supuesta Comisión de Investigación del 11-M
que todo estaba claro. En las semanas posteriores a estas
declaraciones los medios de comunicación desvelaban las
habilidades de Haddad jugando al dominó en Tetuán, las
declaraciones de Zouhier sobre las conexiones de la trama
asturiana y ETA, las nuevas desventuras del confidente
Lavandera, nuevos datos sobre las actividades de tráfico de
droga de El Chino, la afiliación al PSOE de Mouhannad
Almallah, la condición de espía de Huarte, la primera lista de
dudas sobre la mochila de Vallecas, las conexiones entre
Kalaji y los hermanos Almallah, la ocultación al juez Del Olmo
de los verdaderos motivos por los que la mochila de Vallecas
no había explotado, ...
En julio de 2005, el PSOE y sus socios volvieron a proclamar
que todo estaba claro después de cerrar vergonzantemente
la Comisión 11-M. Semanas después, los españoles
conocíamos, de nuevo gracias a los medios de comunicación,
las primeras dudas sobre la furgoneta de Alcalá, los primeros
enigmas sobre las detenciones del 13-M, las notas del
confidente Cartagena, las diferencias entre el 11-M y el 7-J, la
posible utilización de explosivo militar en los trenes, la
ausencia de metralla en las bombas, las idas y venidas de la
mochila de Vallecas, las relaciones entre El Chino y ETA, el
levantamiento de los seguimientos a los terroristas pocos días
antes del 11-M, ...
Vuelve ahora el PSOE a lanzar el mismo mensaje ("todo está
claro"), como si el auto de procesamiento (de los cuales puede
haber varios a lo largo de una misma investigación) fuera la
sentencia del Juicio Final. Bueno, pues la opinión pública
volverá a ver, en las próximas semanas, que de nuevo el PSOE
miente. Y volverá a preguntarse por qué. ¿De qué tienen
miedo?
Repiten los socialistas los mismos mensajes vez tras vez.
Lanzan con insistencia machacona las ideas de que todo está
claro y de que no hay ninguna prueba de que ETA haya
participado en la masacre. Sólo les falta añadir que no hay
ninguna prueba... ni la habrá (como dijo González en su día
acerca de los GAL). Bueno, pues allá ellos con sus mensajes,
porque las revelaciones continuarán de nuevo en las próximas
semanas.
Pero aprovecharé que estoy de buen humor tras la lectura del
Auto de Del Olmo para dar dos consejos al nuevo Ministro de
Interior. Primero: no infravaloren tanto la inteligencia de los
españoles. Segundo (y verdaderamente crucial): no saquen a
pasear a Pepiño Blanco.
La menguante versión oficial
Ahora se entiende a qué venía la catarata de filtraciones que
nos han endilgado en los últimos días: los defensores de la
versión oficial tenían que aminorar el golpe ante la
publicación del auto de Del Olmo. Porque la lectura del auto
resulta escandalosa. Habrá tiempo de entrar en detalles,
porque el auto confirma muchos de los elementos de análisis
que los medios de comunicación independientes han ido
poniendo sobre la mesa en los últimos meses. Por el
momento, centrémonos en la lista de procesados, que en sí
misma supone un varapalo terrible para la actuación de la
Fiscalía y del Ministerio de Interior y, como consecuencia,
para la propia versión oficial.
De las 116 personas detenidas en conexión con el 11-M, el
juez Del Olmo sólo ha encontrado indicios para procesar a 29.
En otras palabras: desde instancias dependientes del ministro
Alonso se ha detenido a 87 personas para las que el juez no
ha podido encontrar elemento incriminatorio ninguno.
Algunos medios ya señalamos en su día que se estaba
deteniendo a personas que nada tenían que ver con la
masacre, con el fin de tratar de apuntalar la inexistente
conexión islámica. Los hechos nos han dado la razón. Cada
vez que el ministro Alonso salía a los medios a pregonar la
última detención de pelanas magrebíes, indefectiblemente
esos pelanas eran puestos en libertad a los pocos días por el
juez. El auto viene a confirmar que eran detenciones
meramente publicitarias. Detenciones, por cierto, que se
acabaron en cuanto el gobierno dictó el cierre de la SCI
(Supuesta Comisión de Investigación) del 11-M. En resumen:
sólo se sentará en el banquillo uno de cada cuatro detenidos.
Pero es que la lista de procesados es más escandalosa aún.
De los 29 procesados:
· Nueve son españoles: Emilio Suárez Trashorras, Antonio
Toro, Carmen Toro, Iván Granados, Javier González Díaz,
Emilio Llano, Raul González Peláez, Sergio Alvarez
Sánchez y Antonio Iván Reis Palicio.
· Once son vulgares delincuentes, a quienes se acusa de
facilitar la tarea a los verdaderos terroristas, pero sin ser
ellos mismos terroristas: Rafa Zouhier, Hamid Ahmidan,
Otman El Gnaoui, Abdelilah El Fadual, Rachid Aglif,
Mohamed Bouharrat, Saed El Harrak, Nasreddine
Bousbaa, Mahmoud Slimane, Brahim Moussaten y
Mohamed Moussaten
· Y sólo nueve son acusados de ser terroristas islámicos:
Jamal Zougham, Fouad El Morabit, Basel Ghalyoun,
Mouhannad Almallah, Mohamed El Egipcio, Hassan El
Haski, Youssef Belhadj, Mohamed Larbi Ben Sellam y
Abdelmahid Bouchar.
¡Tremendo atentado de Al Qaeda, con nueve españoles y once
chorizos! Para colmo, al menos cinco de los procesados son
confidentes policiales o de los servicios de inteligencia
españoles y existen sospechas sobre la condición de
confidente de al menos otros tres.
Por ultimo, en cuanto a la autoría material, resulta que sólo se
imputan los 191 asesinatos del 11-M a tres personas:
Zougham, Trashorras y Bouchar, de los cuales sólo uno
(Zougham) colocó mochilas en los trenes (y ya sabemos que
las declaraciones de los testigos que afirman que vieron a
Zougham son para el museo de los despropósitos, por
contradictorias). El único otro "colocador de mochilas" que
tenía la versión oficial (Basel Ghalyoun) se ha caido de la lista
de autores materiales (lo que no ha impedido que se le
siguiera incluyendo en las filtraciones que hemos escuchado
estos días).
En resumen: la versión oficial no es que se tambalee, sino que
se esfuma a ojos vista. No es de extrañar que hayan tenido
que recurrir a Rubalcaba. Los suplentes no van a poder
remontar la goleada, así que hay que sacar al titular.
¡Para ir al servicio y no echar gota, que diría un finolis!
Cerebros de quita y pon
Desde que comenzó la supuesta investigación oficial del 11-
M, se nos han ido presentando sucesivamente los siguientes
cerebros: Jamal Zougham, Jamal Ahmidan (El Chino), Serhane
Farket (El Tunecino), Allekema Lamari, los hermanos Almallah,
Mohamed El Egipcio, Youssef Belhadj y Mustafá Setmarian.
Hoy, El Pais vuelve a los orígenes y nos dice que, según el
juez, ahora los cerebros vuelven a ser El Chino y El Tunecino.
¿No les dije que terminarían intentando echarle el muerto a
los muertos?
O sea, que los que idearon el atentado son el tío que se pasó
por comisaría cinco días antes de los atentados y el que
andaba persiguiendo a su cabra ocho días después. Pero qué
pobre, ¿no?
¿En qué ha quedado el informe policial en el que se acusa por
escrito a los hermanos Almallah de ser los ideólogos de los
atentados? ¿Eran imputaciones falsas? ¿Tan falsas como las
que se hicieron a Youssef Belhadj, de quien se decía que suya
era la voz que aparecía en el vídeo de reivindicación, lo cual
se ha demostrado (mediante la prueba pericial de voz) que
era mentira?
Discúlpenme la pregunta, pero entonces ¿en qué nos
basamos para deducir que las imputaciones contra El Chino y
El Tunecino no son falsas? ¿O es que esta vez hemos
acertado, después de imputarles la autoría intelectual, luego
desimputársela y luego volvérsela a imputar?
No es de extrañar que los defensores de la versión oficial
prefieran leer lo menos posible acerca del 11-M. Tiene que
terminar uno esquizofrénico tratando de justificar ante sus
amistades las afirmaciones de El Pais, para que luego venga el
mismo periódico a desmentirles. Desventajas de tratar de
defender una mentira infumable.
La rendición
Hoy es día de valoraciones. Ignacio Villa nos recuerda que la
información manejada por el CNI acerca de la tregua de ETA
ha resultado determinante en la defenestración de Bono.
Demasiado peligro para Zapatero. Federico Jiménez Losantos
se pregunta de qué será capaz Rubalcaba para terminar de
enterrar el 11-M. Demasiado peligro para la Justicia. La
Fundación para la defensa de la nación española nos resume
cuál es la verdadera naturaleza de la operación que está en
marcha: "Estamos asistiendo a un intento por salvar el
sistema político a costa de sacrificar a la nación". Demasiado
peligro para España. Y para el régimen democrático.
Zapatero ha emprendido la huida hacia adelante. ¿Se han
dado ustedes cuenta de la creciente velocidad a la que se
queman los mensajes-fuerza (perdónenme la cursilería) de
este gobierno? Primero fue "el talante", del que no queda ni el
recuerdo después de que la sonrisa se revelara rictus. Tras
eso nos lanzaron lo de "la vuelta al corazon de Europa", que
ha terminado en un retorno al club de la banana. Alguien
plagió más tarde lo de la "alianza de civilizaciones", de la que
ya no se ha vuelto a oir hablar después de que la comunidad
internacional comenzara a alertar sobre las pretensiones
nucleares de ese Irán promotor de la idea.
Hace escasas semanas, en plena vorágine informativa sobre el
11-M, Zapatero arrancaba de los asesinos un comunicado de
estética ku-klux-klaniana para lanzar su nueva consigna: "el
proceso de paz". Teniendo en cuenta que Bono no se
caracteriza precisamente por sus escrúpulos (no dudó en
mentir para tratar de reventar una manifestación de las
víctimas), ¡cómo estarán las cosas para que Bono haya salido
por piernas! El cocido que están preparando entre Zapatero y
ETA debe de ser realmente vomitivo. Sea como fuere, lo cierto
es que la nueva consigna del "proceso de paz" se ha revelado
rápidamente como lo que es: una victoria de ETA.
No ha pasado mucho tiempo desde que el propio Bono nos
dijera que ese "proceso de paz" significaba que ETA iba a
"salir con los brazos en alto". Bueno, pues ya vemos lo que
había de verdad en esas palabras: el primero en rendirse ha
sido Bono. ETA ya ha conseguido cargarse a los escasos
residuos de izquierda nacional que quedaban en el PSOE. Para
que luego nos vengan con la mandanga de que no se pagan
precios políticos.
Rubalcaba va a tener que emplearse a fondo para acallar la
pregunta que cada vez más españoles de izquierda se hacen:
¿De dónde nace el poder que ETA tiene sobre Zapatero? ¿Con
qué información cuenta ETA para que, puestos a optar,
Zapatero no tenga otro remedio que sacrificar a Bono? Quizá
al amigo Rubalcaba le suenen estas palabras:
!Queremos saber!
Esas complicadas casillas centrales
Las blancas deben de verlo realmente mal. Que se tenga que
poner a Rubalcaba como ministro de Interior para tapar
agujeros es, para empezar, un indicio de que hay agujeros.
Que pase el CNI a depender de Alonso, buen amigo de
Zapatero, indica que era necesario reforzar el control sobre el
CNI, lo que a su vez nos sugiere que ese control no era
suficiente.
¿Estamos asistiendo a movimientos debidos exclusivamente a
la falsa tregua de ETA? No lo creo. Lo más probable es que los
movimientos se deban tanto a esa falsa tregua como a los
derroteros que las investigaciones del 11-M puedan tomar en
fechas próximas.
La clave está en el doble cambio. Hubiera sido perfectamente
posible una crisis que sólo implicara la sustitución de Bono
por Rubalcaba (o por otro candidato), dejando a Alonso como
ministro de Interior. De hecho, creo que Rubalcaba sería
bastante más efectivo que Alonso a la hora de tratar de
aplacar en el Ejército el malestar que la rendición ante ETA
pudiera causar. Rubalcaba es un todoterreno, es un buen
negociador y sabe ser extraordinariamente simpático en la
corta distancia.
Y, en lugar de eso, se pone al frente de Defensa a Alonso (que
el pobre es más seco que la pata de Perico) y a Rubalcaba en
Interior. Si las blancas sitúan en Interior a una de sus mejores
piezas , quiere decir que es Interior (y no Defensa) la principal
brecha que se quiere taponar.
A partir de ahora, podemos esperar un férreo intento de tapar
el 11-M a costa de lo que sea: el portavoz del "Queremos
saber" dedicado en cuerpo y alma a que los españoles no
sepan.
Hace sólo unos pocos días que las blancas sacaron a pasear a
su reina, pero el falso anuncio de falsa tregua de ETA no ha
tenido tanta influencia como ellos esperaban, porque después
de un clímax inicial de estupidez colectiva (que tampoco fue
tan colectiva) , la falsa euforia se les ha ido quitando a los
españoles a medida que veían crecer la sonrisa en la cara de
los batasunos y de los independentistas de diversos pelajes.
Ahora, las blancas vuelven a mover ficha y sacan a pasear a la
torre, tratando de controlar las casillas del centro del tablero.
Mientras tanto, las negras, neutralizada ya la amenaza de la
dama, siguen maniobrando con su línea de peones. En una
partida tan cerrada y tan compleja como ésta, resulta muy
habitual que las blancas recurran a iniciar un intercambio de
piezas, para clarificar la posición. Bono ha sido la primera
ficha en caer.
Sin embargo, sea como sea, los expertos que analizan la
partida coinciden en su diagnóstico: las blancas juegan... y
pierden.
Informaciones de interés
Con el fin de ayudar un poco al juez Del Olmo y a los
responsables policiales que deben enviarle cualquier tipo de
información relacionada con el 11-M de la que dispongan, me
permito enumerar algunos de los informes y pruebas
materiales relacionados con el 11-M que no constan en el
sumario (o por lo menos en la parte del sumario que
conocemos) y que deberían constar. Sin ánimo de ser
exhaustivo, sería necesario conocer la información siguiente:
1. Informes originales de los seguimientos realizados a las
personas implicadas en la trama, en el marco de las
investigaciones dirigidas, antes del 11-M, por los
Juzgados Centrales de Instrucción números 4 y 5.
2. Transcripciones y listas de llamadas de los teléfonos
intervenidos a Jamal Zougham antes y después de los
atentados.
3. Informes originales redactados por los tedax que
participaron en las labores de desactivación el 11 de
marzo, y en particular los informes relativos a los dos
artefactos explosionados por los tedax en las estaciones
de Atocha y El Pozo, con descripción de las
características observadas en cada uno e indicación de si
se tomaron muestras de explosivo antes de proceder a
la detonación controlada
4. Listado de muestras recogidas por los tedax en los
trenes y llevadas a la Unidad Central de Desactivación de
Explosivos y NBQ el 11 de marzo.
5. Análisis químicos realizados a esas muestras, con
enumeración de los componentes químicos encontrados
en los distintos focos de explosión (incluidos los dos
artefactos desactivados por los tedax)
6. Informes originales sobre intervenciones realizadas por
los tedax y los equipos de guías caninos el 11 de marzo,
con relación expresa de cuantos objetos o vehículos
hubieran sido analizados y/ neutralizados y con
indicación de si se produjo alguna intervención en IFEMA
7. Escritos relativos a las consultas que se le realizaran a
las distintas operadoras telefónicas entre el 11 y el 14
de marzo, con indicación de la información suministrada
por cada una y la fecha y hora en que dicha información
fue suministrada.
Esa información resultaría bastante útil para aclarar las
circunstancias acaecidas aquel día.
P.D.: Ayer tuve la oportunidad, durante la firma de libros, de
volver a ver a algunos de los participantes del blog (AnaC,
Lookfor) y de conocer a varios otros (Elaveria, XLuis, Valderra,
Perasalo, ...). Fue todo un placer poder tomar con ellos una
cerveza y comentar las últimas noticias, así que espero que
repitamos pronto.
El medio es el mensaje
Un día intenso, con demasiadas cosas por comentar.
1) La mochila de Vallecas, que ni era mochila, ni era de
Vallecas. La pista que enlazaba los trenes con esa mochila
hace mucho que se vino abajo y poco a poco
vamos clarificando los hechos de aquel día. Y me temo que
todavía nos esperan más sorpresas sobre lo sucedido en
aquellas primeras setenta y dos horas después del atentado.
2) Las tarjetas de Amena, para las que no existe constancia de
que fueran activadas antes de los atentados. Con lo cual se
desmorona la pista que enlazaba la mochila de Vallecas con
Morata.
3) El artículo de Antonio Rubio en El Mundo de hoy, que
parece sugerir que el juez Del Olmo se ha percatado por fin
de que mucha de la información que la Policía cursó a través
de la cadena jerárquica del Ministerio de Interior se ha ido
quedando por el camino. Y también nos esperan más
sopresas a este respecto. Aunque lo importante del oficio de
Del Olmo no es cuál sea la intención del juez, sino las
consecuencias jurídicas: ningún responsable policial podrá
escudarse en que "yo cursé el informe a mis superiores", ya
que hay una orden expresa de enviar cualquier prueba de
convicción directamente al juez.
4) La denuncia de Manos Limpias contra diversos funcionarios
públicos por presunta negligencia en el 11-M, tal como relata
El Semanal Digital. A la espera de conocer el texto de la
denuncia, sí cabe decir una cosa: se ha intentado vender a la
opinión pública que el 11-M fue una enorme negligencia y, al
mismo tiempo, se ha negado toda posibilidad de investigar
esa negligencia en sede parlamentaria. Como consecuencia,
sólo quedaba abierta la puerta judicial, así que no es extraño
que alguien la utilice. Personalmente, me parece vergonzoso
que el gobierno del "Queremos saber" endilgue el marrón a
funcionarios que, muy probablemente, no han hecho otra
cosa que cumplir órdenes. ¿Sería mucho pedir que el gobierno
diera la cara en el Parlamento y nos explicara de una vez la
mayor masacre terrorista sufrida por nuestro pais, ahorrando
a esos funcionarios el trago de tener que pasar por sede
judicial?
Por último, tenemos ya los datos de tráfico del blog del mes
de marzo. Ha habido 710.000 visitas, una cantidad
astronómica, aunque creo que no podemos tomar esa cifra
como referencia de lo que puede pasar en los meses
venideros, porque marzo ha sido un mes muy especial.
En cualquier caso, sí me gustaría resaltar una cosa: este blog
es un perfecto ejemplo de la manida frase de McLuhan: "el
medio ES el mensaje". Porque el mensaje no es lo que yo
escribo en este blog, ni lo que los lectores del blog comentan
en sus intervenciones. El mensaje ES la propia existencia de
este blog que Libertad Digital ha hecho posible; el
mensaje ES el propio hecho de que miles de personas lo
consulten a diario y muchas de ellas dediquen horas a aportar
su granito de arena a las investigaciones. Porque es la
demostración viva de que la sociedad española no va a
perdonar ni a olvidar la masacre, ni va a descansar hasta que
se haga justicia, caiga quien caiga. Ante ESE mensaje, todo lo
que decimos en este blog no es más que un medio dirigido a
un único fin: hacer que esa justicia llegue cuanto antes.
Gracias sinceras a todos por vuestras aportaciones, de parte
de todo el equipo de Libertad Digital.
Ni uno ni otro
Publicaba El Mundo hace un par de días las palabras de un
miembro de la Policía Científica acerca de la identificación de
la única huella hallada en la furgoneta de Alcalá, huella que se
encontraba asentada en la bolsa de basura con detonadores
situada bajo el asiento del copiloto.
El episodio de la huella es tan esperpéntico como el resto de
las chapuzas que componen la versión oficial. En principio,
esa huella no se pudo identificar, puesto que era muy
fragmentaria, pero el 30 de marzo (4 días antes de la
explosión de Leganés) la UCIE comunica al juez que el FBI la
ha identificado como perteneciente a un abogado americano,
Brandon Mayfield. Ese mismo día, Del Olmo autoriza la
entrega de datos al FBI para verificar la implicación de
Mayfield. El 2 de abril, el FBI solicita la entrega de muestras
de ADN de la furgoneta, para compararlas con el ADN de
Mayfield. No constan los resultados de esas comparaciones.
El 12 de mayo, el FBI detiene a Mayfield. Ocho dias después,
la Policía española dice que ha identificado la huella como
perteneciente a Daoud Ouhnane, un argelino. A todo esto,
Ouhnane estaba tranquilamente en Corella (por cierto, los
testigos declaran que llevaba allí desde octubre o noviembre
de 2003, lo que no deja de ser curioso).
Para demostrar la implicación de Ouhnane, nos dicen dos
cosas: en primer lugar, que en Leganés apareció una
cartilla de ahorros a nombre de Daoud Ouhnane; pero esa
cartilla de ahorros no figura, como ya hemos comentado en el
Enigma 23, en las actas de registro oficiales, sino que aparece
sin saberse cómo entre los efectos devueltos por los tedax al
juez. Por otro lado, nos dicen que el teléfono de Ouhnane
estaba en la casa de Morata el 6 de marzo y que apareció en
Corella el 12 marzo; no explican cómo saben que ése es el
teléfono de Ouhnane, ni tampoco por qué la Policía, en lugar
de ir a Corella a detenerle, hace pública su fotografía el 20 de
mayo, con lo cual Ouhnane huye.
¿A quién pertenecía realmente la huella? Pues juzgad vosotros
mismos. Aquí teneis:
· La huella de la furgoneta
· La huella de Brandon Mayfield
· La huella de Daoud Ouhnane
Sobre el VW Golf
El periódico Ultima hora de Baleares ha desvelado
recientemente una curiosa información sobre uno de los
coches implicados en la trama del 11-M. Los dos artículos
publicados por el periódico son los siguientes:
http://www.ultimahora.es/segunda.dba?2653+7+354223
http://www.ultimahora.es/segunda.dba?2654+7+354353
Para poder valorar correctamente la información publicada
por "Ultima hora" es necesario aclarar algunas inexactitudes
de esos artículos, inexactitudes que no restan valor a la
información pero que sí podrían inducir a confusión a la hora
de interpretarla.
El vehículo al que se refiere la información es un Golf
matrícula 0466-CBD, que le fue incautado a Rafa Zouhier y
que consta en el sumario que era propiedad de Oscar M. S.
Ese vehículo NO fue utilizado para transportar los explosivos
de Asturias a Madrid, en contra de lo que se dice en el
artículo. De hecho, en el sumario consta el análisis realizado
al vehículo, en el que no se detectó ningún rastro de
explosivo.
El vehículo empleado para transportar la dinamita de Asturias
a Madrid es otro VW Golf, matrícula 0500-CHB, propiedad de
Jamal Ahmidan y que luego sería vendido a Abdelilah El
Fadual e incautado en Ceuta. En el sumario consta también
que en los análisis realizados al Golf 0500-CHB de El Chino se
detectaron restos de nitroglicol (un componente de la
dinamita).
Conclusiones
Los propios informes policiales nos permiten afirmar dos
cosas. En primer lugar, que no existe constancia alguna de
que las famosas siete tarjetas de Morata fueran activadas
antes de los atentados. En segundo lugar, que la mochila
de Vallecas no sólo no estuvo nunca en los trenes, sino que
tampoco fue encontrada en Vallecas, ni tampoco fue
encontrada a la hora que nos dijeron, sino varias horas
antes.
Aquella mochila fue, muy probablemente, depositada en los
recintos feriales de IFEMA, localizada varias horas antes de
la hora oficial de aparición y trasladada a comisaría sólo
después de saberse que contenía una bomba.
¿Por qué ese retraso en la comunicación de que había
aparecido una bolsa-bomba en IFEMA? ¿Quién podía tener
interés en retrasar ese hallazgo unas horas? ¿A quién se le
comunicó la existencia de esa bomba, y a quién se le ocultó
que esa bomba había aparecido? ¿Quién estuvo a cargo de
la custodia de esa bolsa entre su hora de aparición "real" y
la hora de aparición "oficial"? ¿Tuvo alguien oportunidad de
manipular su contenido? Pero, sobre todo, la pregunta
fundamental es: ¿quién depositó esa bomba en IFEMA?
A estas alturas, pocas dudas caben ya acerca del inmenso
ejercicio de manipulación que se puso en marcha aquel 11
de marzo. Aunque aún nos queda mucho por averiguar. Y
necesitamos el testimonio de las personas que vivieran los
hechos aquella jornada. Si estuviste en IFEMA, si viste
algo raro, si tuviste conocimiento de algún dato
relacionado con esa mochila de Vallecas, ......

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